miércoles, agosto 23, 2006

Numero_110_1

Año: 7 Numero 110 22 de Agosto del año del Señor 2006

«Si Hay Que Decidir Entre Mi Vida Y La Del Niño, No Dudéis; Elegid -Lo Exijo- La Suya. Salvadlo» * Santa Gianna Beretta

“Trabajar, Sufrir Y Morir Caballerescamente, Y No Como Un Burgués En La Propia Cama. He Ahí: Recibir Una Bala En La Cabeza, Para Sellar El Propio Amor A La Inmaculada. Derramar Valientemente La Sangre Hasta La Última Gota, Para Acelerar La Conquista De Todo El Mundo Para Ella”

San Maximiliano Kolbe

Sumario

Editorial

Dos Santos, Un Mismo Anhelo: La Santidad De Todas Las Almas

Pág. III

Todavía No Se Resolvió El Problema Del Desempleo

Reflexión del arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer

Pág. V

Carta De Mons. Martini Al Presidente Del Senado De La Nación

Pág. VII

Educación Y Santidad

R. P. Marcos Pizzariello SJ

Pág. IX

REVISTA

“El Caballero De Nuestra Señora”

Fundada Por El Padre Carlos Alberto Lojoya

En El Año 1984,

Como Boletín Parroquial De

Nuestra Señora De La Visitación De Buenos Aires.

Reeditada el 4 de Agosto de 2000

Por Correo Electrónico

Para Continuar Difundiendo

Lo Bello, Lo Bueno Y Lo Verdadero

Para Mayor Gloria De Dios

Y Salvación De Las Almas.

Director y Responsable:

Marcelo E. Grecco

E-mail: c_senora@yahoo.com

Editorial:

Dos Santos, Un Mismo Anhelo: La Santidad De Todas Las Almas

Quería compartir con ustedes, queridos lectores, unas reflexiones sobre la vida de dos santos que, a pesar de vivir en épocas muy distintas tienen en si mucho en común. Y quiero hacerlo porque tengo la sensación de que, las mas de las veces, nos quedamos en algún hecho importante de su vida, dejando de lado el resto; nos quedamos en la orillita sin ver las profundidades de esos seres que han aceptado la vocación que todos tenemos. Al quedarnos en la orilla perdemos la enorme riqueza que ellos han legado a la Iglesia y que esta quiere mostrarnos cuando promueve su devoción.

Los santos no son modelos en sí mismos, sino que han imitado al Divino modelo, Cristo, por ello en sus vidas encontramos muchas virtudes que los asemejan.

Ciertamente al contemplar a Maximiliano Kolbe y a Ramón Nonato encontramos muchas coincidencias: ambos devotos de María desde su más tierna infancia; ambos con un fuerte amor a la Eucaristía; ambos Sacerdotes; ambos Caballeros de la Verdad y de la Virgen; ambos con ardor misionero; ambos perseguidos, uno llegando a la entrega de la vida, el otro sufriendo en la propia carne los dolores de la persecución y la tortura.

Al pensar en San Ramón, solemos recordar los hechos milagrosos de su nacimiento, que llevaron a agregar el “Nonato”, que indica que Ramón no ha nacido de forma natural, que no ha sido “parido” por su madre, quien había fallecido veinticuatro horas antes de su nacimiento y cuyo vientre fue abierto por un cazador, de quien nuestro santo llevará su nombre, con su cuchillo. Siempre el hecho de un nacimiento y el misterio de la vida, que en el se encierra, es sorprendente y milagroso. Pero, sin duda, para aquel tiempo, donde no existían los medios que hoy tiene la ciencia medica, lo hace más deslumbrante y sorprendente. Muchos de sus devotos son los que recuerdan este hecho, pero pocos los otros que llevaron sin duda a Ramón al camino de Santidad y que viviendo heroicamente sus virtudes movieron a los pastores de la Iglesia a proponerlo como modelo de imitación del Divino Modelo.

Pocos conocen al niño y joven que mantenían largos coloquios con la Virgen, encontrando en esa devoción el calor maternal que su madre terrena no había podido dar. Pocos conocen al joven obediente que a pesar de arder de ganas de ser sacerdote, supo aceptar pacientemente la bendición de su padre, que llegaría en el momento oportuno, justo cuando él fue cautivado por Cristo a través de San Pedro Nolasco quien le proponía ¡Redimir a los cautivos!

