martes, julio 24, 2007

Hoy le toca caer al Padre von Wernich. Silvia Fanjul no habla de lo que debiera hablar

AMIGOS DE LA LIBERTAD
- Si usted se pregunta que hacía la señora Fanjul en el juicio al sacerdote von Wernich, no va a encontrar una respuesta facilmente, -ahora bien-, si se hace a la idea de que han montado un teatro de comedia, va a andar más cerca de la cosa, esto dicho con todo respeto para los extras que trabajan bajo quién sabe qué intenciones de ex subversivos y colaboradores encumbrados en puestos de gobierno y con qué libretos escritos por mentes afiebradas que parecen querer reabrir la guerra revolucionaria de la década de los 70.
- Abajo, un comentario periodístico de la declaración de la señora Fanjul y además un capítulo dedicado a ella por el señor Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
- Lamentablemente, el fallecido general no llegó a conocer la identidad del impuntual "Dr. Peñaloza" que retiraba los fondos. Más tarde se supo por libros que era el dirigente peronista Raúl Magario y que quién lo reemplazó en la función de recoger el dinero, el "Dr. Paz" era Juan Gasparini, actual corresponsal de CLARIN EN SUIZA, acusador del Capitán Ricardo Cavallo, prisionero en España de quien dijo Kirchner ante la requisitoria periodística hace 4 años que "el Estado no defendía delincuentes..." como si ya hubiera sido juzgado y condenado. No por nada Kirchner HA SUPERADO 4 AÑOS DE GOBIERNO SIN HABER TRAIDO AL CAPITAN DE LA ARMADA NACIONAL DE ESPAÑA, y España se ha prestado a todo tipo de enjuagues presionada por el comunismo español y el internacional que es lo mismo.
- El Tribunal Oral que pretende juzgar al sacerdote, ¿no tendría que hacer venir a Gasparini y obligarlo a declarar?
- ¿Tantos testigos, más de 130 y Gasparini no está. ¿Por qué ?
- Esta Justicia está IMPEDIDA DE FALLAR si no investiga a fondo esta causa.
- El Padre von Wernich es un prisionero de este régimen y lo que se pretende por justicia es absolutamente inválido y nulo.
- Dijo y firmó el general Camps: “No me arrepiento de haber derrotado a la subversión. Por eso escribí este libro, por nuestra lucha, por los que cayeron, por los que no tenemos miedo de caer, y por los que caerán.

Buenos Aires, 4 de Junio de 1983"

- HOY LE TOCA CAER AL PADRE VON WERNICH, no tanto por mérito de los que le tienen prisionero y le torturan desde hace muchos años, llevando ya cuatro de carcel, sino más por lo que pudiendo hacer por su libertad, han hecho poco o directamente no han hecho nada. Dios nos perdone.

gm

NB/// Silvia Fanjul, TENIA DERECHO, por necesidad, debía trabajar y no tenía por que saber para que era el dinero de la muerte, pero de lo que SILVIA FANJUL NO TIENE DERECHO ES A MENTIR.

VII

SILVIA FANJUL:

UN PORTAFOLIO LLENO DE MUERTE

Estaba desesperada y necesitaba trabajar. Mientras duró mi matrimonio, yo administraba una pequeña empresa de construcción que tenía mi marido, pero cuando me separé tuve que dejar también mi trabajo. Se lo comenté a mi psicóloga. Le dije que ya era maestra y estudiante de ciencias económicas.

Esa fue la persona que Lidia Papaleo eligió para las tareas más comprometidas del grupo de empresas de su marido. Silvia Fanjul estaba en tratamiento con ella desde 1972, cuando el ginecólogo, después de estudiar minuciosamente las razones por las cuales no quedaba encinta de su marido, llegó a la conclusión de que solo la podía ayudar un psicoterapeuta.

La razón originaria del tratamiento desapareció en 1974, cuando Silvia se separó de su marido. En ese preciso momento la Papaleo le sugiere que vaya a ver a un señor Rubinstein que está organizando un grupo de empresas, o mejor dicho organizaba un "control superior" para coordinar el vasto imperio económico qué había reunido David Graiver.

A fines de agosto de 1974 Silvia empezó a trabajar. Notó que Rubinstein se ocupaba en aquel entonces de la dirección ejecutiva y de los detalles, mientras David se dedicaba a "relaciones públicas" y los grandes negocios. Al mes se mudaron a las oficinas de la calle Suipacha; y en mayo del 75 los Graiver se fueron y Rubinstein quedó al frente de las empresas.

