lunes, noviembre 05, 2007

Hay que conciliar la justicia y el perdón





DR. JAVIER VIGO LEGUIZAMON
"Hay que conciliar la justicia y el perdón"

En el marco de su lucha por una verdad histórica equilibrada, enfrenta hoy una batalla jurídica para que los crímenes de la guerrilla sean considerados de lesa humanidad.


"Los crímenes de lesa humanidad no son sólo los cometidos por agentes estatales. La falsa premisa consiste en colocar el componente estatal por encima del sagrado valor de la vida. Un crimen es un crimen sin importar quién aprieta el gatillo".
El doctor Javier Vigo Leguizamón es abogado y representante legal de Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado, torturado y asesinado en la década del '70 por fuerzas subversivas.
"La causa Larrabure nos enfrentó ante el dilema de encontrar caminos que permitieran conciliar la justicia y el perdón. El coronel Larrabure había pedido a sus hijos que, aún sucediera lo peor, no odiaran a nadie y devolvieran la bofetada poniendo la otra mejilla", dice.
Como escritor, Vigo Leguizamón demostró su preocupación por la reconciliación nacional con el libro Amar al enemigo, donde rescata el sagrado valor de la vida.
Nacido el 30 de enero de 1951, en Santa Fe, ciudad donde reside, está casado con la doctora Liliana Gasparotti de Vigo, con quien tiene cuatro hijos.
En 1972 se recibió en la Universidad Nacional del Litoral y a partir de entonces es abogado titular de la Escribanía Vigo, cuyo registro data de 1911, con un trabajo reconocido en la comunidad, realizado por sucesivas generaciones.
Asimismo, fue subsecretario de Justicia y Culto de la provincia santafesina.