Un anhelo que no puede mirarse con los ojos horizontalistas del progresismo, ni con la mirada marxista de la teología de la liberación. Este anhelo hay que contemplarlo con los ojos de los cristianos que ven en ello no solo la posibilidad de liberar a los cautivos por los moros, sino además de liberar a todos de toda falsa doctrina que no fuera la de Cristo, anhelo de liberar por Cristo, para Cristo y en Cristo a todas las almas.

Este anhelo lo llevaba a la búsqueda incansable de oro con el solo objetivo de liberar a los cautivos y cuando este era escaso él mismo era el precio por la libertad de aquellos.

No buscaba agradar a los moros, ni coqueteaba con ellos, sin embargo su conducta influyo en muchos de los infieles logrando la conversión de ellos. Para frenarlo fue torturado públicamente, azotado y hasta un hierro candente atravesó sus labios y un candado fue puesto en su boca. Lejos de acallarlo, él seguía predicando, no tenía miedo a los que mataban el cuerpo.

Pocos conocen al que no quería para sí el cardenalato y que por obediencia lo acepto, al que dejo por obediencia la tierra de cautivos y marcho a Roma donde el Papa lo llamaba pero nunca llego porque murió en el camino. Pocos conocen que sus restos fueron llevados por una mula ciega hasta la ermita de su juventud, donde tantos encuentros tuvo con la Virgen. ¡Cuanta grandeza desconocida! ¡Cuantas virtudes para imitar!

El nombre de San Maximiliano Kolbe, se relaciona casi siempre a su martirio en aquel campo del horror que fue Auschwitz, que nada tiene que envidiar a los peores campos marxistas. En aquel lugar el Padre Kolbe ofrendó su vida por sus hermanos en claro testimonio de su fe. Muchos conocen al martir que ofrece su vida, pero pocos conocen como fue preparándose para su entrega.

Lo primero que debemos decir, en honor a la verdad, que los primeros que incentivaron al santo a ser santo son sus padres, una vez mas debemos marcar la importancia que el hogar católico sea escuela de santidad, que los padres sean verdaderos «sastres de Dios»1.

Pocos conocen al niño Raimundo, luego Maximiliano, que también, como Ramón, tendría muchos coloquios con su Madre del Cielo, y fue Ella quien alguna vez se le apareció (según ha contado su madre días después de su muerte) y le ofreció dos coronas que él acepto, una blanca y una roja. La blanca era la de la pureza, la roja del martirio.

Pocos conocen al fundador de la Milicia de la Inmaculada, que promovía el amor y el servicio a la Inmaculada y con el propósito de ganar almas para Ella. Pocos conocen al periodista católico que anhelaba “forrar el mundo entero con papel impreso para devolver a las almas la alegría de vivir” para lo cual había que “llevar a la Inmaculada a las casas, para que las almas, acercándose a María reciban la gracia de la conversión”, por ello funda “El Caballero de la Inmaculada”2, queriendo que con cada uno de los millones de números vaya una oración y preparando cada numero de “rodillas”.

“¡Nada para sí, todo para la Inmaculada!” repetía una y otra vez el Padre Maximiliano y animaba a los jóvenes a ser santos, porque “no es un lujo, sino un deber”. Pocos conocen, como San Maximiliano, la formula de la santidad, él la enseñaba: v=V=S (mi voluntad sea hacer la Voluntad de Dios, es igual a ser santo). Hay que ser santo enseñaba y hay que hacer todo “no solo para la mayor gloria de Dios, sino para la máxima gloria de Dios”.

Pocos conocen al fundador de la ciudad de la Inmaculada en Polonia y en Japón donde marcho como misionero. Pocos conocen al que a pesar de las noticias desgarradoras de la inminente guerra no se asustaba, sino que animaba a “trabajar, sufrir y morir caballerescamente, y no como un burgués en la propia cama. He ahí: recibir una bala en la cabeza, para sellar el propio amor a la Inmaculada. Derramar valientemente la sangre hasta la última gota, para acelerar la conquista de todo el mundo para Ella”.

Pocos conocen al que supo levantar la cabeza y brindar la ayuda a pesar de que la ciudad de la Inmaculada había sido destruida “la Inmaculada nos lo dio, Ella nos lo quitó sabrá porque”. Pocos conocen al prisionero que animaba con cantos y oraciones a sus compañeros, aún en el peor momento. Si Maximiliano Kolbe fue capaz de entregarse por otro y de proclamar que el motivo por el cual debía ser acribillado era su “Sacerdocio Católico” no fue algo improvisado, sino algo que preparo a lo largo de su vida.

