miércoles, marzo 07, 2007

APOCALYTO.Cabildo.II.2007.

APOCALYTO.

( una película de Mel Gibson ).

Por Marcelo di Marco.

Vapuleada por todo el mundo, como era de esperarse, por la cáfila de críticos progresistas, indigenistas y zurdos afines, el pasado jueves 1 de febrero se estreno en Buenos Aires, la nueva obra de Mel Gibson, Apocalyto “. No bien se ilumina la pantalla el espectador ya tiene plena certeza de que se ha topado con una película in cómoda; una frase del filósofo e historiador estadounidense Hill Durant ( 1885-1988) explica descarnadamente las intenciones del director: “Un gran civilización no es conquistada desde afuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro “

En efecto, Apocalyto “ nos ubica frente al último acto del imperio maya, que se viene abajo no sólo. por las guerras, las plagas, la hambruna, la sequía: el demonio mismo se ha hecho señor de las almas, y bajo la figura del dios Kukulcán, versión maya de la Serpiente Emplumada, ordena aplacar su sed de cadáveres mediante los más horrendos sacrificios humanos. Ruedan cabezas desde lo alto de las pirámides truncadas, se descuajan corazones palpitantes sobre el altar del templo, el hedor de la sangre es celebrado con rugidos por la hirviente multitud.

Cabe aquí una breve aclaración para los lectores más jóvenes, rehenes del Pensamiento Único y amamantados mentira tras mentira por las leyendas negras del sistema educativo y por tiernas películas como “ Danza con lobos “ ( 1990 ) o la idílica “ Pocahontas “ : el marco histórico de Apocalyto “, el cual acabo de describir, no es un invento de Gibson y su coguionista, Farhad Safinia. Cualquier estudioso de las civilizaciones precolombinas sabe de sobra que las cosmogonías de muchos de estos pueblos ere enormemente perversas y sanguinarias , que los vencidos eran sometidos a las prácticas más espantosas. Hecha esta conveniente disgregación, volvemos al punto de partida de la película.

Una fuerza de invasión al mando del sádico guerrero Lobo cero viene destruyendo todo a su paso, y le ha llegado la hora a la pacífica tribu de Garra de Jaguar, el protagonista de la historia..Después de haber devastado cada rincón, Lobo Cero y su tropa llevan secuestrados a los supervivientes, quienes en la gran ciudad serán vendidos como esclavos o asesinados bajo los puñales de los hechiceros. Pero una intervención milagrosa le permite al héroe escapar…y así comienza una de las más intensas persecuciones de la historia del cine, una tortuosa travesía del héroe entre la selva y sus peligros: Garra de Jaguar debe salvar su propia vida para regresar a la aldea y rescatar su familia, que él había logrado ocultar antes que se lo llevaran. Vemos que la historia gloriosamente lineal y más y más vertiginosa a cada escena, sigue esa directriz narrativa, alma de narraciones clásicas, que es la travesía del héroe: un hombre arrancado de su pueblo, recibe una misión, desciende a los infiernos y luego vuelve con su gente para conducirla y empezar de nuevo…Mel Gibson se siente a sus anchas con las posibilidades expresivas que brinda un tema semejante. Piénsese en “Corazón valiente “- a pesar de algunas torceduras históricas-que estrenó en 1995. Y, sobre todo y por supuesto, en La Pasión de Cristo “(2004), en que narra la hazaña más excelsa de la historia humana.

Pero ya lo decía el profesor Genta: hoy los mandamases no necesitan héroes, sino masas. La sola presencia del héroe perturba, es un reproche implícito y contundente a los patanes, los tibios y los cobardes .En estos tiempos antiheroitos el tema del héroe es, pues, un asunto contrarrevolucionario, católico por excelencia : viene a recordarnos que aún quedan muchas cosas por las cuales es necesario jugarse entero, hasta incluso la vida misma. “Y soy Garra de Jaguar- declara en un momento el protagonista, desafiante-,hijo del Cielo de Pedernal. Mi padre cazó en esta selva antes de mí .Yo soy Garra de Jaguar. Yo soy un cazador. Ésta es mi selva. Y mis hijos cazarán con sus hijos después que yo me haya ido”Nada más impolíticamente incorrecto, desde ya, que defender con orgullo la pertenencia a la patria- aunque esta sea una selva infecta- y a la propia familia.

