sábado, marzo 15, 2008

Coordinar la enseñanza religiosa con los demás saberes escolares

Agencia Informativa Católica Argentina
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Coordinar la enseñanza religiosa con los demás saberes escolares

La Plata (Buenos Aires)
AICA

Mons. Héctor Aguer, presidió una misa para los educadores

Mons. Héctor Aguer, presidió una misa para los educadores

Con motivo del inicio del año lectivo, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, presidió una misa para los educadores de la arquidiócesis en la catedral Nuestra Señora de los Dolores, donde exhortó a poner “nuestra esperanza en Dios y comprometerse ante Él a empeñarnos con inteligencia y tesón en hacer nuevos progresos, superando la rutina y la tentación minimalista de estancarnos en lo que ya hemos logrado; las dificultades específicas de educar hoy, a chicos y chicas de hoy, nos reclaman mucha lucidez y renovados esfuerzos”.

Tras recordar que en otras oportunidades se refirió “al desplazamiento de las legítimas autoridades educativas –los padres de familia, los docentes, los pastores de la Iglesia- a causa de la intrusión de factores poderosos de deseducación”, señaló que también mencionó otras veces “el debilitamiento interno de la familia, que la incapacita para ejercer su imprescindible misión educadora, como también el cansancio y la decepción que provocan los experimentos en las políticas educativas, las constantes e infructuosas reformas de estructuras, planes y programas”.

“Hay una causa más inconcreta -advirtió- pero cuyo influjo está a la vista y no es fácil de contrarrestar. Más que una causa es un complejo de causas, una situación, un ambiente, la atmósfera en la que respiran los alumnos de nuestras escuelas. Valga una rápida enumeración de unos pocos datos sociológicos. La infancia se acorta; la adolescencia surge prematuramente y se prolonga sin fin; nuestras chicos experimentan las realidades propias de la vida adulta, obviamente sin la madurez necesaria para gobernarlas con auténtica libertad, para integrarlas de un modo armonioso en su ser personal”.

El prelado platense agregó en este sentido que “la moda manda, o lo que suele llamarse la cultura joven; no sólo los gustos se tornan gregarios, sino también opciones éticas decisivas que son asumidas con contagiosa superficialidad”, y reconoció que “para un muchacho o chica de hoy resulta difícil vivir como cristiano, se le hace arduo elegir la vida y ser verdaderamente libre; el contexto cultural, la propaganda, ofrecen otros caminos, atajos vertiginosos que no llevan a nada, que llevan a la nada”.

Monseñor Aguer consideró que para hacer de Cristo y de su Evangelio el centro de la vida de los jóvenes y lograr que se tornen atractivas las virtudes cristianas, es necesario que los colegios católicos tengan un proyecto pastoral, en el que “la enseñanza religiosa escolar y la catequesis se coordinen con el conjunto de los saberes que corresponde transmitir en la escuela”.

“No se debe descuidar el conocimiento de la fe, el aprendizaje de la doctrina; no se ha de menospreciar la inteligencia, que necesita de la luz de la revelación. ¿Puede bastar una mezquina hora de catequesis ubicada, como de lástima, al final del turno? ¿Cómo podría justificarse, en esa hipótesis, la existencia de una escuela católica?”, interpeló.

Asimismo, estimó que “otro aspecto de la formación cristiana es la verificación de la fe mediante la aceptación de un estilo de vida, que no sólo se ha de proponer teóricamente, sino mediante el testimonio coherente de los educadores, y sobre todo a través de un ambiente escolar impregnado de sentido cristiano”, señaló que “la escuela católica se realiza, cumple su naturaleza, cuando es una verdadera comunidad educativa, pero sobre todo una comunidad cristiana, y si se trata de un colegio parroquial cuando se integra en la comunidad parroquial y es reconocido como porción suya”.

El arzobispo aseguró que “nuestras escuelas producirán frutos exquisitos de evangelización cuando logren crear ese ambiente imponderable pero realísimo en el cual, por una especie de ósmosis espiritual, se transmita a Cristo. Es difícil; dificilísimo incluso en las condiciones que impone la sociedad argentina de hoy, pero posible, ¡sin duda! Y es ése un ideal al que no podemos renunciar; si es arduo, nos atrae y despierta la pasión que corresponde a una magnífica aventura”.

“Los educadores necesitamos llevar a cabo nuestra tarea con plena conciencia de la misión, con rectitud insobornable y con generosa entrega; nuestros niños y jóvenes necesitan de esa gracia para abrir los ojos del corazón a la verdad y para adherir a Cristo y a su mensaje con alegría. Trabajamos por el bien de ellos como si todo dependiera de nosotros, pero como si nada pudiéramos hacer, los encomendamos al Señor y a la fuerza de su gracia. Así demostramos que somos hombres y mujeres de esperanza”, concluyó.+

Texto completo de la homilía

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