lunes, noviembre 20, 2006

EL 20 DE NOVIEMBRE Testamentos.J.A. y Franco.

EL 20 DE NOVIEMBRE: Dos testamentos para no Olvidar.

1º. JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA SANCHEZ DE HEREDIA . ( 1903- 1936 ) Fusilado en Alicante por los Rojos.

2º. FRANCISCO PAULINO HERMEGILDO TEÓDULO FRANCO Y BAAMONDE (1892- 1975. ) *

“ Condenado ayer a muerte, pido a Dios que si todavía no me exime de llegar a ese trance me conserve hasta el fin la decorosa conformidad con que lo proveo y, al juzgar mi alma, no le aplique la medida de mis merecimientos, sino la de su infinita misericordia.

“Me acomete el escrúpulo de si será vanidad y exceso de apego a las cosas de la tierra el querer dejar en esta coyuntura cuentas sobre algunos de mis actos; pero como, por otra parte, he arrastrado la fe de muchos camaradas míos en medida muy superior a mi propio valer ( demasiado bien conocido de mí , hasta el punto de dictarme este frase con la más sencilla y contrita sinceridad ), y como incluso he movido a innumerables de ellos a arrostrar riesgos y responsabi9lidades enormes, me parecería desconsiderada ingratitud alejarme añejarme de todos sin ningún género de explicación.

“ No es menester que repita ahora que tantas veces ha dicho y escrito acerca de los que los fundadores de Falange Española intentábamos que fuese. Me asombra que, aún, después de tres años, la inmensa mayoría de nuestros compatriotas persistan en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos y hasta sin haber procurado ni aceptado la más mínima información. Si la Falange se consolida en cosa duradera, espero que todos perciban el dolor de que se haya vertido tanta sangre por no habérsenos abierto una brecha de serena atención entre la saña de un lado y la antipatía del otro..Que esa sangre vertida me perdone la parte que he tenido en provocarla, y que los camaradas que me precedieron en el sacrificio me acojan como el último de ellos.

“ Ayer, por última vez explique al tribunal que me juzgaba lo que es la Falange. Como en tantas ocasiones, repasé, aduje los viejos textos de nuestra doctrina familiar. Una vez más observé que muchísimas caras, al principio hostiles , se iluminaron, primero con el asombro y luego con la simpatía. En sus rasgos me parecía leer esta frase: “ ¡ Sí hubiésemos sabido que era esto, no estaríamos aquí !“. Y, ciertamente, no hubiéramos estado allí ; ni yo antes un tribunal popular, ni otros matándose por los campos de España.

No era sin embargo, la hora de evitar esto, y yo me limité a retribuir la lealtad y la valentía ganada por ellos la atención respetuosa de sus enemigos.

“ A eso tendí, y a no granjearme con gallardía de oropel la póstuma reputación del héroe. Me hice responsable de todo ni me ajuste a ninguna otra variante del patrón romántico. Me defendí con los mejores recursos de mi oficio de abogado, tan profundamente querido y cultivado con tanta asiduidad. Quizá no falten comentarios póstumos que me afeen por no haber preferido la fanfarronada. Allá cada cual. Para mí , aparte de no ser primer actor en cuanto ocurre, hubiera sido monstruoso y falso entragar sin defensa una vida que aún pudiera ser útil y que no me concedió Dios para que la quemara en holocausto a la vanidad como un castillo de fuego artificiales.. Además que si hubiera descendido a ningún ardid reprochable ni a nadie comprometía con mi defensa, y sí, en cambio cooperaba a la de mis hermanos Margot y Miguel, procesados conmigo y amenazados de penas gravísimas. Pero como el deber de defensa me aconsejó, no sólo ciertos silencios, sino ciertas acusaciones fundadas en sospechas de habérseme aislado adrede en medio de una región que a tal fin se mantuvo sumisa, declaro que esa sospecha no está, ni mucho menos, comprobada por mí, y que si pudo sinceramente alimentarla en mi espíritu la avidez de explicaciones exasperadas por la soledad, ahora , ante la muerte, no puede ni debe ser mantenida.

“ Otro extremo me queda por rectificar. El aislamiento absoluto de toda comunicación en que vivo después de iniciarse los sucesos sólo fue roto por un periodista norteamericano que, con permiso de las autoridades de aquí, me pidió unas declaraciones a primero de octubre. Hasta que hace cinco o seis días, conocí el sumario instruido contra mí , no he tenido noticias de las declaraciones que se me achacaban, porque ni los periódicos que las trajeron ni ningún otro me eran asequibles. Al leerlas ahora, declaro que entra los distintos párrafos que se han dado como míos, desigualmente fieles en la interpretación de mi pensamiento, hay uno que rechazo del todo : el que afea a mis camaradas de Falange el cooperar en el movimiento insurreccional con “ mercenarios traídos desde afuera “. Jamás he dicho algo semejante, y ayer lo declare rotundamente ante el Tribunal, aunque el declararlo no me favoreciese.

Yo no puede injuriar a unas fuerzas militares que han prestado a España en Africa heroicos servicios. Ni puedo desde aquí lanzar reproches a unos camaradas que ignoro si están ahora sabia o erróneamente dirigidos, pero que a buen seguro tratan de interpretar de la mejor fe, pese a la incomunicación que nos separa, mis consignas y doctrinas de siempre. Dios haga que su ardorosa ingenuidad no sea aprovechada en otro servicio que el de la gran España que sueña falange.

“ Ojalá fuera la mía la última sangre que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrará ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia.

“ Creo que nada más me importa decir respecto a mi vida pública. En cuanto a mi próxima muerte, la espero sin jactancia , porque nunca es alegre morir a mi edad, pero sin protesta. Acéptela Dios Nuestro Señor en lo que tenga de sacrificio para compensar en parte lo que ha habido de egoísta y vanos en mucho de mi vida.

ESPAÑOLES:

“Al llegar para mi la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable Juicio, pido a Dios que me acoja benigno a Su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a todos a cuantos se declararon mis enemigos , sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquéllos que lo fueron de España a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo. Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre.

“ Por el amor que siento por nuestra Patria, os pido que perseveréis en la unidad y mla paz y que rodeéis al futuro Rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mi me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido.

“ No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal.

“ No dejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo.

“Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la Patria.

Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de >Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos, por última vez, en los umbrales de la muerte:

¡ ARRIBA ESPAÑA !. ¡ VIVA ESPAÑA !

Francisco Franco.

Madrid, 20 de noviembre de 1975..

*En 1954, visité por primera vez la tumba de José Antonio, en El Escorial ; el 20 de noviembre. Allí vi por primera vez a Franco, pasar por el Patio de los Reyes con toda la Falange formada, cantado el himno “ Cara al Sol “, la segunda vez en el Desfile de la Victoria , el 18 de Julio en la Avenida La Castellana y la tercera vez al cumplirse los 700 años de la Universidad de Salamanca, junto al monumento de Fray Luis de León. Posteriormente, ya en el Valle de los Caídos, las Tumbas de ambos , delante y detrás del altar simplemente dos lápidas : José Antonio y Francisco Franco.” El “Caudillo “ falleció en la Ciudad Sanitaria de la Paz, en el segundo piso, En el cuarto, quinto y sexto pisos eran Profesores de Cirugía, mi queridos amigos, recibidos y Diplomado en Cirugía de Urgencia junto conmigo en la 1ra. Cátedra de de Cirugía de Madrid: Prof. Santiago Fernando de Lis, Emilio Soleto (f.) y Agustín Granados-EL DIRECTOR.