martes, febrero 13, 2007

ARGENTINA: REPUBLICA O REPUBLIQUETA. No somos una republiqueta, ni siquiera sabemos ¿ qué somos....?

AMIGOS DE LA LIBERTAD
- Instituciones perseguidas y castigadas, no hace falta nombrarlas, están en liquidación. Edificios y fábricas ocupados por intrusos. Policías diezmadas. Grupos armados que dominan lugares, rutas, propiedades, -por ahora con garrotes, mañana no sabemos. Acreedores del exterior con juicios multimillonarios en contra.Oficinas públicas que manipulan la información y que paralizaran la vida al corto plazo. Terroristas que España pide no se entregan. Combatientes con causas prescriptas de la década del 70 que se reclaman, entretienen a la plebe. Esta lista podría llegar a ser interminable. Lo de republiqueta es poco.
- Sin embargo,importantes intereses desconocidos pujan por apoderarse de empresas en el país. El dueño de Transener viaja con la comitiva presidencial y tiene abierta todas las puertas difíciles de abrir. Las tarifas siguen congeladas, los juicios aumentan,como las intenciones de
de abandonar empresas.
- Todos estos manejos, multiplicados, no encuentran explicaciones. No hay reuniones de Gabinete ni conferencias de prensa. Periodistas y medios comprados ejecutan los dictados del poder. Parientes de viejos terroristas y criminales contra la república viajan adosados a posibles candidatos y algunos dicen que la cartera de la primera dama cuesta 20.000 pero no reparan en que la bic que usa el presidente, haciendo economía cuesta cincuenta centavos y con ella se firman decenas de decretos de necesidad y urgencia o se hacen las cruces al lado de las notas en donde hay que poner cruces por sí o para no y hasta en alarde de producción con tan pocos centavos se corrige el equivocado índice de inflación en donde yerran cientos de empleados públicos. Al embajador de USA le reciben las cartas credenciales el señor Scioli..........
Basta por favor..............
¡¡¡Republiqueta es poco...!!!!
Uruguayos abstenerse.
El problema es mucho más grave y nadie atina con el diagnóstico. Nadie canta la justa verdad.
gm
-----------------------------------------
Publicada 12/02/07
Al inicio de la semana / Roberto Cachanosky
Argentina:
¿república o republiqueta?

A pesar de que el presidente argentino afirme que nuestro país no se rige con las reglas de una republiqueta, un examen detenido de nuestro sistema político hace surgir algunas dudas.

La semana pasada, el presidente Néstor Kirchner sostuvo, ante la visita de funcionarios del gobierno norteamericano, que la Argentina no era una republiqueta. Esta afirmación venía a cuento porque, según Kirchner, la Argentina no iba a dejarse presionar por el gobierno norteamericano para que un fondo de inversión comprara la empresa Transener. No es el objeto de esta de nota discutir si está bien o mal frenar la venta de Transener a Eaton Park. Lo que me interesa analizar es la expresión de Kirchner. ¿Somos o no una republiqueta? O, para ser más preciso, ¿somos o no una república?

Antes de empezar a escribir esta nota, busqué el significado de republiqueta en el diccionario de la Real Academia Española y en otros diccionarios online, pero no encontré una definición para esta palabra (si algún lector ha logrado encontrar una definición de republiqueta, le ruego me lo haga saber). De todas maneras, podemos asimilar la palabra republiqueta a un pequeño país gobernado por algún déspota ignorante, que se maneja en base a los impulsos de sus caprichos. Una republiqueta sería un país que hace una parodia de la república, es decir, hace como que tiene un gobierno limitado, con división de poderes que se controlan entre sí. Hace como que tiene un gobierno que publica sus actos en forma transparente y sin distorsionar la información. En una republiqueta no existen los valores que imperan en una república.

En este punto es importante distinguir entre democracia y república. La democracia es un mecanismo pacífico para cambiar los administradores de un país. Es lo que, en principio, le da legitimidad a la forma en la que el administrador llega al poder. La república es la forma de gobierno que adopta ese país, limitando, insisto, el poder del Estado para que éste no viole los derechos individuales. Un país en el que se respetan los derechos de propiedad, la libertad de expresión no tiene restricciones de ninguna clase, la información de los actos de gobierno tiene transparencia y es seria, los gobernantes no se colocan por encima del orden jurídico, sino que se subordinan a las leyes existentes y no tratan de manipularlas en beneficio propio.

