miércoles, septiembre 27, 2006

EDUCACIÓN SEXUAL: TOTALITARIA IMPOSICIÓN ESTATAL

NOTIVIDA, Año VI, nº 391, 24 de septiembre de 2006

EDUCACIÓN SEXUAL: TOTALITARIA IMPOSICIÓN ESTATAL

Asumiendo la responsabilidad de anunciar el Evangelio de la Vida, el Obispo de San Justo, Mons. Baldomero Martini, envió otra carta al presidente del Senado. En la misiva que le mandó a Scioli el 18 de septiembre último, el prelado describió sin eufemismos las preocupaciones y expectativas que genera el proyecto de educación sexual aprobado por la Cámara de Diputados. Entre otras cosas la nota dice: “la enseñanza de la sexualidad humana no puede realizarse fuera del horizonte del matrimonio y la familia”.

Mons. Martini le recordó además a los senadores que “los progenitores tienen el derecho humano básico de escoger la educación que habrá de darse a sus hijos; este derecho queda enfatizado en las cuestiones religiosas y morales, las que el Estado debe garantizar que se desarrollen conforme las convicciones de los padres, y no según la ideología del gobernante de turno. Dicho de otro modo, en estas cuestiones el Estado tiene una función subsidiaria, debiendo acatar las decisiones de quienes legítimamente ejercen la patria potestad. La razón es por demás obvia: el Estado no engendra, ni viste, ni alimenta niños, mal podría pretender educarlos en el sentido pleno de la palabra…”

Entre la mucha legislación vigente que reconoce los derechos de los padres que el obispo citó, destacó la ley 23.849 –de rango constitucional- que textualmente dice: "las cuestiones vinculadas con la planificación familiar atañen a los padres de manera indelegable de acuerdo a principios éticos y morales. Esa legislación deviene en inconstitucional “la imposición totalitaria estatal, de un modelo único en la materia; al cual deberían someterse todos los educandos, al margen de las convicciones de quienes ejercen la patria potestad. Para no ser inconstitucional, la ley debería flexibilizar suficientemente este aspecto; respetando la libertad de los padres, en lugar de vulnerarla de modo tan brutal. Desde luego que esto resulta inadmisible en una sociedad pluralista, excepto que el pluralismo se reduzca a un mero slogan publicitario, para tranquilizar incautos. Entiendo que no es esa la postura, de ese Honorable Senado de la Nación. Pero sería fundamental, que lo demuestre con hechos concretos, en los proyectos de ley bajo su jurisdicción”.

Señala más adelante “no podemos dejar de lado la triste realidad, de la patente ineficacia estatal para una mínima alfabetización. Si el Estado no es capaz de enseñar a leer, escribir, sumar y restar, ¿cómo podríamos confiarle sin ningún recaudo, la educación en la sexualidad, de las futuras generaciones de argentinos?. Sería un notable desatino. Un mínimo de sensibilidad y de sentido común sería suficiente, para que los Señores Senadores no se hagan cómplices de ello…”

Finalmente Mons. Martini exhortó al Senado a asumir plenamente el rol de cámara “revisora” que en esta ocasión le cabe. “El proyecto está en revisión, de modo que es la oportunidad para corregir los defectos del articulado -e incluso de enfoque-, del proyecto de ley mencionado. Esto además, daría un cierto alivio a la opinión pública, muy alarmada por el creciente avance del Poder Ejecutivo por sobre los otros Poderes, en especial sobre el Congreso de la Nación. Sin duda, una revisión concienzuda y amplia del articulado, implicaría que no se trata del ciego acatamiento, de una orden "secreta" bajada de la Presidencia de la Nación… Esta triste impresión ha sido impresa en el imaginario colectivo, por determinadas iniciativas, que habían sido criticadas unánimemente en los ámbitos académicos y científicos, pero que -lamentablemente-, fueron aprobadas acríticamente por ciertas mayorías parlamentarias circunstanciales. Naturalmente, el esfuerzo sincero y eficaz de los legisladores, en una revisión minuciosa del proyecto, adaptándolo plenamente a las normas constitucionales vigentes, y en el máximo respeto a las convicciones y derechos de los padres, ayudaría a comenzar a revertir la negativa imagen pública del Congreso Nacional. Y, por el contrario, una aprobación sin cambios, no haría más que confirmar las suspicacias del ciudadano común…” FIN

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NOTIVIDA, Año VI, nº 391, 24 de septiembre de 2006

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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