Antes del viaje de sus patrones había notado ya la presencia en las oficinas de un hombre de hombros anchos, mentón cuadrado, pelo castaño lacio, modales mesurados, que se hacía llamar "doctor Peñaloza", y era recibido efusivamente por David, quien dejaba cualquier otra entrevista o tarea que estuviese haciendo para abalanzarse a recibirlo. A veces también venía una "secretaria" del doctor "Peñaloza", atractiva, de ropa muy moderna, con "minifaldas espectaculares". Cuando David se fue a Estados Unidos el encargado de recibir a los visitantes era el Dr. Rubinstein. Silvia comprobó que "Peñaloza" o su "secretaria" se iban siempre con un paquete bajo el brazo.

A partir de noviembre de 1975 Silvia Fanjul ascendió en la empresa y se le confió el manejo de dinero. Todos los meses Rubinstein le ordenaba retirar una cantidad equivalente a 133.000 dólares al cambio del día y preparar con el dinero un paquete o bolsa. Después su jefe entregaba personalmente el paquete a "Peñaloza" o su "secretaria".

En un día de enero de 1976 recibió órdenes de ir a reciobir a Rubinstein al Aeroparque, con el automóvil de la custodia.

Una vez llegado, Rubinstein se dirigió con el coche a una confitería en la zona de plaza Italia. Cuando estuvieron instalados en la mesa, Rubinstein le dijo que apenas entrase la persona que esperaban, ella debía ir al baño y no volver por un buen rato. La fiel empleada cumplió al pie de la letra las órdenes de su patrón y cuando volvió de su involuntario exilio higiénico se encontró con el "doctor Peñaloza" que charlaba con Rubinstein.

Este los presentó formalmente. La entrevista terminó pocos minutos después, entre frases intrascendente s dichas con tono nervioso.

Pocos días después su patrón le dijo que fuese a unas oficinas de la Av. Córdoba al 1300 -donde habitualmente se cobraban las cuotas de los departamentos del Bristol Center- para recibir un paquete de manos de "Peñaloza". El misterioso hombre llegó a la cita con un portafolio inmenso y sin decir una palabra lo abrió y le mostró el contenido a Silvia: estaba repleto de fajos de dólares. Con vidrio en las venas la empleada cumplió todas las instrucciones que le había dado Rubinstein: fue a la casa central del banco de Galicia, donde encontró, tal como había convenido, a otro empleado, que trabajaba para un cambista llamado Francisco Fernández. Los responsables de la operación no vacilaban en comprometer en ella a sus subalternos, para que corriesen los riesgos por cuenta de los jefes. Silvia pensó que en el portafolio debía haber un millón de dólares, pero cuando lo consideró mejor comprendió que había mucho más.

Yo también me quedé asombrado cuando Silvia Fanjul me dijo que no recordaba exactamente cuántas veces volvió a recibir de "Peñaloza" portafolios con dólares.

Las cosas en el, grupo Graiver cambiaron después de la revolución del 24 de marzo de 1976. Rubinstein estaba fuera del país y se cuidó mucho de volver. El rumor que corría entre los empleados de la oficina decía que tenía antecedentes subversivos desde, su juventud y que podía encontrarse con problemas ante las nuevas autoridades. Para tenerlo al tanto de los negocios viajaba al exterior un trío compuesto por Silvia, el doctor Reinoso, el contador, y Bogani, que formaban una especie de comité sin poder de decisión. Los primeros viajes de consulta con Rubinstein los hacían a Río de Janeiro; después fueron a Nueva York. Este medio de administrar las empresas entorpecía, por supuesto, todos los negocios. Solo un asunto funcionó regularmente: mes a mes, entre las instrucciones venía una recomendación de no olvidarse de hacer el pago al "doctor Peñaloza".

Cuando hablaban por teléfono -tanto David Graiver como Rubinstein, pero sobre todo David- se mostraban ansiosos por saber cómo iban los pagos a "Peñaloza". Este no tenía teléfono ni oficina donde se lo pudiera ubicar y no quedaba otro remedio que esperar su llamado para concertar una cita, por lo general en las oficinas de Graiver en la Av. Córdoba. Por orden de David, cuando se hablaba por teléfono había que referirse a "Peñaloza" con los nombres claves de "Marisa" o "Pusy".

Un día "Peñaloza" no fue a la cita y Silvia, con el bolso que desbordaba dinero y el corazón en la boca, lo depositó en una agencia del Banco Comercial de La Plata. Poco después reanudó el contacto y pudo hacer la entrega, pero cuando le contó a David por teléfono lo que había ocurrido, éste le contestó que no se preocupase, que a partir de entonces iba a recibir la visita de una persona "más puntual". Así vuelve a escena nuestro conocido "doctor Paz”, Silvia le entrega el equivalente a 133.000 dólares durante los meses de mayo, junio y julio.

