jueves, marzo 20, 2008

MILAGROS DEL PADRE PÍO.3RA.PARTE

MILAGROS DEL PADRE PÍO.

Edit. “ Poco y Bueno “.Serie Testimonios.

3ra.Parte.

“ CASTÍGAME AMÍ “

En otro éxtasis ocurrido el primero de diciembre de 1911: “ ¿ Lo quieres castigar ?...No, Jesús, castígame a mi… tienes que castigarlo a él…¿ no he dicho que quiero ofrecerme por todos ?”.

Por fin , dos días después, el 3 de diciembre : “ Cuantas profanaciones en tu santuario…,mi Jesús, perdona, baja aquella espada… y si tienes que caer, sólo me encuentre a mí enfrente.., yo quiero ser la victima…Pues castígame a mí y no a los otros… también mándame al infierno, como tú quieras, y se salven todos ellos…Castígame, mi Jesús…Salva a todos…,mi Jesús, yo me ofrezco como victima por todos.

Algunas de estas expresiones del Padre Pío, revueltas hacia el interlocutor invisible, han sido registradas por el mismo Padre Agostino en su Diario, y dan una idea, una repuesta acerca de la extraordinaria actividad taumatúrgica del Padre pío, la potencia invencible de su ruego y de su dolor, la fecundidad extraordinaria de su misión. El hecho es que Dios escucha y casi siempre atiende a sus ruegos.

En aquellos está el límite imperceptible entre el amor paternal del padre Pío por sus hijos espirituales con el deseo de siempre atenderlos , y el proyecto de Dios que muchas veces elige otras calles diferentes del deseo de los hombres. Al todo el Padre Pío se inclina adorando la divina voluntad. Como cuando el 7 de octubre de 1946 pierde a su papá Orazio. También aquí, como en la pérdida de la adorada mamá Peppa, su dolor se diluye y se derrite en el amor totalizador al Padre celestial. Amor que todo acepta y todo quiere.

MILES DE PEREGRINOS.

En los años cuarenta y cincuenta la fama del Padre Pío de Pietrelcina alcanza su cúspide, también porque la Italia de posguerra trata de resurgir de los desastres materiales y morales consecuencia del conflicto. El fraile estigmatizado de Gargano se vuelve así un faro de luz y espiritualidad, un “ humilde ministro de Dios “ en el que el cielo y la tierra son semejan tocarse.

Es estos años el número de la concurrencia de los peregrinos, promesantes y devotos aumentan con exceso, beneficiado también por el extraordinario desarrollo de los medios de comunicación social. La reputación de este “ santo” de los albores del dos mil llega por todas partes, y de todo el mundo llegan cotidianamente cientos de cartas directas al él. El 13 de septiembre de 1949, el padre Agostino de san Marco de Lamis, desde siempre amigo y confidente del Padre Pío, escribe los siguiente en su diarios : “ Las cartas llegan a cientos. Hay cartas conmovedoras que suplican gracias y se escribe del Padre Pío como un santo que sería poderoso cerca de Dios .Muchas son las cartas que hablan de gracias conseguidas “.

Desde las dos de la mañana, los fieles se amontonan a las puertas del convento para tener en el día alguna oportunidad de confesarse con el padre Pío. Por tanto, a partir de 1950 para las mujeres y de 1952 para los hombres, se tiene que establecer en la Iglesia del convento el sistema de reservas por las confesiones. La misma Iglesia ya se ha vuelto demasiado pequeña para la muchedumbre que de a cientos, sino por miles, invaden el Gargano. Hasta que en 1954 los capuchinos decidirán construir un nuevo templo al lado del viejo.

¡ FUERA !

Del ministerio sacerdotal ejercitado en el confesionario, se ha dicho mucho. El Padre Pío se muestra huraño , ruin , duro. Pero dentro de su corazón hay un gran amor a Dios y a las almas que, a precio de su sangre, es decir de sus sufrimientos, él quiere reconciliar con el “ Padre misericordioso “.

Si a veces el padre niega la absolución, hay un motivo preciso y debe ser buscado en el hecho de que él ve en los penitentes una indiferencia del pecado grave y a la perseverancia en el mal.

Don Alessandro Lengua es un penitente del Padre Pío. Un día un amigo suyo, que se es casado, va al fraile a confesarse. Pero en lugar de confesar la relación con una mujer, empieza a hablar de su “ crisis espiritual “. De pronto el Padre Pío le dice : Que crisis espiritual Te eres un cerdo y Dios se ha irritado contigo. Te vas afuera “.

Los corazones de muchas almas son un espejo para el padre Pío. Él lee en los corazones todo lo que Dios quiere. Un carisma que en la directamente el ministerio de la Confesión, que es una de las actividades primarias del fraile de Pietrelcina.

Un día el padre Pío acompaña a los jóvenes frailecillos del seminario menor ,del que es director, a pasear por las calle de San Giovanni Rotondo , Borgo Celando. El Padre está triste y de repente llora diciendo: “ Uno de vosotros me atravesado el corazón…Justo esta mañana uno de vosotros ha hecho una comunión sacrílega ! Y decir que he sido yo mismo a hacérsela durante la misa conventual “. A este punto uno de los jóvenes frailecillos cae de rodillas y llorando , dice “ He sido Yo “. Algún instante después el Padre lo hace levantar y, ordenando a los demás que se alejen, se queda a solas con el joven seminarista, quien le confiesa el grave pecado mortal. Inútil es decir que el padre enseguida absuelve del pecado sacrílego a este frailecillo y lo reconcilia con Dios.

El Padre Pío es el hombre del sufrimiento, el taumaturgo, el estigmatizado, el Sacerdote apóstol del confesionario y un catequista silencioso de la Santa Misa, pero es un místico de extraordinaria dimensión, un fraile que ruega como él se define contestando al periodista Atilio Crepas de La Stampa della Sera.

(Continuaremos con la 4ta.parte: “PIETRELCINA “. El Director.)