Dos hombres que en siglos muy distintos imitaron hasta el heroísmo a Cristo, amando profundamente a las almas y dando todo por su salvación. Que podamos imitar a estos modelos de imitación del Divino Modelo

Supla la Gracia la deficiencia de la pluma

Marcelo Eduardo Grecco

Versailles, junto a la Virgen de la Salud

21 de Agosto de 2006

Fiesta de San Pío X

Todavía No Se Resolvió El Problema Del Desempleo

Reflexión del arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en el programa “Claves para un mundo mejor”, en su emisión del sábado 5 de agosto de 2006

Mis queridos amigos estamos muy cerca del 7 de agosto que, como saben, es la fiesta litúrgica de San Cayetano. Es un día que, en la Argentina, muy bien puede ser considerado como el Día del Trabajo.

Ese día veremos multitudes de personas que se dirigen a los grandes santuarios, a las parroquias y a las capillas donde haya una imagen del Santo de la Providencia, del Pan y del Trabajo, para implorar por su intercesión ese gran bien humano que es la posibilidad de trabajar.

También debemos decir que hay muchos que concurren para dar gracias por haberlo obtenido o piden poder conservarlo, ya que es un medio fundamental para la vida de la persona y de la familia.

La problemática del trabajo es abordada muchas veces sólo desde una perspectiva eficientista. Se considera el trabajo en su dimensión objetiva, como el conjunto de recursos, técnicas y posibilidades en orden a la producción, y como un factor de la vida económica; se descuida, en cambio, el aspecto subjetivo del trabajo, aspecto en el cual insiste precisamente la Doctrina Social de la Iglesia.

Esta dimensión subjetiva enfoca el trabajo como acción personal, como una realidad fundamental para la persona; como un deber, pero, ante todo, como una vocación y como un derecho.

Nosotros hemos sufrido en la Argentina, con gravedad inusitada un problema que todavía no se ha resuelto del todo: el de las altas tasas de desempleo. Es cierto que ha mejorado algo la situación, pero todavía se percibe la angustia de buena parte de nuestro pueblo, porque no se encuentra seguro de su situación laboral.

La persistencia de altas tasas de desempleo provoca daños personales y sociales enormes.

En primer lugar hay que decir que se va perdiendo el sentido del trabajo. La persona que queda eliminada del proceso de la producción económica y ya no puede participar en este aspecto importante de la vida comunitaria se siente marginada, con la secuela comprobada de daños psicológicos personales y sociales muy serios.

También podemos decir que se pierde el sentido del trabajo en la medida en que se debilitan los hábitos laborales y las ganas de trabajar van siendo neutralizadas por los paliativos que se adoptan como medidas necesarias pero que, si no favorecen una capacitación ulterior para mejorar las habilidades y aprovechar luego las nuevas fuentes de trabajo, dejan a la persona en un estado de inferioridad cultural, de dependencia, que facilita su manipulación.

Hay un hecho que resulta particularmente dramático: tantos profesionales jóvenes, recién recibidos, que no encuentran la manera de insertarse en el mundo laboral y por eso son víctimas de una frustración temprana. Este mal comienzo pone en riesgo el futuro de esta generación.

Cuando hablamos acerca del problema de la desocupación solemos apuntar al papel que corresponde al Estado en su deber de promover políticas activas de empleo. Es verdad, le cabe una responsabilidad muy grande de incentivar al mundo productivo a la creación de fuentes de trabajo. Según la Doctrina Social de la Iglesia, el deber del Estado no consiste tanto en asegurar directamente el derecho al trabajo de todos los ciudadanos regimentando la vida económica, sino más bien en crear las condiciones que aseguren las ocasiones de empleo y para ello apoyar la actividad de las empresas y suscitar las iniciativas que pueden surgir de la vida de la sociedad. Pensemos en las pequeñas y medianas empresas, que han sido tradicionalmente en la Argentina importantes factores en la creación de empleo.

Hoy invocamos la intercesión de San Cayetano y pedimos al Dios providente que nuestro pueblo pueda experimentar en plenitud los beneficios del trabajo, fuente de prosperidad, de estabilidad familiar y de amistad social.

