lunes, junio 18, 2007

ARTÍCULOS DE MI VIEJO ARCÓN(11) Randle.

ARTÍCULOS DE MI VIEJO ARCÓN…(11)=.El Director.

La Ecología como entelequia.

EL ENDIOSAMIENTO DE LA TIERRA.

Por Patricio H. Randle. “ La Prensa “.12-VI-902.

El ecologismo –en su defensa de lo natural –como todo ismo lleva consigo el riesgo de convertirse en una mera reacción excesiva. A sabiendas ,o no, plantea muna alternativa doble 1) contra el cientificismo reduccionista ( que en seguida definiremos ),y 2 ) contra la tecnología todo poderosa de nuestro tiempo.

Al reaccionar así cae en dos trampas que es preciso dilucidar: a ) de un “ holismo “ ( concepción de todo lo real como totalidad ), hasta una concepción gnóstica del planeta, y b) una suerte de fanatismo naturalista cuya concepción del hombre no ,le da mas lugar que el de un animal inteligente.

CIENTIFICISMO REDUCCIONISTA.

Veamos primero qué es esto del “ cientificismo reduccionista “.No hay duda que la marcha de la investigación cientificista contemporáneamente al insistir en el especialismo, ha ido creado brechas entre los distintos “ departamentos del saber “, como esta deplorable expresión bien ilustra. Contrariando la visión de la geografía clásica y renovada a principios de siglo, las ciencias experimentales han avanzado cada una por su camino por rutas sin retornos, incapaces de brindar una síntesis, una verdadera concepción del mundo.

La tierra , en particular , ha sido estudiada con la minuciosidad de médicos especialistas al buscar el diagnóstico, pero ha faltado el verdadero clínico capaz de abarcarla como un cuerpo vivo. Y ahora cuando cunde la alarma por la salud del planeta, esta semejanza adquiere relevancia. La ecología como disciplina, pareciera no haber sido suficiente global, pues su método, basado en el cientificismo reduccionista – que aísla los objetos para estudiarlos mejor en sí mismos- no ha podido ir más lejos que definir ecosistemas aislados, pues por principio cada vez sabe más de cosas y menos de relaciones entre ellas.

LA DIVINIZACIÓN DE LA TIERRA.

Pero la reacción anticientificista puede ir desde el enfoque culto ( más que meramente científico ), como es el de la hipótesis Gaia, hasta una visión esotérica de la Tierra. Expliquémonos. Desde tiempos arcaicos ha existido el mito que consideraba a la tierra como una Gran Madre. Entre nuestros aborígenes del Norte se ha conocido como la Pachamama, que, mutatis mutandis , no era una noción demasiado diversa a la de la Gaia, diosa griega que encarnaba a ala tierra.

La atracción del panteísmo, de las fuerza cósmicas, de la divinización de la Tierra , se está renovando en la actualidad. Por un lado esto obedece talvez a que el hombre moderno, habiendo subestimado la religión ( en beneficio de la ciencia ) como una tendencia primitiva superada finalmente por el propio progreso humano, de pronto se da cuenta que no puede continuar sin fijar su puesto en el Universo, en el espacio-tiempo.

Por potro lado, el enfoque evolucionista, originado en la biología, se abrió camino, por analogía, hasta culminar en una suerte de teología cuyo mayor exponente de Teilhard de Chardin. Para este pensador, la Tierra, el Mundo, constituía todo- “ tengo un alma naturalmente panteísta “ ,llegó a confesar-y hasta suprimir la distinción radical entre materia y espíritu creado. Textualmente afirmó :” No hay concretamente materia y espíritu: existe simplemente materia convirtiéndose en espíritu “. Según Blondel, este sobrenaturalismo físico es algo sin sentido “,lo cual no impidió que su teoría avanzara.

LA HIPOTESIS GAIA.

Por un camino harto diferente parece que la figura de James Lovelock, el autor de la hipótesis Gaia. De formación científica, argumenta que, contrariamente a la versión reduccionista, la Tierra lo que tiene de original es la vida, que es un macro-organismo, un único macro-sistema. Y que si en la Tierra no hubiese habido vida se habría podido desecar en 1.500 millones de años.

Los libros de Lovelock son apasionantes. No sería posible descartar desde el punto científico, ni desde el ángulo cultural. Es un investigador serio y un observador agudo del mundo como hábito de la vida..Su hipótesis Gaia pone énfasis en que la Tierra está viva y que en la bioesfera no está separada de la Tierra como lo conciben vulgarmente las “ ciencias de la tierra “ o los geólogos a la antigua.

Para Lovelock, la hipótesis Gaia implica una suerte de homeostasis- de equilibrio mutuo- entre el clima y la composición química del planeta. Por eso la Gaia no es sinónimo de de bioesfera sino de summa de más las rocas, el aire, los océanos; del mismo modo que la concha no es externa al caracol sino que es una parte integrante del mismo, puesto que su función es mantener condiciones favorables para su vida.

