martes, marzo 04, 2008

JÉRÔME LEJEUNE,4ta y final.

JÉRÔME LEJEUNE

De la ciencia al heroísmo

Editorial “ Poco y Bueno “ Serie héroes.

4ta y última parte.

“ RADIACIONES, SALUD Y OTROS MATICES “

Un vida tan fecunda como la de quien hoy nos ocupa, ofrece otras facetas, seguramente muchas, algunas citadas casi al pasar. En 1957 viajó a los Estados Unidos, por el tema de las radiaciones. Eran los años de la guerra fría, de la carrera armamentista entre norteamericanos y soviéticos, de los temores de una nueva confrontación .Allí se inició para Lejeune una cadena de relaciones con otros científicos , ganando el respeto de los expertos de aquellas dos y otras potencias. Es más de una ocasión, en jornadas de grupos de trabajo, el investigador francés jugó un rol de mediador. Por este motivo le tocó visitar varias veces Moscú y, luego, como miembro de la Academia Pontificia de la Ciencia ( nombrado por PABLO VI ), volvió a Rusia. El Santo Padre había enviado emisarios a cada uno de los jefes de Estado en posesión de la bomba atómica.

Y en 1981, ( ya con JUAN PABLO II ) le tocó a él entrevistarse con Leónidas Brezhnev ( 1906-1982 ), presidente soviético, quien lo recibió con palabras de paz.

En este proceso de aquella exitosa década personal, la del sesenta, en 1962 Lejeune, fue nombrado experto en genética humana de la OMS, Organización Mundial de la Salud, dependiente de la Naciones Unidas. Y así viajó, de un lado a otro, declarando ante parlamentos locales y comisiones, tribunales, etc .

Pero un caso particular, que a él le atrajo particularmente, fue el llamado proceso de Maryville, Tennessee, Estados Unidos, sobre el que escribió un libro. Se trato de un juicio de divorcio: la esposa, Mary Sue Davis, era una mujer estéril con sus trompas obstruidas, que se sometió a la fecundación artificial, que no aportó resultados positivos y, luego, a una fecundación in vitro, quedando congelados siete embriones. Durante el proceso de divorcio el marido , Junior Davis, pidió que se eliminaran esos embriones, pero ella solicitó que se los confiaran a su cuidado. Así fue como un amigo de Lejeune, Palmer, lo llamó para que el investigador que nos ocupa fuera a testificar : ¡ se trataba de seres humanos !. La madre se oponía a la muerte de los embriones , a los que consideraba como hijos, y si que ella no podía ayudarlos a vivir, al menos que los cediera a otra mujer. Lejeune consideró que el caso valía la pena y termino participando en un juicio extraordinario , que conmovió aquel país ocupando las primeras páginas de los diarios. A él le toco explicar, en cuanto especialista, que la información suficiente estaba ya en el momento de la concepción y que no había duda alguna de que se trataba de seres humanos muy jóvenes, aunque congelados, pero si se les devolvía el tiempo, revivirían.

El juez Dale Young escribió en su sentencia ( en primera instancia ) que los seres humanos empiezan con la fecundación. Y como Salomón, dijo : “ Hay que confiar la custodia de los niños a aquella persona que está dispuesta a darles la vida “.

EN EL GRUPO DE LOS “ Sabios “ y algo más.

Meorges Pompidou, socialista, nombró a Jérôme Lejeune miembro de los “ Sabios “, comisión de científicos con la tarea de asesorar al Presidente de la República Francesa y al poder político del área. Es que J.L. fue una eminencia en su campo, tan sencillo como profundo, a quienes todos querían consultar pero luego, también, resultó el hombre humillado por sus convicciones. Éstas apuntaron a la defensa de la dignidad de los seres humanos que tienen derecho a la vida- insistía Lejeune- y si está enfermo, a recibir el auxilio correspondiente de la sociedad .Pero nunca la muerte. El tema es , también, dramáticamente actual en nuestro tiempo.

Nosotros, dijo Clara, “ Hemos vivido cómo diariamente se escribía la historia de ese destino, de esa vida cortada en dos. Cuando éramos niños nuestro padre era un hombre honorable, un genio sabio que las elites se disputaban. Ya adolescentes, se convirtió en un apestado. Había cometido el delito de opinar…Ahora que leo de nuevo con ojos de adulta los acontecimientos que han jalonado su vida, me digo que debió sufrir mucho…Su valentía, su paciencia, su ausencia total de espíritu de venganza han sido para nosotros una educación formidable para la vida. Sabía demasiado bien de qué está hecho el corazón humano como para no poder perdonar sus debilidades “. ( 10 ).

