lunes, diciembre 10, 2007

LA IGLESIA CATÓLICA Y LAS CATACUMBAS DE HOY.

LA IGLESIA CATÓLICA Y LAS CATACUMBAS DE HOY.

Por Alberto Caturelli- Gladius, Editorial.

C) ANIQUILAMIENTO DE LA ORACIÓN Y VACIAMIENTO DE LA LITURGIA. P.39. 3RA. PARTE. El Director.

Quizá el lector haya observado que el inmanentismo puede dar la impresión de cierta “ interioridad” y, por eso, de una posibilidad de vida interior; pero esta interpretación no sería coherente con las internas exigencias del inmanentismo. Si nada es trascendente al tiempo existencial o, en el supuesto hegeliano, si nada es trascendente al Espíritu, en esa “ interioridad “ no es posible encontrar a otro que no sea sólo interior sino trascendente y fundante ; en el inmanentismo no es posible salir fuera de lo da do y, a la vez, individualmente, sólo existe l a posibilidad de verterse fuera , es decir, de tras-cenderse en la inmanencia de lo dado. No es posible un diálogo de tú a tú,.No es de extrañas entonces que en la medida en la cual se acepta el inmanentismo, deberá el hombre desasirse paulatinamente de la oración, verdaderamente imposible.

Para que el diálogo interior sea posible es menester que el absoluto Tú sea, a la vez presencia viva en la interioridad y trascendencia absoluta. Esta condición solamente la cumple el Dios cristiano. Pero en la medida en la cual se absolutiza el valor socio-cultural de la Redención por Cristo como proceso de “ liberación “ de condiciones exclusivamente materiales y mundanas, en esa misma medida la oración pierde sentido.

La ausencia de interioridad, la entrega progresiva al activismo exteriorizante deja sin sentido l a oración mental , la tan criticada oración personal. Esta oración requiere el retiro, para crear un “espacio “ de recogimiento y de silencio donde podamos, no sólo hablar con Dios sino escuchar su Palabra. Si esta oración no es posible ni la oración vocal común ni la oración litúrgica. Como observan los más experimentados autores de la vida espiritual , la oración vocal y común supone la oración mental puesto que parece imposible sin la capacidad previa de silencio interior y, en él de recogimiento ; desde este “ espacio” interior donde mora la Santísima Trinidad y donde se inaugura el diálogo amoroso de la oración, proviene la fuerza y el sentido de la oración vocal. Por eso, cuando un cristiano siente poco gusto o simplemente disgusto por el silencio contemplativo, mal puede entregarse realmente a la oración vocal, que pasará a ser un recitado extrínseco y material de plegarias aprendidas ; cuando alguien habla en contra de la oración mental e individual, confiesa que no sabe orar o ha perdido la facultad del silencio sin el cual jamás podrá comenzar a orar. Es como querer cazar la propia sombra.

En la medida en la cual se insiste únicamente en la oración comunitaria sin profundidad interior, sin previo silencio y con desdén por la soledad contemplativa, se nos propone una pseudo-oración no común sino colectiva , fácilmente asimilable a una “ dinámica de grupos “.Se trata, ni más ni menos que el aniquilamiento de la oración cristiana en coherencia con el neomodernismo monosofista exteriorizante.

El hombre de hoy, sobretodo en las concentraciones urbanas, tiene terror a la soledad, al silencio, y al recogimiento. Si el silencio y la soledad están vacíos , si allí no se reconoce la presencia de Dios Uno y Trino, ante el alma se abre una oquedad en cierto modo infinita .Soledad sin oración es una suerte de infierno. Soledad orante es anticipo de la gloria.

Sin oración individual no es posible la oración común. En el orden natural, el hombre consiste en apertura al prójimo ; en el orden sobrenatural, en el el cristiano re-conoce la imagen de la trinidad y, por eso, la misma oración individual es ya oración con el .

