jueves, mayo 10, 2007

Llegó a Brasil

Condena y advertencia del Papa por el aborto

Alertó a políticos sobre la excomunión

SAN PABLO.– Al comenzar ayer en Brasil su primer viaje a América latina, Benedicto XVI reiteró con fuerza la firme condena de la Iglesia Católica al aborto y afirmó que los políticos católicos que apoyan esta práctica se autoexcluyen de la comunión, al recordar que la doctrina expresa el respeto a la vida y a la individualidad humana “desde el primer momento”.

No bien llegó a Brasil, el Papa llamó a un “fortalecimiento de la identidad cristiana, promoviendo el respeto de la vida desde el momento de su concepción hasta su declive natural, como exigencia propia de la naturaleza humana”.

Las palabras del Papa se sumaron a otras declaraciones que hizo poco antes a los periodistas que lo acompañaban en el avión que lo trajo hasta aquí desde Roma. Al tocar una cuestión más que controvertida, cuando el Pontífice fue consultado acerca de la supuesta excomunión que algunos obispos mexicanos habrían aplicado a legisladores que hace un mes votaron para legalizar el aborto en la Ciudad de México, contestó que “sí”, que la apoyaba.

Poco más tarde, sin embargo, el padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano, precisó que el Pontífice no intentaba excomulgar a nadie, sino que en realidad los políticos que votan a favor del aborto no deberían recibir el sacramento de la comunión.

“La acción legislativa en favor del aborto es incompatible con la participación en la Eucaristía… Los mismos políticos se excluyen de la comunión”, señaló Lombardi (ver aparte). La llegada del Pontífice ocurrió en una jornada gris y lluviosa -para algunos, la más fría del año en Brasil-, y en un clima de poco fervor popular en comparación con las cuatro veces que estuvo aquí su predecesor, Juan Pablo II. El objetivo principal de este viaje de cinco días de Benedicto XVI, el más largo de su pontificado y el primero al continente donde vive más de la mitad de los católicos del planeta, es inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Celam), el domingo.

Más allá de que es una prioridad para el pontífice alemán y la Iglesia Católica la defensa de la vida desde la concepción, sobre todo en momentos en que en muchos países de América latina se avanza hacia la legalización del aborto, un debate abierto también en Brasil, son muchos otros los temas que enfrenta en este viaje. Tanto es así que, en la misma conferencia de prensa que dio en el avión, se manifestó muy preocupado por la creciente influencia de las "sectas" pentecostales. "El avance de las sectas significa que existe una sed de Dios" y que la misión de la Iglesia y de los católicos es "ofrecer su testimonio para todos juntos encontrar el camino que ofrezca unas condiciones de vida más justas a estas personas".

Al ser consultado también sobre la Teología de la Liberación, a la que Benedicto XVI siempre se opuso desde cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, explicó que "el cambio de la situación política en América latina ha propiciado también el cambio sustancial de la doctrina que predica la Teología de la Liberación". (Ver Pág. 3)

Al responder una pregunta sobre el proceso de beatificación del asesinado arzobispo de San Salvador, monseñor Oscar Arnulfo Romero, el Papa dijo no tener dudas sobre "su santidad", pero aclaró que habrá que escuchar lo que decida la Congregación de la Causa de los Santos. "El arzobispo Romero fue un gran testimonio de la fe cristiana, un hombre de paz que estaba contra la dictadura", dijo el Papa, que en más de una oportunidad destacó su "amor" por América latina, donde contó que estuvo varias veces siendo cardenal.

Durante la ceremonia oficial de bienvenida en el aeropuerto de Guarulhos, Benedicto XVI expresó el mismo concepto. "Brasil ocupa un lugar muy especial en el corazón del Papa", aseguró en un portugués impecable, para saludar luego a todos los pueblos de América latina y el Caribe.

Antes, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva -que hoy tendrá un encuentro privado con el Santo Padre-, había pronunciado un caluroso discurso de bienvenida. "Nuestro país lo recibe con los brazos abiertos. Mucho se espera de su liderazgo moral y espiritual", dijo Lula, que al margen de agradecer la visita destacó la importancia de la presencia de la Iglesia Católica en la vida brasileña. Destacó la "larga trayectoria de respeto mutuo y cooperación" entre Iglesia y Estado en Brasil, y la coincidencia de visiones en cuanto a la importancia de la lucha contra la pobreza, la centralidad de la familia, de la juventud y de la educación.

Fervor en el monasterio

Terminados los saludos oficiales, Benedicto XVI, muy sonriente y con aspecto descansado pese a las 12 horas de viaje, en medio de un impresionante operativo de seguridad fue trasladado en un helicóptero blanco hasta Campo de Marte, otro aeropuerto de esta metrópolis, más cercano al centro. De allí, bajo la lluvia, se desplazó en papamóvil hasta el muy custodiado Monasterio de San Benito, en pleno centro histórico de San Pablo, donde se aloja.

En el trayecto, eran evidentes las impresionantes medidas de seguridad, que incluyeron el despliegue de unos 20.000 uniformados, que superaban ampliamente a los devotos que, bajo la lluvia, permanecieron en las calles para saludarlo, según comprobó LA NACION en una recorrida. Si pareció fría la recepción que los paulistas le dieron al Santo Padre -no sólo por los grados que marcó el termómetro-, el arribo al Monasterio de San Benito revirtió las cosas. Allí, de hecho, hubo más de fervor.

En medio de banderas de varios países latinoamericanos -entre las cuales se destacaba una inmensa celeste y blanca, de un grupo de religiosas argentinas-, centenares de fieles venidos de todas partes de Brasil y de América latina, que desafiaron el frío y la lluvia, vivaron al Santo Padre, al grito de "¡Bento! ¡Bento!". Cuando, como estaba previsto, el Papa se asomó desde el balcón del primer piso del monasterio para saludar y bendecir a la multitud, protegido por un vidrio antibalas, hubo un estallido de júbilo. " Obrigado [gracias] por haber querido esperarme. Para todos ustedes y la Iglesia estos días estarán llenos de emociones y alegría. Esta es una Iglesia que está de fiesta", dijo.

"Desde todos los rincones del mundo están rezando por los frutos de este viaje, mi primer viaje pastoral a Brasil y América latina", agregó, al asegurar que la canonización, mañana, de Frei Gãlvao, el primer santo brasileño, y la inauguración de la V Conferencia del Celam "serán piedras miliares en la historia de la Iglesia".

Por Elisabetta Piqué
Enviada especial


Las cifras del viaje

1.200.000

  • Es el número de fieles que se espera en todos los eventos públicos de Benedicto XVI, entre ellos 240.000 turistas brasileños y 12.000 internacionales.


10.000

  • Son los efectivos a cargo de la seguridad del Papa, en un operativo denominado "Operación Arcángel".


2

  • Es la cantidad de papamóviles que envió el Vaticano para los siete traslados del Papa. Son capaces de resistir disparos de armamento de fuerte impacto y tienen un sistema de iluminación especial.


7000

  • Los árboles que se plantarán en San Pablo a causa de la visita papal, para neutralizar la contaminación adicional que generará.


2.000.000

  • Las estampillas emitidas por el correo brasileño en conmemoración del viaje.


1.200.000

  • Los dólares invertidos por las autoridades en la visita de Benedicto XVI. Se espera un retorno de 27 millones de dólares.


Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/907337


El Papa saluda tras su arribo al aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo, donde fue recibido por el presidente Lula da Silva y la primera dama


El traslado en el papamóvil al monasterio, donde lo esperaba una multitud
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