Pero su lucha prosigue de otro modo. Luego de su muerte, sus familiares, amigos y los padres de sus enfermitos se unieron para continuar su tarea científica y moral, creando la Fundación que lleva su nombre ( www.fondation-jerome-lejeume-aso.fr/).

SU RELACIÓN CON JUAN PABLO II.

A propósito de su vida, su lucha y su muerte, resulta significativo remarcar su relación con JUASN PABLO II , con quien sostuvo una larga amistad. PABLO VI también lo apreciaba profundamente, pero con el pontífice de origen polaco entabló una comunión quizás sorprendente. El 13 de mayo de 1981, por ejemplo el matrimonio Lejeune almorzó con el Santo Padre de quien se despidió a esos de las 15. Tomaron el avión y cuando iban en taxi a su casa, se enteraron del terrible atentado a Su Santidad..Esa noche Jerome terminó internado de urgencia, en el Hotel- Dieu. Tras mucho investigar descubrieron tres piedritas que, movidas por el golpe emocional de aquella noticia, se habían encajado en el canal colédoco ( conducto biliar ), produciendo grandes dolores. Lo operaron el mismo día que el amadísimo Papa y ambos coincidieron también, en la fecha de salida de sus respectivos sanatorios…

Tal era la comunicación entre ambos que, cuando Lejeune se enfermó, el Pontífice permaneció informado permanentemente de su salud y le envió un telegrama en la vísperas de su muerte .Una de sus santas preferidas era la hermana Faustina Kowalska , canonizada por JUAN PABLO II , una religiosa polaca, apóstol de la devoción a Jesús Misericordioso. A raíz de su profundo sentimiento, el cardenal Angeleli le remitió una reliquia de la santa, que lo acompañó hasta el final. Y una de sus nietas lleva, por ese amor, el nombre de Faustina.

Nuestro investigador murió en el amanecer del 3 de abril, en un domingo de Pascua, en la clínica Peupliers. No quiso que los suyos estuvieran presentes en el momento de la partida, para que no guardaran la imagen fuerte que él había vivido ante la muerte de su padre…

Un regalo más que quiso darles a los suyos. Los funerales fueron en Nôtre-Dame, la catedral erigida a Nuestra Señora en París, al costado del río Sena, ante un gentío que llenó el templo y lo conmovió con su recogimiento.

Durante la liturgia, Bruno, un trisómico 21 atendido por Lejeune, tomó el micrófono y declaró con voz fuerte y sentida : Gracias, mi profesor, por todo lo que has hecho por mi padre y por mi madre. Gracias a ti, estoy orgulloso de mi mismo “. No habría, en realidad un mejor epígrafe para Jérôme, para el profesor que partió a la eternidad con la preocupación de no haber encontrado la solución para los enfermitos, y alarmado por otro tema, también en el tapete : la posible manipulación de los embriones.

Pero queremos terminar con la misma carta con que empezamos el trabajo : el mensaje de JUAN PABLO II sobre su muerte : “ La resurrección de Cristo es un gran testimonio de la vida, que es más fuerte que la muerte. Iluminados por estas palabras del Señor, vemos en toda muerte humana una participación en la muerte de Cristo y en su resurrección, especialmente cuando la muerte tiene lugar el mismo día de la Resurrección. Esta muerte testimonia con mayor fuerza la vida que el hombre está llamado en Jesucristo. Durante toda la vida de nuestro hermano Jérôme ,esta llamada representó una línea directriz”…

Deseamos agradecer hoy al creador ( prosiguió el Papa en otro párrafo de su misiva )” el carisma particular del fallecido: Hay que hablar aquí de carisma, porque el profesor Lejeune supo usar siempre su profundo conocimiento de la vida y de sus secretos para el verdadero bien del hombre y de la humanidad , y sólo para esto “…,” El profesor Jérôme Lejeune asumió plenamente la responsabilidad particular del sabio, dispuesto a convertirse en un signo de contradicción, sin tener en cuenta las presiones externas ejercidas por la sociedad permisiva ni el ostracismo al que lo habían condenado. Nos hallamos hoy ante la muerte de un gran cristiano del siglo XX, un hombre para el que la defensa de la vida llegó a ser su apostolado “…

“ Cristo dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera vivirá…

Creemos que estas palabras se han cumplido en la vida, y en la muerte de nuestro hermano Jérôme “…

Dr, Lejeune. El amor a la vida “, de Clara Lejeune, editorial mc.pág 137. (1),(2),(3),(4),(5),(6),(7),(8),(9),(19)-Pág.21,12,13,19,24,32,56,99.