Carta De Mons. Martini Al Presidente Del Senado De La Nación

San Justo, 7 de agosto de 2006

Al Señor
Vicepresidente de la Nación Argentina
DON DANIEL SCIOLI
Presidente del Senado de la Nación

Estimado Señor:

Reciba mis cordiales saludos y deseos de Paz y Bien en Jesucristo, Señor de la Historia; que solicito extienda al resto de los integrantes del Honorable Senado de la República, enviándoles copia de la presente.

Con la confianza en su gestión al servicio de la Patria y de los grandes valores que le dan verdadero sustento, como ciudadano y también como Obispo de esta Diócesis de San Justo (La Matanza), me dirijo a Ud. y a todos los Señores Senadores de la Nación para que tengan en cuenta estas consideraciones, ante el avasallamiento de la dignidad de la persona humana, concretada en diversas cuestiones que son de dominio público, todo ello para bien de la Patria.

Aún no se ha acallado la conmoción de la opinión pública, frente al caso de una menor de edad discapacitada, que fuera víctima de un abuso, del cual quedó encinta. Muchas voces se alzaron pidiendo la condena a muerte de la persona por nacer, víctima inocente también del mismo abusador. Entre dichas voces carentes de la más mínima piedad, se destacaron -paradójicamente-, las del ministro nacional encargado de la salud pública, las de una integrante de la máxima instancia judicial, y la del gobernador de la provincia donde sucedieron los hechos. Un fallo inicuo, basado en las tesis eugenésicas de los años veinte -precursoras del nacionalsocialismo-, condenó a muerte al inocente. La cordura de los médicos puso las cosas en su lugar: se negaron a actuar como verdugos de la pena capital.

Por declaraciones periodísticas, se supo que la familia no pensaba dar en adopción a la criatura luego de nacer, aceptaron de buen grado criarla, su desesperación había sido por motivos económicos. ¿Acaso no hubiera sido más justo y razonable, buscar desde el comienzo una solución acorde con la dignidad humana?. Mientras el gobernador bramaba la muerte de la persona por nacer, ¿no se le ocurrió pensar en cumplir las mínimas obligaciones que su cargo importa: posibilitar la vida, alimentación y crianza de todos los bonaerenses?.

Entre los que -como si estuvieran en el circo romano-, le "bajaron el pulgar" a este niño inocente, hay varios legisladores nacionales, diputados y senadores. Todos han agraviado al pueblo argentino. Ninguno le ha pedido perdón, ni tan siquiera a los familiares de la persona por nacer. En lugar de ello, han profundizado el agravio al pueblo argentino, al solicitar la destitución de la valiente Sra. Juez, Dra. Inés Siro, quien basada en razones estrictamente jurídicas -como surge de la simple lectura de su resolución-, salvó la vida de una criatura inocente. Pura hipocresía que no puede ocultar, el refinamiento con que se la planteó. Tal es el desprecio que algunos hombres -mujeres y varones- públicos sienten, por la vida y la dignidad de sus conciudadanos. Desde luego, quienes actúan de ese modo, no pueden pretender representar a nuestro pueblo; salvo un uso fraudulento de los mecanismos políticos vigentes.

Ese Honorable Senado tiene en avanzado estudio, un proyecto en revisión, originado en la Cámara Baja, que pretende autorizar las mutilaciones irreversibles, sin indicación médica, sólo como método de control natal, en forma gratuita y obligatoria, para todo el sistema sanitario, sea público, privado o mixto. ¿Será para complacer los condicionamiento de los organismos financieros internacionales, como es el caso de tantos países de nuestra América Latina?. La República Argentina es un país despoblado, y en vías de envejecimiento poblacional. ¿Se pensará revertir ambos males esterilizando a la población?. Ese no es el camino idóneo. Hay alternativas respetuosas de la dignidad humana, para quienes deban posponer un nuevo nacimiento: los métodos naturales de conocimiento de la fertilidad. Las mutilaciones no son necesarias, excepto para los intereses foráneos de mantenernos como una Nación despoblada, incapaz de explotar sus riquezas naturales.

La Honorable Cámara de Diputados, tiene en estudio un proyecto de entrega gratuita de las llamadas -fraudulentamente-, "píldoras de anticoncepción de emergencia". La Corte Suprema de Justicia de la Nación, prohibió tales elementos abortivos, en el señero caso "Portal de Belén". Los fabricantes extranjeros, titulares de las todas las patentes de las fabricadas en el país, reconocen que modifica el endometrio, impidiendo la anidación del ser humano con pocos días de vida, en el útero materno. Los prospectos argentinos están obligados por ley, a dar esa información esencial a las usuarias. Sin embargo, las autoridades del Ministerio de Salud obligaron a los laboratorios a ocultar ese efecto antiimplantatorio en los prospectos que circulan en el país. Por tal acción delictiva, en diversas causas penales están imputados y/o procesados, diversos funcionarios del gobierno nacional, y responsables de laboratorios. El proyecto de ley, en lugar de ser archivado, avanza en su tratamiento legislativo.

