sábado, marzo 03, 2007

"El fingimiento de la virtud" : tiene lo que hay que tener para enviarlo a todos los argentinos con generosidad. Se ruega difundir.

AMIGOS DE LA LIBERTAD
- Dentro de tanta malaria, tenemos cosas que reconfortan.
- Entre ellas este milagro de INTERNET.
- Hoy la verdad sólo circula en INTERNET.
- Por eso nuestra esperanza esta depositada en INTERNET.
- Lo mejor de todo, nuestra participación, seleccionando y enviando.
- La solución para octubre: nuestro propio protagonismo.
- Cada uno, -tenemos un cañón- para nuestra defensa propia.
- No usarlo es pecado mortal.
- Lea lo de abajo, encomiéndese al Espíritu Santo, cargue su cañón con la verdad que le ofrece Gustavo Bunse y empiece a disparar, de forma tal, que no quede ni un argentino, sin enterarse de estas páginas que hacen a nuestra verdadera defensa propia.
gm
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“El fingimiento de la virtud”

Publicado el 28 de February, 2007

Ya importa poco que Scioli se arrastre aceptando cualquier cosa y demostrando que su promiscuidad política increíble busca hoy el Guiness de la sumisión. Callando frente al viaje de su nuevo ladero Luis D´Elía a rendir homenaje al peor enemigo de Israel e insultando así a toda colectividad judía del país y a su gente masacrada
Un travesti de la moral que, ante este hecho inadmisible, hasta debe haber cambiado su religión, siendo nieto (como es) del fallecido Gran Rabino de Roma e hijo del difunto pero conocido miembro de la colectividad, José Scioli.
Nos confirma el motonauta que aquí sigue reinando la peor pornografía necrofílica institucional, violadora de los tres cadáveres de la certeza pública :
Los planes , la honestidad y los objetivos.

Ambos están convencidos sobre que no pueden perder.

Al derecho o al revés, juntos o separados, el matrimonio siente que tiene el campo despejado para seguir en el poder.

Más que eso :

Suponen ahora mismo, que cualquier viandante que decida salir a postularse, ha de pensarlo dos veces cuando barrunte la enorme chance de ser humillado hasta el pisoteo en las urnas.

Acaso Elisa Carrió y Jorge Sobisch ya lo estén pensando.

Lavagna no ha terminado de armar ni el 15% de su base territorial mínima para enfrentar el compromiso.

Le dicen cada mañana que, mano a mano, va a perder.

Y tal vez sea por unas diferencias tan abismales que puedan terminar fulminando su carrera política.

El matrimonio lo espera… con la “caja” a su disposición.

Jamás se imaginaron “tenerla” tan servida en bandeja.

Ella, últimamente callada, se retuerce sin embargo en envidias por Bachelet, por Angela Merkel, por Segolene Royal y hasta por el cheque al portador de Hillary Clinton.

Ambos saben bien que la formidable aplanadora de “la caja” ya funciona sola.

Pero además perciben, como las bestias, el olor de las víctimas transidas de miedo.

Un miedo que se vincula a la esencia del peligro inminente.

Un opositor que conozca de antemano su propia derrota por guarismos de deshonra o de catástrofe, ha de preferir la prudencia de conservar su pequeña cuota de predicamento virtual, bien lejos del examen del voto popular, esperando que algún día puedan “alinearse los planetas” a su favor, de una forma más decorosa.

Desde el último conato de ballotage, que acaso no sea el mejor ejemplo, quedó flotando el estigma de las derrotas por abandono y la rara mezcla de prudencia y cobardía que suele ocurrir frente a una aventura electoral.

El populismo ideológico les ha invadido la psiquis y casi han convencido a media sociedad que lo mejor es estatizar todo. Energía, comunicaciones y fluidos, acaso mucho más por la oportunidad que tienen de enroscarse gratis el pabellón nacional, que por su oculta pasión controladora de las cloacas.

El páramo opositor, jamás visto en la historia del país, puede ya mismo estar avisándonos de un largo tiempo de desertificación política, suficiente tal vez para abrirle paso a un triunfo que, sin exageraciones, supere largamente el 60 %.

Así están las cosas.

Perviven hoy, estos enfermos de la inquina, aferrados a una caja, con el único terror ciego a las 3 epidemias que ya circulan por las venas de la Nación pero que pueden todavía ser enmascaradas por un tiempo razonable :

* La orfandad de inversiones.
* La presión de la reclamación social.
* La inflación rampante.

Una terna de virus que siempre se retroalimentan mutuamente y crecen sin aparente dolor.

Su costo de enmascaramiento sólo puede pagarse con el superávit artificial de las leyes de emergencia, con los decretos DNU y con la transferencia discrecional del sector privado hacia el sector público en una sangría que parece indetenible.
Tendrán tiempo para sacar a relucir las excusas cuando esos tres virus empiecen a convertirles todo en un escenario trágico.

