jueves, febrero 01, 2007

El verdadero ecumenismo.2

2. EL VERDADERO ECUMENISMO EN EL CONCILIO VATICANO II.-Por el Th. Dr. Alberto Caturelli. Edit. Gladius.

a) La recta doctrina.

Treinta y seis años más tarde, el 29 de noviembre de 1964 Pablo VI promulgó el decreto Unitates redintegratio sobre el ecumenismo. El fin del Concilio es “ promover la restauración de la unidad entre los cristianos “ puesto que es única la Iglesia fundada por cristo ; la actual división ( escándalo y obstáculo ) impresiona “ como si Cristo mismo estuviera dividido “. Según advertía PIO XI , todos, sin embargo anhelan la Iglesia única y visible.-Mortalium animos, nº 17,18,19.-

Primero debemos destacar la doctrina católica sobre el ecumenismo ; en segundo lugar la práctica del mismo y, en tercer término considerar las comunidades separadas de Roma.

En cuanto a la doctrina, es claro que la Iglesia Católica es la comunidad perfecta, cuya unidad y unicidad fue establecida por Cristo ( Jn. 17, 21 ) quien confió a los apóstoles el oficio de enseñar, regir y santificar; de entre ellos destacó a Pedro para cuidar su único rebaño. De esta y única Iglesia se han producido escisiones ; nacieron comunidades que aun se nutren de la fe en cristo y que, pese a la escisión tienen “ alguna comunión , aunque no perfecta, con la Iglesia Católica “ ; pese a las discrepancias graves en doctrina, en disciplina y estructura “ son reconocidos como hermanos en el Señor “-Unitatis redintegratio, I, nº 3.- Los hermanos separados “ no gozan de aquella unidad “ ; “ solamente por medio de la Iglesia Católica de Cristo […] puede conseguirse la plenitud total de los medios salvíficos “ ; el Señor entregó todos los bienes del Nuevo Testamento , “ a un solo Colegio apostólico “ que preside Pedro y constituyen un solo cuerpo.

Hoy, por inspiración del Espíritu Santo , existen intentos para “ llegar a aquella plenitud de unidad “ ; para ello se trata de eliminar juicios, palabras, actos no conformes a la condición de los “ hermanos separados “ y de procurar el diálogo “ entre peritos y técnicos “ ; todos “ examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo con relación a la Iglesia “ ( una y única ) que “ creemos subsiste indefectible en la Iglesia Católica “-Op.Cit. I,4.- Así “ guardando la unidad en lo necesario “ es menester que todos observen “ la debida libertad “ y “ practiquen en todo la caridad “ reconociendo que tesoros procedentes del patrimonio común, “ se encuentran en nuestros hermanos separados “.

En cuanto a la práctica del ecumenismo, dado que Cristo llama a la Iglesia peregrina a una perenne reforma, ésta tiene “ una extraordinaria importancia ecuménica “ cuyo camino es la conversión interior ; pedimos perdón por nuestros pecados y nos esforzamos por llevar una vida más pura convencidos que conversión y santidad son “ el alma de todo movimiento ecuménico “-Op.Cit. II.nnº 7 y 8.-

Aunque las oraciones comunes son medio eficaz, en cada caso “ la autoridad episcopal local ha de determinar el modo de obrar en concreto “ ; la formación de los sacerdotes adquiere gran importancia y la necesidad de exponer claramente toda la doctrina pues “ nada es tan ajeno al ecumenismo como el falso irenismo que pretendiera desvirtuar la pureza de la doctrina católica y oscurecer su genuino y verdadero sentido “.-Op.Cit. nº 9,10,11.-

En cuanto a las comunidades separadas de la sede Apostólica, debemos distinguir entre las escisiones de Oriente y de Occidente ( Reforma ).

Respecto a las iglesias de Oriente no hay que olvidar la antigua unión fraterna de fe y vida sacramental, el tesoro litúrgico y el acuerdo en temas dogmáticos ( Sma. Trinidad, Encarnación , Virgen Madre ) y apenas recordar “ la falta de comprensión y caridad “ que motivó las separaciones ; es aconsejable, por ello, alguna comunicación en funciones sagradas aprobándolo , como es lógico ,la autoridad eclesiástica “- Op. Cit., 3, nº 15.- ; por todo ello, el Concilio declara que todo aquel patrimonio “ pertenece a la plena catolicidad y apostolicidad de la Iglesia “ y cree que muchos orientales “ viven ya en comunión perfecta con los hermanos que practican la tradición occidental “ –Op.Cit. II, 17 in fine-.

En cambio en las comunidades occidentales ( además de las discrepancias esenciales[…] de interpretación de la verdad revelada.- Op. Cit., III, 19.-

A pesar de ellas, es posible un diálogo ecuménico en puntos básicos como la confesión de Cristo, la veneración de las Sagradas Escrituras, el sacramento del Bautismo , y surgen también dificultades grandes como la carencia del sacramento del Orden y la no conservación de “ la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico “.

Naturalmente, los fieles católicos tienen la obligación ( absteniéndose de toda ligereza o celo imprudente ) de que su acción ecuménica sea “ plena y sinceramente católica, es decir, fiel a la verdad recibida […] y conforme a la fe que siempre ha confesado la Iglesia Católica “. El Concilio se declara sabedor que el propósito de reconciliación “ en la unidad de la única Iglesia de Jesucristo excede las fuerzas y la capacidad humana.-Op.Cit. III, 24

b) Balance y rechazo del falso ecumenismo.

Detengámonos en las primeras palabras del texto del decreto : Unitates reditegracio; es decir, re-integración de la unidad de la verdadera y única Iglesia de Cristo ; redintegratio significa también renovación porque la Iglesia está en renovación permanente de lo invariable ; es acción de empezar de nuevo, de restablecimiento del Cuerpo ; el verbo reintegrare significa renovar lo mismo, restablecer la unidad.

Se trata de uno de los fines del Concilio: la reintegración de la unidad preexistente de la Iglesia vulnerada ( en la Iglesia peregrina ) por aquellos que se han separado de Ella. La doctrina se mantiene intacta : “ subsiste indefectible “ como dice el texto en la única Iglesia verdadera que es la comunidad perfecta. Sólo dejándose iluminar y guiar por la misma Iglesia indefectible y por Pedro y sus sucesores, es posible el diálogo ecuménico en la Caridad de Cristo. Sin la unidad y unicidad de la Iglesia Católica no es posible el ecumenismo verdadero y fecundo.

Lo contradictorio del ecumenismo auténtico es velar aquellos temas esenciales que pueden hacer más difícil el diálogo ; esto sería una falta de fe y de confianza ( una suerte de temeroso escepticismo ) que anula el ecumenismo y toda unitatis redintegratio.

También los opuestos al verdadero ecumenismo los “ acuerdos “ que sólo confunden y constituyen “ compromisos “ equívocos : el único compromiso vinculante es con verdad única de la Iglesia indefectible. Todo otro compromiso de equívoco “ acomodo “ denuncia falta de fe sobrenatural y, sobre todo, carencia de verdadero amor sobrenatural por los “ hermanos separados “.

Sería condenable un desfiguración ( como decía San PIO X ) de la doctrina esencial para lograr “ acuerdos “ que, en el fondo enmascaran un irenismo sincretista que “ iguala “ todas las religiones y olvida el mandato de Cristo.