Estamos a poco más de un año de una nueva compulsa electoral, donde se elegirán las máximas autoridades. Ocupando sendas bancas en el Senado de la Nación, están la esposa y la hermana del Sr. Presidente de la República. A su vez, él tiene la facultad constitucional de promulgar o vetar las leyes que sancione el Congreso de la Nación. Sin duda, estos meses serán una buena comprobación, del pensamiento real de los futuros candidatos. Como parte de mi servicio pastoral, informaré debidamente a los fieles de la diócesis de San Justo, para que -llegado el momento-, puedan ejercer responsable y libremente su derecho al voto.

Señor Presidente, que siempre tengamos pasión por el Bien Común, que es el bien de todas las personas, desde el momento mismo de la concepción, hasta su muerte natural.

Reciba mi abrazo hecho bendición y oración en Cristo que es la Vida.

¡DIOS ES AMOR!

Mons. Baldomero Carlos Martín,

obispo de San Justo

Educación Y Santidad

R. P. Marcos Pizzariello SJ

Enrique Joly (Psicología de los santos), buscando una definición de la verdadera santidad, después de haber examinado numerosos modelos concretos de santidad, llegó a formular la siguiente definición: 'La santidad consiste en amar a Dios heroicamente.'

Es interesante relacionar esta definición con el fin de la educación cristiana y con la causa ejemplar de la misma.

Si partimos de la cosmovisión católica, hemos de admitir que la causa final de la educación es la gloria divina y la causa ejemplar es Cristo Jesús, arquetipo de toda perfección.

Ahora bien, imitar a Jesucristo significa amar a Dios heroicamente.

No hemos de educar a los jóvenes para el éxito sino para el heroísmo, porque la finalidad de la vida humana no es otra cosa que la gloria divina.

Una buena educación no debe preparara los jóvenes a labrarse una fortuna. Es un peligro de gran actualidad el considerar así la vida y estimar una situación por el caudal de la cuenta corriente que se tiene en el banco.

Ganas tanto al mes: ese es el argumento decisivo para el vulgo. Se ha dicho que ciertos jóvenes deben tener, sin duda, una máquina de calcular en lugar del corazón.

La santidad, como meta de la educación, la ha de tener constantemente ante sus ojos todo educador cristiano, y ha de procurar por consiguiente no sólo instruir a su educando sino educarlo en Cristo, para Cristo y con Cristo.

Para amor a Dios heroicamente, primero tenemos que conocerlo y luego adherir incondicionalmente nuestro corazón a Él.

Educar para el heroísmo es educar para la santidad en sentido cristiano. Y educar para la santidad significa procurar que el educando logre los hábitos perfectos, de acuerdo al ejemplar supremo de perfección: Cristo Jesús. Esto equivale a decir que se ha de vivir de acuerdo al Evangelio, de acuerdo al Sermón de la montaña. Sí, vivir de acuerdo a la fe.

Tarea ardua, ciertamente, porque la juventud es terreno apto pero difícil para la santidad. Un gran filósofo, profundo conocedor del hombre y de la juventud, escribió de ella: “Nuestra juventud prefiere ahora el lujo y la molicie, Tiene modales chabacanos y desprecio la autoridad, Ha perdido el respeto por los mayores, prefiere parlotear, divertirse, antes que dedicarse al honrado esfuerzo del trabajo. Los jóvenes de ahora contradicen a sus padres, comen sin urbanidad, y tiranizan a sus profesores.”

. ¿De quién son estas palabras?¿De algún autor famoso contemporáneo? Nada de eso. Son palabras de Sócrates en el siglo V antes de Cristo.

En la juventud actual hay algo que siempre es antiguo y que no se diferencia en nada de lo del joven de hace 2400 años, aunque el mundo juvenil vaya expresando esa realidad perenne de un modo totalmente nuevo en cada época.

Pero a ese joven así descrito hay que santificarlo. Todo es posible con la gracia divina; y el ejemplo de jóvenes santos de todos las épocas demuestra que la santidad no está agotada, ni se puede agotar por razones circunstanciales.