De todo esto Lovelock deduce que la Tierra y la vida se hallan asociadas en un sistema autoorganizado, auto-regulado y, en consecuencia, se ve a este conjunto como un sistema fisiológico, proponiendo un neologismo para la ciencia que lo estudie según este enfoque ; Geofisiología.

Jacques Monod coincide en afirmar que la ciencia reduccionista fracasa cuando trata de entender la realidad a través de su despiece, del mismo modo que lo haría un ingeniero de Marte, de pronto arribado a la tierra, que quisiera interpretar el funcionamiento de una computadora terrestre confiando en su caja de herramientas para desarmar y “ poder ver “ cómo es. Según Lovelock. Lo mismo sucedería con Gaia, que puede analizarse como un conjunto de elementos ( ecosistemas ) pero sólo se la entiende cabalmente si se la concibe como “ el más grande de los sistemas vivos “.

UNA MÍSTICA PROFANA.

Lamentablemente, la hipótesis Gaia deja espacio para que penetren los gérmenes de la gnosis. Así el autor, al final de su segundo libro. “ The Ages of Gaia “ , aventura juicios que podrían ser interpretados como iniciáticos : “ Gaia podría se r una entidad a la vez espiritual y científica “ o “ Yo avizoro que Gaia, de alguna manera como ser visible, un sustituto de Dios “. Por el camino inverso, Lovelock parece estrecharle la mano a Teilhard de Chardin.

Los gnósticos creen que existe un conocimiento oculto de la Naturaleza que da cierto poder al que lo descubre ; y así sostiene también que la Tierra es una amenaza si la manipulan quienes no están iniciados en este secreto. El gnosticismo confluye con el panteísmo encarnado por el auge del budismo en occidente, la exaltación del paganismo y culmina con la supuesta síntesis de todas las religiones que se propone la “ New Age “.

EL ACTIVISMO VERDE

Como puede verse, hemos ido muy lejos pero no caprichosamente sino arrastrados por la corriente “ verde “.Otra cosa es la reacción antitecnológica que presenta matices diversos, como puede ser el movimiento hacia las tecnologías intermediarias, cuyo mejor intérprete fue Fritz Schumacher ( el de “ Lo pequeño es hermoso “ ) y su peor expresión la constituye la fosilización en una ideología irreductible, comparable a la de los “ ludditas “.

Los “ ludditas “ fueron quienes constituyeron verdaderas bandas organizadas para la destrucción de toda maquinaria textil con el pretexto de que era una forma de quitar el trabajo a los artesanos ingleses de principios del siglo XIX.

Charlotte Bronte en su novela “ Shirley “ 1849 >) narró la represión brutal con que se concluyó abruptamente con estos rebeldes, muchos de los cuales fueron ahorcados, t entre ellos, probablemente el que llevaba el apelativo de King Ludd, que era el líder oculto de la reacción.

Cierto ecologismo, es sabido incurre en la paradoja de desnaturalizar fines para convertirse en un ideología revolucionaria. A esta semejanza del marxismo, que perdió de vista su proclamada intención de mejorar la condición de los obreros y terminó por oponerse a reformas concretas en nombre de una reivindicación total ( utopía ), los “ verdes “ no hacen ninguna contribución concreta y operativa, ni científica, ni socio-política. Es mero activismo. O es un lobby materialista.

PRECEDENTES DELIBERADAMENTE OMITIDOS.

Un ejemplo más de esta actitud cerril del ecologismo es no asumir a los pioneros que ya hace dos siglos hacían sus sabias advertencias porque se presentaban al mundo como redentores de un mensaje nuevo. De allí que ignoren que Benjamín Franklin decía que el humo del carbón que no se ha quemado adecuadamente y que debería ser quemado otra vez en el horno. Que no conozcan la notable obra de George Perkins Marsh : Man and Nature “ ( la geografía física modificada por la acción humana ) o toda la escuela de la geografía francesa liderada por Vidal de la Blanche, por citar algunos precedentes. Tampoco quieren conocer que entre nosotros, hace casi cicuenta años. Carlos María della Paolera enarbolaba la bandera del urbanismo, cuya simbología evoca al aire puro, el verde da la naturaleza y el sol ; bandera que fue adoptada mundialmente y todavía se usa.

El ecologismo tiene algo de secta y sólo puede haber llegado a hacer tanto ruido porque los gobiernos, las fuerzas vivas y los educadores no hicieron caso a las enseñanza de la geografía y el urbanismo, olvidadas cenicientas que fueron eclipsadas por el furor de la economía y del microcosmo científico-experimental.