sábado, diciembre 16, 2006

Navidad en marcha

Aunque es noche cerrada de sombras y arreboles, marcharán por los montes

llevando sus ofrendas.

La estrella indoblegable marcará el derrotero, se unirán en el rezo,

se encontrarán las sendas.



Son pastores que parten de una tierra crujiente, cabrerizos que velan

los misterios del agro.

Son labriegos curtidos de antiguas cicatrices, pero presienten todos que ha nacido

el Milagro.



Está en la caravana el albarrán oscuro, con sus manos informes de vellón

y gramillas,

están las campesinas descifrando tañidos, los aldeanos que insisten en contar

maravillas.



Van al paso solemne que el desierto demarca, los Magos revestidos de augusta

agorería.

Un saber primordial les fue dado en herencia, al tiempo de la espera siguió

la epifanía.



Se ha sumado,cansina, la mula del arriero; la mugiente presencia de unas

vacas ajenas.

Pero el ángel se goza con aquellas visitas, preñadas de pobrezas, de fatigas

y penas.



Ni el furente de Herodes, ni su vara sangrienta, ni la gris peripecia entre

el llanto y la fiebre,

opacan la divina realeza del Niño, de José y de María en la luz

del pesebre.



Los profetas hablaron: el Verbo se hizo carne. Los hombres y las cosas

le rinden alabanza.

Llegan desde las cuatro trayectorias posibles, a refundar en ellos

la olvidada esperanza.



¿Estaremos nosotros, llegados de esta patria, que ha desterrado el nombre del

Nacido en Belén?

¿Estarán los que habitan las orillas de un suelo, en que mandan los ruines

y el honor es rehén?



¿Cómo irán los leales perseguidos sin pausa, los soldados cautivos,

los hogares vejados,

los que han matado impunes aún antes de que nazcan, cómo irán tan pequeños

y sus pies destrozados?



Espéranos, Señor, porque igual llegaremos, buscando entre las ruinas tu

cuna enamorada.

Tal vez tenga la marcha jirones de neblinas . Sabrás que somos tuyos por la

cruz y la espada.



Antonio Caponnetto