viernes, abril 13, 2007

2da parte de Eternidad P Cantalamessa.

P. Raniero Cantalamessa.

JESUCRISTO,el SANTO de DIOS

2da. Parte del artículo: “ ¡ Eternidad, eternidad !”

Aquí se ve como obra la medida de la eternidad cuando está presente y operante, de lo que es capaz de hacer. Pero nosotros, que hemos perdido de vista la eternidad, ya encontramos excesivo que se nos pida cerrar los ojos ante un espectáculo inconveniente.

Por el contrario, cuando estás abatido, a punto de ser superado por la tribulación, arroja con la fe, del otro lado de la balanza, el peso desmedido que es pensamiento en la eternidad y verás que el peso de la tribulación se volverá más ligero y soportable. Digámonos a nosotros mismos : ¿ Qué esto en comparación con la eternidad ?. Mil años son “ un solo día “ (2 P 3,8 ), son como “ el día de ayer que pasó, como un turno de guardia en la noche “ ( Sal 90,40 ) Pero, ¿ qué digo, “ un solo día “ ?. Son un momento , menos que un soplo.

Respecto de peso y medidas, recordemos lo que dice san Pablo que en cuanto a sufrimientos le había tocado en suerte un medida por demás abundante : “ La leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles ; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisible son eternas “ ( 2 Co 4,, 17-18 ). El peso de la tribulación es leve precisamente porque es momentáneo , el de la gloria es

sobre toda medida precisamente porque es eterno. Por eso el mismo Apóstol puede decir : “ Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros “ ( Rm 8, 18 ).

San Francisco de Asís, en el célebre “ capítulo de las esteras “ , hizo a sus frailes un discurso memorable sobre el tema : “ Hijos míos – dijo – grandes cosas hemos prometido a Dios, pero mucho más grande son las cosas que Dios nos ha prometido a nosotros. Breve es el placer del mundo, pero es eterna la pena que le sigue. Pequeña es la pena de esta vida, pero la gloria de la otra vida es infinita- San Francisco de Asís, Florecillas,, cap. XVIII ( Fonti Francescane, n. 1848 – Nuestro amigo el filósofo Kierkegaard expresaba un lenguaje más refinado, este mismo concepto del Poverello : “ Sufrimos – decía – una sola vez , pero el triunfo es eterno. ¿ Qué significa esto ?. ¿ Que se triunfa una sola vez ?. Ciertamente. Sin embargo hay una diferencia infinita: la sola vez del sufrimiento, una vez que ha pasado, no es por lo tanto ninguna vez, e igualmente, pero en otro sentido ,la sola vez del triunfo, puesto que no ha pasado nunca ; la sola vez del triunfo es un triunfo que dura eternamente.”- Kierkegaard, S., Discursos cristianos,II,1, Turín, 1963,p.109.-

Me viene a la mente la imagen. Una muchedumbre de gente heterogénea y ocupada : el que trabaja, el que ríe ,el que llora ,el que va, el que viene y el que se queda apartado sin consuelo.. Llega jadeando, de lejos, un anciano y dice en oído al primero que encuentra, una palabra, después la repite, siempre corriendo, a otro. El que la escuchado, corre y se la repite a otro, y éste a otro más. Y he aquí que se observa un cambio inesperado : el que estaba en su rincón desconsolado se levanta y corre a decirlo a los suyos a casa, el corría se detiene y vuelve sobre sus pasos; los que peleaban, levantando los puños cerrados, uno bajo la barbilla del otro, se arrojan los brazos al cuello llorando. ¿ Qué palabra ha producido semejante cambio ? . La palabra “ eternidad “.

La humanidad entera es esa muchedumbre y la palabra que se debe desparramarse en medio de ella, como antorcha ardiente, como la señal luminosa que los centinelas transmitían antes desde una torre a la otra , es precisamente la palabra “ eternidad “. La Iglesia debe ser ese anciano verdadero, Ella hace resonar en los oídos de la gente y proclamar sobre los techos de la ciudad esa palabra. Sería terrible si también ella perdiera la medida : sería como si la sal perdiera el gusto. ¿ Quién sería, entonces , el encargado de preservar la vida ,de la corrupción y de la vanidad ?. ¿ Quién tendrá la valentía de repetir una vez más a los hombres de hoy ese versículo lleno de sabiduría cristianana ? : “ Todo, salvo lo eterno, es vano al mundo “. Todo, salvo lo eterno y lo que, de alguna manera conduce a ello.

Filósofos, poetas, todos pueden hablar de eternidad y de infinito, pero sólo la Iglesia – como custodio del misterio del hombre- Dios – puede hacer es esta palabra algo más que un vago sentimiento de “ nostalgia del totalmente otro “. Existe también este peligro. Que “ se arrastre la eternidad en el tiempo como espectáculo para la fantasía “. “ Representada de esta manera, la eternidad, ejercita una suerte de fascinación ; no se sabe bien si es sueño o realidad; la eternidad mira en el tiempo con ojos melancólicos, pensativos, soñadores.-Kierkegaard,S., El concepto de la angustia,, 4, en Obras,p.192. El Evangelio impide que se vacíe así la eternidad ,llevando inmediatamente el discurso sobre la acción : “ “ ¿ Qué debo hacer para tener vida eterna ?” ( Lc 18, 18 ).

La eternidad se vuelve la gran tarea de la vida, la razón por la que uno de comprometerse día y noche.

( Continuaremos. El Director ,se anima a decir: El Padre Leonardo Castellani , en nuestro medio, descubrió a l filósofo Kierkegaard y considerarlo como el ANTI- HEGEL .)