Una democracia sin república inevitablemente deriva en un sistema autoritario de gobierno, porque siempre van a existir los enemigos de la libertad que van a aprovechar sus beneficios para destruirla. Los enemigos de la libertad usan sus reglas para llegar al poder y controlar el monopolio de la fuerza para destruir los derechos individuales una vez que tienen ese monopolio. El gran desafío de los pueblos es lograr defenderse de los enemigos de la libertad sin que, para defenderla, se deba recurrir a métodos que la anulan.

Los enemigos de la libertad también pueden intentar establecer un sistema autocrático mediante el uso de las armas y el terror, asesinando, secuestrando y robando. Si son derrotados en ese campo, a veces cambian su estrategia y optan por aprovecharse de los beneficios de la libertad para llegar al poder, como queda dicho en los párrafos anteriores. Es decir, cambian el uso de la fuerza y simulan querer incorporarse a los beneficios de una democracia republicana.

Para que en un país exista libertad en el más amplio sentido de la palabra y su pueblo pueda progresar disfrutando de una buena calidad de vida, es necesario que se junten la democracia con la república. Si a la democracia se la priva del contenido republicano queda perfectamente pavimentado el camino hacia la dictadura, la arbitrariedad en los actos de gobierno, la ausencia de una justicia independiente, la carencia de transparencia en los actos de gobierno, la manipulación de la información, la falta de otros poderes que controlen y limiten al Ejecutivo y la restricción a la libertad de palabra, de educación y de ejercer toda industria lícita. En definitiva, en una democracia sin república lo que tenemos es una republiqueta con un gobierno autocrático que puede violar los derechos individuales en diferentes grados, dependiendo de la paciencia que tenga la población frente al atropello de sus gobernantes y del grado de represión que los autócratas ejerzan sobre la población.

En una republiqueta, la ley está concentrada en el autócrata. Él puede decidir qué es legal y qué es ilegal de acuerdo a su conveniencia. Es más, al disponer de tal grado de arbitrariedad, puede llegar a decidir que las leyes tienen carácter retroactivo. Por ejemplo, alguien que actuó dentro del marco de la ley escrita puede ser sancionado por el gobierno autocrático de la republiqueta gracias a que en ese tipo de Estado las leyes pueden tener carácter retroactivo o incluso hasta pueden anularse, instrumento jurídico que no existe en las repúblicas, dado que en éstas las leyes se sancionan o se derogan, pero jamás se anulan.

En una republiqueta, los que controlan el poder pueden disponer de los fondos públicos sin rendir cuentas. Y pueden girarlos al exterior sin informar a los ciudadanos qué hicieron con sus dineros.

Los gobernantes de una republiqueta suelen viajar al exterior con fondos públicos para realizar giras sin ninguna utilidad para los ciudadanos y se hospedan, con sus comitivas, en los hoteles más caros, todo financiado por el súbdito contribuyente que debe pagar sus impuestos sin chistar. Porque en una republiqueta no hay ciudadanos, hay súbditos. Mientras estos viven como pueden, los gobernantes disfrutan de todas las comodidades y suelen obtener grandes fortunas aprovechándose del monopolio de la fuerza y la arbitrariedad que dicho monopolio les otorga.

En una republiqueta, los gobernantes cobran impuestos y no se manejan en base a un presupuesto votado por el Parlamento, sino que disponen de amplios poderes para asignar la plata de los contribuyentes de acuerdo a sus conveniencias políticas.

En una republiqueta, son escasos los verdaderos empresarios. Por el contrario, abundan los oportunistas que se acercan al autócrata para obtener beneficios derivados de las arbitrariedades del gobernante.

En una republiqueta, los funcionarios aduladores del autócrata pueden amenazar a la gente que produce para que venda sus productos a los precios que el burócrata dispone. Ese funcionario utiliza el monopolio de la fuerza para violar el derecho de propiedad en beneficio político del autócrata.

En una republiqueta, el autócrata grita, amenaza e inventa enemigos públicos internos y externos, todo para disimular su incapacidad para gobernar eficientemente y justificar sus arbitrariedades y la acumulación de poder.

En definitiva, una república no se construye declamándola, sino con actos de gobierno que se ajusten a las reglas de un sistema republicano.

En una república, los gobernantes adoptan políticas públicas de largo plazo en beneficio de los habitantes. En una republiqueta, las políticas públicas sólo tienen por objetivo concentrar cada vez más poder en el gobernante de turno.

En base a todo lo dicho, le dejo al lector la libertad de opinar si la Argentina es una república con mayúsculas o tiene las reglas de una republiqueta. © www.economiaparatodos.com.ar




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)