sábado, enero 19, 2008

Pascendi.San Pío X.

CARTA ENCÍCLICA.

PASCENDI.

DEL SUMO PONTÍFICE

PÍO X.

Sobre las Doctrinas de los Modernitas.

INTRODUCCIÓN.

Al oficio de apacentar a la grey del Señor que nos ha sido confiada desde lo alto, Jesucristo señaló como primer deber el de guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia. No ha existido época alguna en la que no haya sido necesaria a la grey cristiana esa vigilancia de su Pastor supremo; porque jamás ha faltado, suscitado por los enemigos del género humano, “ hombres de lenguaje perverso “-Hc 20,30- “decidores de novedades y seductores “-Tit 1,10) “ sujetos al error y que arrastran al error “ -2 Tim 3,13-

GRAVEDAD DE LOS ERRORES MODERNISTAS.

1.Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenos de perfidia , se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio .Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin delación el silencio es que hoy es menester ya ir en buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados : se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.

Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, y lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios de filosofía y teología, e impregnados , por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia cuanto todo hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.

1.Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañara de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar. Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde afuera, sino desde adentro : en nuestros días, el peligro está casi en la entrañas mismas de la Iglesia y en su mismas venas ; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuando más a fondo conocen la Iglesia. Añádase que han aplicado la segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma ; esto es , a la fe y a sus fibras más profundas. Más una vez herida esta raíz de vida inmortal, se empeñan en que circule el virus por todo el árbol, y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper. Y mientras persiguen por mil caminos su nefasto designio,, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico., lo hacen con habilidades tan refinadas, que fácilmente sorprenden a los incautos .Por otra parte, por su temeridad, no hay linajes de consecuencias que los haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, un vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas le han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna ; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo.

A la verdad, Nos habíamos esperado que algún día volverían sobre sí, y es por esa razón habíamos empleado con ellos, primero la dulzura como hijos, después la severidad y, por último aunque muy en contra de nuestra voluntad, las reprensiones públicas. Pero no ignoráis, venerables hermanos, la esterilidad de nuestros esfuerzos : inclinaron un momento la cabeza para erguirla en seguida con mayor orgullo. Ahora bien : si sólo se tratara de ellos, podríamos Nos talvez disimular, pero se trata de la religión católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio ; prolongarlo sería un crimen. Tiempo de arrancar la máscara a esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tal cuales son en realidad.

3. Y como una táctica de los modernistas( así se los llama vulgarmente, y con mucha razón ) , táctica, a la verdad, la más insidiosa, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá , lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas , cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes ; ante todo, importa presentar en este lugar esas mismas doctrinas en un conjunto, y hacer ver el enlace lógico que las une entre sí, reservándonos indicar después las causas de errores y prescribir los remedios más adecuados para cortar el mal.

I. EXPOSICIÓN DE LAS DOCTRINAS MODERNISTAS.

Para mayor claridad en materia tan compleja, preciso es advertir ante todo que cada modernista presenta y reúne en sí mismo variedad de personajes, mezclado , por decirlo así, al filósofo, al creyente, al apologista, al reformador, personajes todos que conviene distinguir singularmente si se quiere conocer a fondo su sistema y penetrar en los principios y consecuencia de sus doctrinas.

4. Comencemos por el filósofo. Los modernistas establecen, como base de su filosofía religiosa, la doctrina comúnmente llamada agnosticismo . La razón humana encerrada rigurosamente en el círculo de los fenómenos, es decir las cosas que aparecen , no posee facultad ni derecho de franquear los límites de aquéllas. Por lo tanto, es incapaz de elevarse hasta Dios, ni aun para conocer su existencia, de algún modo, por medio de las criaturas : tal es su doctrina: De donde infieren dos cosas: que Dios no puede ser objeto directo de la ciencia; y , por lo que a la historia pertenece, que Dios de ningún modo puede ser sujeto de la historia.

Después de esto, ¿ que será de la teología natural, de los motivos de credibilidad , de la revelación externa ?.No es fácil comprenderlo. Suprimen pura y simplemente todo esto para reservarlo al intelectualismo, sistema que, según ellos, excita compasiva sonrisa y está sepultado hace largo tiempo.

Nada les detiene, ni aun las condenaciones de la Iglesia contra errores tan monstruosos. Porque el Concilio Vaticano decretó lo que sigue : “ Si alguno dijere que la luz natural de la razón es incapaz de conocer con certeza, por medio de las cosas creadas, el único y verdadero Dios, nuestro Creado y Señor , sea excomulgado “- De revelat.can.1- Igualmente : “ Si alguno dijere no ser posible o conveniente que el hombre instruido, mediante la revelación divina, sobre Dios y sobre el culto a él debido, sea excomulgado “- Ibíd..,can 2-Y por último : “ Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que , en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado “-De fine. Can 2-

Ahora, de qué manera los modernistas pasan del agnosticismo, que no es sino ignorancia , al, ateismo científico e histórico , cuyo carácter total es , por lo contrario, la negación ; y, en consecuencia, por qué derecho de raciocinio, desde ignorar si Dios ha intervenido en la historia del género humano hacen el tránsito a explicar esa misma historia con independencia de Dios, de quien se juzga que no ha tenido, en efecto, parte en el proceso histórico de la humanidad, conózcalo quien pueda. Y es indudable que los modernistas tienen como ya establecida y fija una cosa, a saber : que la ciencia debe ser atea, y lo mismo la historia; en la esfera en que una y otra no admiten sino fenómenos : Dios y lo divino quedan desterrados.

Pronto veremos las consecuencias de doctrina tan absurda fluyen con respecto a la sagrada persona del salvador, a los misterios de su vida y muerte, de su resurrección y ascensión gloriosa.

( Continuaremos con el Agnosticismo y el inmanentismo. El Director.)