martes, abril 24, 2007

LA NUEVA LEY DE EDUCACI�N. PREOCUPANTE PROCESO IDEOL�GICO

AICA Documentos - Monse�or H�ctor Aguer

LA NUEVA LEY DE EDUCACI�N.
PREOCUPANTE PROCESO IDEOL�GICO

Reflexi�n televisiva de monse�or H�ctor Aguer,
arzobispo de La Plata (21 de abril de 2007)

Estoy leyendo un documento de la Direcci�n General de Cultura y Educaci�n de la Provincia de Buenos Aires en el cual se redefine la formaci�n docente. Me interesa destacar el verbo �redefinir� pues mediante este texto uno puede interrogarse acerca de cu�l es la idea, la filosof�a o la ideolog�a que est� detr�s de las reformas de la educaci�n de las cuales la Argentina ha sido un campo de experiencias en los �ltimos a�os.

En este texto se hace referencia a la reforma de 1994, cuando se aplic� la Ley Federal de Educaci�n y se advierte que esa reforma se habr�a quedado a mitad de camino porque el ideal de sus impulsores no era una reforma sino una transformaci�n.

Lo que estos cambios educativos se proponen es transformar la realidad transformando la mentalidad de los docentes y luego de los alumnos. Transformar la mentalidad a trav�s de un cambio del lenguaje. Pero no es inocente este cambio del lenguaje.

Me preguntaba cuando le�a el texto, qu� pensar�n nuestros maestros, nuestros profesores, ante lo abstruso de semejante jerigonza que aqu� se emplea. Pero, como digo, el lenguaje no es inocente. Podemos plantearnos que existe una ideolog�a que desea producir un cambio social y pol�tico a trav�s de los cambios en el sistema educativo nacional.

Me interesar�a subrayar algunos puntos. El conocimiento es considerado como una construcci�n, como una elaboraci�n, como un producto. No es la manifestaci�n de la realidad a la inteligencia del hombre, porque pareciera que la realidad no es inteligible, sino que el objeto del conocimiento es algo que procede de la inteligencia humana al modo de una construcci�n de esquemas para aproximarnos a ella de tal manera que no existe la realidad objetiva, sino que existen interpretaciones provisionales que est�n siempre en pugna entre si.

Parece muy importante el influjo que tiene, en este texto, y en general en toda la reforma en curso de aplicaci�n, la teor�a cr�tica, tal como la expuso la escuela de Frankfurt. Se trata de una variante del marxismo.

As� como el marxismo consideraba al proletariado como el gran protagonista de la transformaci�n, la escuela de Frankfurt considera que es el te�rico critico el que debe ser el factor principal de esa transformaci�n. Esta teor�a cr�tica supone, entonces, que mediante esos esquemas que uno va construyendo, va cambiando la realidad. Porque la realidad es una construcci�n del sujeto.

Podemos pensar con inquietud qu� va a ser de la transmisi�n de conocimientos en la escuela argentina, si una generaci�n entera de docentes se forma seg�n esta ideolog�a. Si el conocimiento es siempre una construcci�n del sujeto, entonces no vamos a tener acceso serio a la historia, a la verdad acerca de la naturaleza del hombre, sino que s�lo vamos a estar utilizando instrumentos cr�ticos que tienen, adem�s, un valor de poder. Porque otra cosa muy notable es que aqu� se asume que el conocimiento es poder. No existen verdades objetivas ni valores objetivos que funden la �tica.

Tendr�amos que pensar seriamente sobre esto y tendr�an que pensar en particular aquellas personas implicadas en la educaci�n: los directivos de los colegios, los maestros y profesores a los cuales se pretende �redefinir�. Pero no solo en los estatales sino tambi�n en los de la Iglesia porque estos documentos llegan tambi�n a nuestras instituciones e influyen a trav�s de la curr�cula oficial, que ser� proyectada de acuerdo con estos criterios y se nos va a imponer tambi�n en nuestras escuelas.

Estos cambios parecen imperceptibles, pero van trazando una l�nea. A veces advertimos, con raz�n, que las indicaciones que llegan de los c�rculos educativos oficiales son abstrusas e inaplicables. Pero estas orientaciones ideol�gicas, que ya fracasaron en el anterior ciclo de reformas, reaparecen ahora con nuevo aliento. En todo esto hay algo que tiene mucho que ver con el futuro de nuestro pa�s y con la configuraci�n, en un futuro m�s o menos cercano, de la sociedad argentina.


Mons.
H�ctor Aguer,
arzobispo de La Plata