Pero todas las excusas deben prepararse con detalle quirúrgico, haciendo una siembra programada y muy selectiva de la culpa :

1) Hay que seguir sembrando de choques y de agresividad todo el frente externo con el diseño populista de una soberanía económica de fantasía.

Entonces pues, de ese modo, la falta de inversiones aparecerá como la malvada respuesta extorsiva de un mundo exterior que no pudo sojuzgarnos. Y por eso decidió aislarnos.

2) Hay que sembrar de mil promesas y concesiones a todo el arco sindical corrupto, haciendo fuerte cooptación de dirigentes y forrándolos prolijamente con la chequera de la “caja” negra.
Entonces allí, las presiones de la reclamación social han de parecer sólo como un fenómeno de bases, cuya anarquización y cuya desconexión dirigencial los convierta a todos en minorías irrepresentativas.

3) Hay que estigmatizar un poco más a todo el sector empresario, sembrando sobre ellos un manto de culpabilización por goteo contra las corporaciones y estableciendo allí el nuevo origen universal y único del lucro, tan injusto como especulativo.

Entonces pues, la inflación podrá endilgarse a la perversidad y no reconocer ningún otro foco identificable.

La selectividad moral, así establecida e instalada permitirá incluso aprovechar la división social para orientar aquella protesta (incentivando incluso su violencia) contra aquel enemigo ya estigmatizado.

Cada virus engorda con el otro, pero también inversamente cada uno es excusa perfecta para usar el apriete de los descontentos.

En el tránsito hacia la sinrazón, vale sólo entonces la liturgia del trípode táctico más sencillo de la artificialidad :

1) Postergar. 2) Improvisar. 3) Simular.

La mansedumbre insólita de una dirigencia empresaria rastrera y obsecuente, la absoluta falta de arrojo cívico del arco opositor que opera como una vulgar estafa política a la representatividad social y el gran terror a la defenestración de los circuitos de supervivencia del palacio, son los factores que sirven de plataforma sólida a ese trípode.

Para que todo el mundo quiera seguir subido arriba del snowboard, deslizándose suavemente hacia un destino que ha sido borrado literalmente de la visual del pueblo.

Ya importa poco que Scioli se arrastre aceptando cualquier cosa y demostrando que su promiscuidad política increíble busca hoy el Guiness de la sumisión. Callando frente al viaje de su nuevo ladero Luis D´Elía a rendir homenaje al peor enemigo de Israel e insultando así a toda colectividad judía del país y a su gente masacrada .

Un travesti de la moral que, ante este hecho inadmisible, hasta debe haber cambiado su religión, siendo nieto (como es) del fallecido Gran Rabino de Roma e hijo del difunto pero conocido miembro de la colectividad, José Scioli.

Nos confirma el motonauta que aquí sigue reinando la peor pornografía necrofílica institucional, violadora de los tres cadáveres de la certeza pública :

Los planes , la honestidad y los objetivos.

Todos ellos yacen muertos en una sala velatoria cuidados celosamente por un ejército de mercenarios que vigilan la inmovilidad de esos cuerpos colgados por la mediocracia.

El matrimonio, más al garete que rumbeado, sigue navegando en el éxtasis de un populismo fingido que ya quiere exportar como “receta” al mundo entero.

Todo lo que hicieron ambos en su vida, ha sido sólo por el pueblo y para el pueblo, privándose de cualquier gratificación personal en un derrame conmovedor de continua entrega personal abnegada y munificente.

Envueltos en la bandera azul y blanca, se disponen a ingresar a la historia universal de los derechos humanos en el carro triunfal de la hipocresía política más repugnante que se haya conocido.

Los escoltan la impavidez de los idiotas, el servilismo de los inmorales y la distracción de los conformistas.

Un coro de ciegos aplaude sus cabriolas de amor irrefrenable por el pueblo y sólo oye en letanía, sus valientes estocadas hacia el atropello norteamericano, y hacia la polución uruguaya.

Su populismo ideológico es mucho más una atrofia de la esencia dativa del género humano que un atisbo de cultura exquisita contenido en algún rapto de convicción sensible.

Es imposible para ellos, disimular su propia impotencia psíquica por la intriga de vivir o no vivir, más allá del rencor que arrastran ambos, ocultamente, en sus intestinos.

Su odio, allí nacido, los ha convertido en un par de inadaptados que se privan de lo que ignoran y que declinan, sin virtud, lo que no valoran.

Y ese populismo ideológico teatralizado hasta el delirio, es el que los inhibe del gozo propio, sencillamente porque se les nota demasiado que actúan siempre como vulgares tránsfugas del autosacrificio y de la generosidad.

Como mercaderes del renunciamiento ajeno.

…Y como fingidores del propio.

Lic. Gustavo Adolfo Bunse