Para colmo, Mel Gibson- a quien las críticas y el qué dirán le importa menos que el bien común a un senador- fue claro al explicar que su nueva producción cinematográfica es una parábola de la nueva civilización moderna, que contiene dentro de su “ progreso” los gérmenes de la destrucción y avanza día a día hacía el desastre- Y es así. Muy pronto se verá que los principales

problemas del “ mundo libre “ no son el terrorismo y sus bombas: es la vida regalada, el antinatalismo, el pacifismo dialoguista, el renegar de las virtudes que hicieron a Occidente lo que fue. La lujuria y no los bárbaros, fue la principal caída del Imperio Romano. Como reza el epígrafe de Apocalyto “, la destrucción- el humo de Satanás mediante- viene de adentro.

Por esa especie de Gramscismo al revés instalado por Mel Gibson- y que, como si fuera poco, hizo estallar las boleterías en la primera semana de su estreno en Estados Unidos- no podía quedar impune. Vuelve la inútil campaña que en su momento se montó contra “ La Pasión…” cuyo fin era defenestrar el trabajo en equipo de artistas con coraje suficiente como para anunciar en este mundo cristofóbico a Cristo- a un Cristo real, alejado de esos simpáticos rubiecitos de ojos azules a que el cine nos había acostumbrado-

Y vuele la felonía a-crítica, en formato nuevo. Formato rousseauoniano esta vez, de la mano del mito del Buen Salvaje. Sería impensable citar siquiera una mínima parte de las pullas que los medios han desparramado sobre la perla: en dichas diatribas pululan hasta el hartazgo expresiones como “ ofensiva “, “ racista “, Excesiva “, “ brutal “, “extrema violencia” , “baño de sangre “

Pero nobleza obliga: tanto se ha esforzado últimamente nuestro espónsor “ Página 12 “en promocionar a CABILDO., que podíamos dejar de retribuirle al pasquín tanta gentileza. En las líneas iniciales a su crítica a Apocalytoun tal Luciano Monteagudo aventura lo siguiente: “ Un director de cine que glorifica la violencia más brutal, que se solaza con la sangre, que se regodea con las armas y con el repetido martirio de la carne, que se fascina con los gritos de guerra y con las escenas de masas, que hacen un culto a la virilidad, de la fuerza física y de los testículos, ese director no puede ser otra cosa que un fascista “.¡ Fascista !:Apareció la palabra mágica, la clave de oro que le abre las puertas de gabinetes, redacciones y ministerios a quien la profiera

Que yo sepa, nadie osó jamás acusar de “ fascista “ a Steven Spielber cuando en “ Indiana Jones y el templo de la perdición “ (1948 ) muestra con lujos de detalles cómo el gurú de los tuggies le arranca el corazón a un hombre con la mano limpia.
Tampoco nadie acusa de “ fascista “ a Julio Cortázar cuando para su cuento “ La noche boca arriba “ se vale del mismo marco histórico que Mel Gibson muestra en la película.

En cuanto al “regodeo con las armas “ “ , ¿ acaso algún medio tildo de “ fascista “ a Hugo Chávez cuando en 2005 le compró a Rusia cuarenta helicópteros y cien mil fusiles de asalto AK-47 ?¡ Que orgulloso se lo veía al mucamo de Fidel portando el fusil de asalto frente a las cámaras !

Entendámoslo de una vez: lo que molesta a los mercaderes, a los depredadores ideológicos y al zurdaje no es el baño de sangre, ni las masitas, ni los testículos. Lo que no pueden perdonarles Mel Gibson es la aparición salvífica, en el final de la película, de la Cruz y la España.

Es el duro mentís que le arroja en la cara al indigenismo, esa herramienta de odio a España y a la Santa Iglesia que la envió en misión, lo que no pueden soportar. Es el crudio recordatorio de qué sucede en una nación no bautizada cuando se la deja librada a las consecuencias del pecado original, a la tendencia del mal.

Es la dura profecía de lo que puede sucederle a un mundo apóstata, a una sociedad des-bautizada , a una Unión Europea que en su Constitución no menciona siquiera en una línea el nombre de Cristo.

Es por eso porque no pueden ver a Gibson. Otra que testículos. Ya lo dijo Hugo Verdera en conferencia “ Antonio Gramsci y el cambio de sentido común” dictada el año pasado en el IX Encuentro de Formación Católica organizado en Luján por el Círculo de Formación de San Bernardo de Claraval: “ Es la pasión de Cristo lo que molesta, no la de Mel GibsonParafraseándolo, podemos decir que no es el “ Apocalyto de Gibson lo que molesta. Lo que molesta es el Apolipsis Bíblico y el regreso del Mesías; la esperanza de “cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia “(II. Pedro, 3, 13) que “Apocalyto figura al sugerir, en su último plano, la búsqueda de un “ nuevo comienzo “

CABILDO.II-2007..