Cuando la noticia del accidente llega a Buenos Aires, "Paz" irrumpió en la oficina de Silvia en un estado nervioso lamentable. Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio y con la mirada perdida en el vacío decía con tono sombrío palabras inconexas: Esto es terrible…. .. no ha sido un accidente…... un atentado…. .. para nosotros, David era un elemento de recambio importante….

La voz de Silvia Fanjul quedó suspendida un momento durante su declaración y vi un gesto de inquietud en el rostro.

Creo que había comprendido que a partir de esas palabras no podía representar más el papel de empleada inocente porque los propios hechos que narraba tenían un trasfondo evidente. Admitió que sospechaba que el origen de todas las entregas podía ser político.

Pero su inocencia se hizo añicos cuando admitió también la cena en "Los Inmortales", con Isidoro y Lidia Papaleo. En esa ocasión hablaron de los graves problemas que enfrentaba el grupo y, cuando ya estaban por irse, Lidia comentó: Lo más terrible es la deuda que reclaman los montos. Silvia me dijo que estas palabras la sorprendieron, pero más sorprendida aún se mostró Lidia cuando vio que su interlocutora no estaba al tanto, o simulaba no saberlo, o no quería saberlo. Después Lidia le explicó que le debían 17 millones de dólares a la "organización" .

Silvia empezó a formarse un cuadro de la situación: David nunca se había quejado por los intereses fabulosos que tenía que pagar mensualmente ni hizo jamás un comentario en contra de los subversivos a pesar de que la familia había tenido que pagar un rescate muy alto por el primer secuestro de Isidoro; además, los pagos de intereses se hacían siempre con dinero "negro", no provenían de ninguna empresa y no quedaban asentados en ninguna parte. El agente de cambios "Paco" Fernández entregaba el dinero y se le acreditaba el equivalente en dólares en una cuenta del American Bank de los Graiver, en Nueva York.

Cuando hablamos con Silvia de la gente que visitaba a los Graiver en su oficina, mencionó a Ber Gelbard, Casildo Herreras y Patricio Guillermo Kelly, "personaje siniestro del que nunca supe qué quería". Más extensas fueron sus referencias sobre Baruj Tenenbaum. Recordó que cuando empezó la fiscalía en el Banco Comercial, David le recordó por teléfono que hablara con Tenenbaum, "que era un hombre muy contactado". En la oficina de Tenenbaum había unos carteles anunciando la "Fundación del Reencuentro Argentino" y otra "Fundación del Hombre". Bajo los auspicios de esta última se publicó o se estuvo por publicar la "Gaceta de la Historia". Para tratar este tema el señor Félix Luna visitó a Graiver y Rubinstein en sus oficinas. Aunque la fundación nunca se constituyó como persona jurídica, la "Gaceta" salió a la calle como publicación mensual y, además, se distribuyó gratuitamente en reparticiones oficiales, cuarteles y centros militares.

Silvia Fanjul terminó su relato con una anécdota ambigua.

Después del accidente aéreo la llamó desde el extranjero Tenenbaum, que actuaba con el apodo de "Astor", y luego de lamentar lo que había ocurrido dijo: Espero que dentro de algunos años nos podamos mirar bien de frente…..

Recordé un hecho curioso, aunque sin importancia. Entre los objetos y muebles de la oficina de la calle Suipacha, el único que no tenía un uso práctico era el cuadro que representaba un granadero. Miré a esta mujer, menuda, morena, bronceada, que trataba de bromear con todo el mundo y que había transportado el dinero que servía para matar soldados argentinos.

Hizo aún un comentario más. Me dijo que para referirse a los montoneros, la familia Graiver usaba el nombre clave de "los mexicanos". Entre la gente del hampa, "mexicano" y "mexicanear" es el nombre que se les da a los que roban a ladrones y a la acción de robar lo robado, pero no puedo asegurar que los Graiver conociesen tan bien el lunfardo.

………….

SILVIA FANJUL ….

El Poder en las sombras Cap. VII – Pag 77 a 82

“No me arrepiento de haber derrotado a la subversión. Por eso escribí este libro, por nuestra lucha, por los que cayeron, por los que no tenemos miedo de caer, y por los que caerán.

Buenos Aires, 4 de Junio de 1983

Gral. Ramón J. Camps

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Von Wernich:

una testigo contó que fue sometida

a una ''parodia de juicio''


El proceso al ex capellán policial se inició con el testimonio de Silvia Fanjul, secuestrada y torturada durante la dictadura. "Me designaron un defensor de oficio que preguntaba pavadas y me condenaron por encubrimiento a cuatro años de prisión", contó ante el tribunal encargado de juzgar al sacerdote.