En el fondo, toda oración es dialógica no solamente con Dios sino con el prójimo. Por eso, la supresión o menosprecio de la oración individual pasa por alto el momento previo y necesario del diálogo originario con la trinidad en silencio interior

El predominio de los valores socio-culturales y socio-económicos del “ profetismo “ actual, es signo del vaciamiento de la interioridad y, por consiguiente, de la pérdida total de la confianza en el poder de la oración. La Iglesia sin oración será simplemente nada.

Por eso es posible hablar de aniquilamiento de la oración ; ante too, de la oración individual y, después , de la oración común corrompida en una suerte de conversación colectiva presentada bajo la máscara noble de “ oración comunitaria “. Contemplamos doloroso espectáculo de la sustitución de la meditación personal por el “ comentario “ meramente conversado del algunos textos o, simplemente, la desaparición lisa y llana de la meditación.

Qué decir entonces de las consecuencias de esta actitud respecto de la oración más difícil que es la oración litúrgica .Liturgia es “ lo que hace el pueblo “; pero como aquí el pueblo es el pueblo de Dios, se trata del culto de todo el Cuerpo Místico desde su cabeza hasta cada uno de sus miembros vivificados por el Espíritu .Y como nada es extraño al Cuerpo porque todo ha sido asumido por el Verbo, todo lo que existe tiene, para el cristiano, un sentido litúrgico, como también lo vieron Dionisio el Areopagita o Máximo el Confesor; toda la obra redentora es litúrgica ; por eso el Concilio Vaticano II presenta la liturgia como “ el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera , realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro - Sacramentum Concilium, 7- .Por consiguiente la oración litúrgica, es al mismo tiempo, la más difícil y la más delicada. La más difícil porque en ella es más posible la distracción y la menor participación en la medida en la cual no se posea el hábito de la oración mental y el silencio interior .Es la más delicada, no solamente porque se trata de la función esencial de la Iglesia ( orante por esencia ) sino porque debe cumplir ( y cumplir bien ) las normas litúrgicas establecidas por la Autoridad. Desde el punto del laico católico este aspecto reviste una trascendental importancia y alteración de las normas ejerce una influencia negativa de largo alcance en el pueblo fiel. Son esencialmente contrarios a la oración litúrgica todos los caprichos cuasi blasfemos con los que cierto clero ofende permanentemente nuestra conciencia de cristianos. En un templo de Buenos Aires presencié un escena apenas soportable: en la liturgia de la Palabra, una señora divagó atrozmente sobre el Evangelio del día ; pero es completamente insoportable que, de buenas a primeras, en una casa particular, mientras se toma el té, el sacerdote presente en la reunión decida consagrar…con galletitas o el pan que hay en la mesa. Los laicos católicos que aún aman la oración, ruegan a Dios para que quite esta abominación del seno de la Iglesia.

Por fin, dentro de la oración vocal repetitiva, aparece la gran víctima del monofisismo mundano: el Rosario. Abolida la soledad interior desde la cual surgen las siempre repetidas palabras de amor ( como el amor humano que necesita ser declarado permanentemente ) queda suprimido el sentido, tan humano., del Rosario. Podrá ser explicado psicoanalíticamente por nuestros neomodernistas pero se les escapará siempre el secreto el secreto de amor, presente encada repetición, en cada cuenta, en cada Gloria, ; secreto de amor que intuyen las almas sencillas. También la Virgen María debe contemplar la realización de esta nueva abominación contra su rosario y hasta la de algún dominico que en Italia ababa de proponer alteraciones tales del rosario que pronto equivaldrían a su supresión. ¡ Un miembro de la Orden del Rosario ! . Todo esto es signo evidente de la actual necesidad de rezar el Rosario más fervorosamente que nunca. La aniquilación de la oración y el vaciamiento de la liturgia ,solamente pueden ser remediados mediante la adoración.

(Continuaremos con “ d) La corrupción de la idea del martirio. “ El Director.