sábado, noviembre 11, 2006

El Papa cuestionó el aborto, el divorcio y la unión gay

Benedicto XVI advirtió sobre una "profunda crisis" que deriva en un "proceso de descristianización" de la sociedad, sobre todo en Europa occidental

(EFE).- El papa Benedicto XVI cree que el matrimonio y la familia están en "una crisis profunda" y que la sociedad europea vive un proceso de "descristianización".

Según el Papa, este proceso se refleja en el aumento de los divorcios, las interrupciones voluntarias del embarazo y en los matrimonios homosexuales.

Benedicto XVI expresó esas opiniones en un discurso dirigido a los obispos de Suiza, que recibió hoy en visita "ad limina", es decir la que cada cinco años realizan los prelados de cada país al Papa y en la que tratan aspectos de la religión católica y cuestiones nacionales.

En la intervención, Joseph Ratzinger arremetió, como ha hecho en varias ocasiones durante su algo más de año y medio de pontificado, contra el relativismo y la secularización que, a su juicio, empañan la sociedad europea.

"La Iglesia en vuestro país hace frente a desafíos ligados a la situación cultural y pastoral que es en gran parte la de toda Europa occidental", dijo.

Añadió que "el progreso de la secularización y el relativismo entraña no sólo una disminución de la frecuencia de los sacramentos", entre los que citó la misa dominical, "sino también la puesta en duda de los valores morales propuestos por la Iglesia".

"Pienso en particular -subrayó- en la crisis profunda de la institución del matrimonio y de la familia, de un creciente número de divorcios y abortos y en la posibilidad de las uniones entre personas del mismo sexo: todo ello constituye un signo evidente de 'descristianización'".

Para Ratzinger, muchas personas "viven como si no existiera Dios", por lo que aseguró que "en una sociedad así" la voz de los obispos de la Iglesia Católica es "más necesaria que nunca".

Benedicto XVI reconoció que "incluso entre católicos practicantes se nota un debilitamiento de la fe" y estimó que para los obispos debe ser "una experiencia dolorosa ver a fieles, y desgraciadamente en algunos casos hasta a sacerdotes, que ponen en duda los puntos de la doctrina y de la disciplina de la Iglesia".

"Algunos se arrogan incluso el derecho de elegir, en materia de fe, las enseñanzas que, según ellos, son admisibles y aquellas que pueden ser rechazadas", dijo el Papa, que animó a los obispos para que "inviten" a los fieles "a aceptar plenamente la enseñanza de la Iglesia".

El máximo jefe de la Iglesia Católica expresó que la preocupación por "la disminución del número de sacerdotes" ha llevado a muchos religiosos a pedir la colaboración de los fieles no ordenados, especialmente en Suiza.

"La importancia del papel de los laicos no debe, sin embargo, conducir a subestimar el ministerio absolutamente indispensable de los sacerdotes por la vía de la Iglesia, llamados a guiar el pueblo de Dios", recomendó Ratzinger, que después agradeció la cooperación de los laicos.