La testigo Silvia Fanjul, secuestrada y torturada durante la última dictadura militar, declaró hoy que durante su cautiverio fue sometida a una "parodia de juicio" por un consejo de guerra de las Fuerzas Armadas que la condenó por "encubridora de asociación ilícita" por haber trabajado con el banquero fallecido David Graiver.

Otros dos testigos de la familia Graiver, también secuestrados, dijeron en la audiencia de hoy que fueron condenados en similares circunstancias por un tribunal militar mientras estaba cautivos sin derecho a una buena defensa.

Además, la mujer contó como en una oportunidad fue interrogada por el entonces jefe de la policía de Buenos Aires, Ramón Camps, en la jefatura de la fuerza, en esta capital.

Fanjul le relató al tribunal que juzga en La Plata al ex capellán policial Christian Von Wernich, que fue secuestrada por efectivos de la policía bonaerense en marzo 1977 en las oficinas que en la Capital Federal tenía el grupo, encabezado por el fallecido banquero David Graiver.

"Me designaron un defensor de oficio que preguntaba pavadas y me condenaron por encubrimiento a siete años de prisión", comentó en el juicio que se le sigue a Von Wernich por aseinatos, torturas y privaciones ilegales de la libertad.

Los primeros días de detención los cumplió en Puesto Vasco, después pasó por el Pozo de Banfield, la comisaría de Banfield y finalmente estuvo detenida en la cárcel de Villa Devoto hasta el año 1981 cuando recuperó la libertad.

Fanjul también contó en detalle como fue torturada y cuando le aplicaron picana eléctrica en el centro clandestino de detención que funcionó en Puesto Vasco.

"Me pasaron electricidad al menos dos veces, en las que me hicieron desvestir y acostar sobre un elástico de cama", le dijo al tribunal.

Explicó que recibió esos tormentos porque sus captores querían conocer "todo sobre las actividades del Grupo Graiver y me dijeron que yo debía saber porque era empleada de ellos".

Fanjul apeló ante la Corte Suprema de Justicia la condena que le impuso el consejo de guerra y cuatro años después de haber presentado ese recurso fue absuelta y liberada en 1981.

La mujer estuvo detenida en Puesto Vasco y Banfield con Juan e Isidoro Graiver, Lidia Papaleo de Graiver (esposa de Juan) y Lidia Brodsky de Graiver (mujer de Isidoro).

Todos ellos eran familiares directos de David Graiver, propietario del ex Banco Comercial de la Plata, a quien se le acusó de haber manejado dinero de la agrupación Montoneros.

Por su parte, Isidoro Graiver, quien estuvo detenido 5 años y 4 meses dutante la última dictadura, aseguró que en su cautiverio en el centro clandestino conocido como "Puesto Vasco" lo torturaban para que contara la relación que tenía el grupo que encabezaba su padre con los Montoneros.

"Los interrogatorios durante las sesiones en las que me aplicaban la picana eléctrica, giraban en torno a si existía una relación económica con los Montoneros", dijo Graiver al declarar ante el Tribunal Oral Federal de La Plata.

Detalló que "buscaban una conexión internacional con cualquiera que aparecía en los diarios vinculados a grupos de izquierda" y ratificó que el periodista Jacobo Timerman "era brutalmente torturado por su condición de judío".

Graiver precisó que fue condenado a 15 años de prisión por "asistencia financiera a la subversión" por el Consejo de Guerra integrado por representantes de las tres fuerzas armadas y que luego esa pena fue reducida a 12 años por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

Relató que esa situación "se asemejaba a un representación teatral, ya que estaba todo decidido antes del presunto juzgamiento" y explicó que el Consejo de Guerra se formó sólo para juzgar a los integrantes del denominado grupo Graiver.

Dijo además que durante los 20 días en los que estuvo en Puesto Vasco, en una oportunidad fue llevado a un despacho en el que se encontró con el entonces jefe de la Policía Bonaerense, el General Ramón Camps.

"Camps sólo me hizo dos o tres preguntas pero estaba acompañado de un hombre de civil", explicó y ante las preguntas de la fiscalía identificó al civil como Alberto Rodríguez Varela, un ex ministro del entonces gobernador bonaerense, el general Ibérico Saint Jean.

Durante su declaración, Graiver sostuvo que no vio personalmente a Von Wernich, aunque resaltó la importancia de este tipo de juicios "para poner a la luz el sistema nefasto que propendía a la aniquilación sin defensa de los que eran secuestrados".

"Me alegra que el acusado (por el capellán de la Policía) pueda tener un juicio con defensa, porque eso es lo que nos diferencia de las bestias", destacó.

En tanto, Lidia Brodsky de Graiver, (esposa de Isidoro), declaró sobre las tres ocasiones en la que fue detenida por la dictadura y por la condena que recibió de un consejo de guerra después de haber sido secuestrada por última vez.