--Hable de la lucha para que los asesinatos de la guerrilla argentina sean considerados crímenes de lesa humanidad.
--Es una lucha ardua, difícil y apasionante, la que junto con Arturo Larrabure venimos librando para que se considere crimen de lesa humanidad el asesinato de su padre, el coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado por el ERP en 1974, salvajemente torturado y finalmente ahorcado en 1975, cuando se negara a canjear su libertad por la fabricación de explosivos. Se libra en dos planos: el judicial y el de la difusión pública. En ambos, hemos cuestionado severa y fundadamente el sofisma urdido para tornar impunes los crímenes de la guerrilla.
--¿A qué sofisma se refiere? ¿Cuál es su falsa premisa?
--Me refiero a aquel que alega que crímenes de lesa humanidad son sólo los cometidos por agentes estatales. Su falsa premisa consiste en colocar el componente estatal por encima del sagrado valor de la vida. Un crimen es un crimen sin importar quién aprieta el gatillo.
--¿Qué piensa la Corte Suprema argentina?
--Desde que liberara al terrorista etarra Laris Iriondo haciendo suyo el sofisma, ha ido evolucionando. En la causa "Simón", sólo los doctores Lorenzetti y Argibay sostuvieron esa tesis. El doctor Maqueda incorporó un punto de análisis muy valioso cuando dijo que lo que define a este tipo de crímenes que hieren la conciencia de la humanidad, es que la persona no cuenta.
--¿Qué significa eso?
--El terrorista piensa que mata a un símbolo, no una persona, de allí la necesidad imperiosa de condenar los fundamentos morales del terrorismo para el cual es moral todo lo que sirve a sus designios.
--¿Hay otro fallo que marque la evolución de la Corte?
--Recientemente al fallar la causa "Derecho" admitió que un crimen de lesa humanidad puede ser cometido también por una organización terrorista, exigiendo que ella tuviera control del Estado o que sus miembros se movieran libremente en él. Si bien ninguno de tales requisitos son exigidos por la jurisprudencia internacional, ambos se verificaron en Argentina. La guerrilla tuvo bajo su control parte de la provincia del Tucumán y seis gobernaciones estuvieron durante el gobierno de Cámpora en manos de dirigentes montoneros facilitando el libre movimiento de esa organización ilegal.
--¿Qué piensan los tribunales internacionales?
--No hacen distingos de este tipo, porque saben que ellos lesionan características esenciales de los derechos humanos y las obligaciones que los Estados Partes que suscribieron la Convención Americana de Derechos Humanos han asumido.
--¿Cuáles?
--La Corte nacional tiene una enorme responsabilidad institucional sobre sus espaldas. Tiene el deber moral de juzgar todo el terrorismo. Sus miembros saben bien que una característica esencial de los derechos humanos es que son universales, comunes a toda persona humana y que significan lo mismo para todos. Los derechos humanos son indivisibles. Cada persona es titular de éstos con carácter pleno, entendido cada derecho como una totalidad única que no es posible fragmentar. No hay un derecho a la vida a medias, como algunos de sus miembros interpretan cuando consideran que los asesinatos terroristas no son crímenes de lesa humanidad.
--Algunos alegan que no existe reglamentación al respecto en el derecho de gentes.
--El argumento es falso: los derechos humanos de primera generación, como el derecho a la vida, a la integridad física, son operativos, autoejecutables, sin necesidad de ninguna reglamentación. Ante ellos la conducta estatal debe ser abstencionista. A menor nivel de reglamentación, mayor ámbito de respeto de los mismos.
--Argumentan que no hay jurisprudencia que lo avale.
--La Corte Interamericana de Justicia, en la causa "Lockerbie" (1992) fue clarísima al señalar que no existe confusión en la doctrina internacional en cuanto a que el terrorismo, al igual que ocurre con los crímenes de lesa humanidad, es obra posible de agentes estatales o de personas privadas. El Tribunal Penal Internacional que juzga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ex Yugoslavia ha declarado, en la causa "Tadic", obsoleta la tesis ideada por Igor Karpets, para exculpar los crímenes del marxismo, la cual sostenía que crímenes de lesa humanidad son sólo los cometidos por el terrorismo de Estado.
--Otros sostienen que la causa "Larrabure" ha prescripto por hallarnos ante un delito común.
--La "memoria" niega que Larrabure murió en el marco de un ataque sistemático a la población civil. La historia nos recuerda que en el marco de ese despiadado ataque hubo más de mil víctimas: niños, gremialistas, políticos, empresarios, periodistas, funcionarios públicos, jueces, diplomáticos, abogados, empleados, estudiantes, docentes, y ciudadanos en general, fueron asesinados por la guerrilla. No es un delito común pues fue cometido en ese contexto histórico.
--Pero Larrabure, no era civil.
--Los tribunales internacionales han dicho que el concepto "población civil" incluye no solo a los civiles en sentido estricto, sino también a las personas que no participen directamente de las hostilidades". Larrabure no estaba combatiendo. Se hallaba en una fiesta cuando fue secuestrado. La Convención de Ginebra de 1949, relativa al trato debido a los prisioneros de guerra, obliga a respetar la vida de los militares detenidos. Fue un crimen de lesa humanidad y un crimen de guerra.
--¿No hubo también responsabilidad estatal?
--Por supuesto; del Estado argentino y del cubano. En la causa Arancibia Clavel la Corte argentina consideró crimen de lesa humanidad el asesinato del general Prats y su esposa, valorando que el gobierno chileno había incitado y facilitado la perpetración de estos crímenes en el territorio de otro Estado. Aplicando esa jurisprudencia la responsabilidad de Cuba es evidente. Recuerde al Che propiciando la creación de "dos, diez, cien Vietnam en Latinoamérica", en su mensaje a la Tricontinental; a Castro, cerrando la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, celebrada en Cuba, en 1967, con un discurso donde propició la creación de focos guerrilleros en toda Latinoamérica.
--¿En qué funda la responsabilidad del Estado argentino?
--Cámpora liberó a los guerrilleros, sin desarmarlos, antes que fueran amnistiados, como parte de una estrategia para doblegar la voluntad de Perón. En el debate de la ley de amnistía, los legisladores exaltaron su lucha violenta advirtiendo que ella continuaría si no se concretaba la revolución. El mismo día, 26/5/73, derogaron toda la legislación represiva y suprimieron la Cámara Federal en lo Penal. Lejos de atenuarse los hechos terroristas se incrementaron: el asesinato de Rucci, el intento de copamiento de Azul y otros tantos hechos gravísimos que llevaron a que en enero de 1974 el Congreso reimplantara la legislación que había antes derogado.
--Ha explicado la lucha librada en el plano judicial. Cuente sobre lo hecho en el plano de la difusión pública.
--Las víctimas del terrorismo han sido discriminadas por la memoria. Es necesario que sus voces sean oídas y, con tal propósito, Arturo Larrabure escribió su libro Un canto a la patria , donde narra el calvario de su padre y su familia, el heroísmo con que afrontó la muerte, la grandeza moral para perdonar a sus asesinos. Por mi parte, escribí el libro Ataque a la República , que continúa la lucha en pos de la reconciliación nacional. Denegada la posibilidad de un diálogo de reconciliación --que Jorge Rafael Videla y Mario Firmenich aceptaran ante mí celebrar cuando escribía mi anterior libro Amar al Enemigo-- estoy convencido de que la justicia puede llevarnos a la reconciliación si se juzga a todos.
--Ataque a la República es una novela. ¿Cuál es su trama?
--En el exilio mejicano montoneros y erpianos debatieron cómo continuar la lucha luego de la derrota. Los revolucionarios sólo veían a la violencia como camino; los gramscianos proponían una estrategia más sutil, inteligente y peligrosa, que implica valerse de la democracia mientras sea útil para construir una nueva hegemonía. Treinta años después están en el poder. ¿Qué país quieren construir? Es la duda central que autor y lector comparten, mientras que las realidades venezolanas, ecuatorianas y bolivianas acrecientan la duda.
--¿Los personajes son ficticios?
--Sí, pero los conflictos que se abordan son reales. Sobre el tablero de la resquebrajada República hoy se enfrentan la memoria y la historia.
--¿En qué se diferencian?
--La memoria es emotiva, sujeta a toda clase de manipulaciones, sólo acepta lo que le conviene; la historia es laica, objetiva. La memoria divide, la historia reúne. Los jóvenes son hoy víctimas de una muy grave manipulación de la memoria, lo que ocurre mientras resuenan en Latinoamérica las consignas "socialismo o muerte", "patria o muerte".
--Las palabras con que Chávez arengara a las masas argentinas.
--He leído con mucha preocupación las palabras dichas por Castro y Chávez en la entrevista que tuvieran en octubre de 2007. El líder cubano consideró dadas en Latinoamérica las condiciones para que se cumpla la profecía del Che de los dos, cinco, diez Vietnam. La incesante carrera armamentista de Chávez puede encontrar explicación en tales palabras.
--Su libro aborda también el dilema de si la justicia y el perdón son compatibles.
--Así es. La causa Larrabure nos enfrentó ante el dilema de encontrar caminos que permiteran conciliar la justicia y el perdón. El coronel Larrabure había pedido a sus hijos que, aún sucediera lo peor, no odiaran a nadie y devolvieran la bofetada poniendo la otra mejilla.
--¿Cómo lo lograron?
--Tanto en los escritos judiciales como en mi libro, he planteado que la cuestión esencial no es condenar o indultar, sino regenerar al ser humano, extirpando la lógica de violencia que menospreció el valor de la vida. A través de profundos diálogos mantenidos entre un ex guerrillero y un militar, intento demostrar en mi libro que imprescriptible no es equivalente a imperdonable. No se puede reducir a un ser humano a su crimen. Debe comprenderse que ambos siguen siendo hombres.
--¿Teme que Argentina pueda convertirse en Venezuela?
--Es una opción que no puede descartarse. Yo pongo ante los ojos del lector las señales que preocupan y lo convoco a dudar conmigo, a estar atentos, sin dejarse encandilar por las circunstanciales bondades económicas. Todos debemos esforzarnos en aprender las dolorosas lecciones del pasado; todos debemos luchar para defender la República.