sábado, abril 19, 2008

America Latina

América Latina

Marzo 2008-03-18

Tenía terminado un articulo para publicar en estas paginas, relacionado con la unidad latinoamericana o mejor dicho, de la casi imposibilidad de lograr la unidad Latinoamérica habida cuenta de las maniobras dialécticas que practican los Mercaderes de las Finanzas Internacionales que pueden prosperar, desarrollarse y mantenerse en una región a la previamente le han quitado su raíz

En nuestro país aparece y crece un conflicto provocado por un enojo de los productores agropecuarios, por medidas impositivas tomadas por el gobierno nacional que además de ser perjudiciales, son violatorias de una antigua y constante jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia que hace años sentenció que todo gravamen impositivo que supere el 33% es considerado confiscatorio.

El aumento del impuesto lo coloca casi en un 45 %. Este atolladero debió ser corregido de inmediato, debió ser considerado un desliz. No ocurre nada de esto, es más, la presidenta usa el atril y se dirige a los disgustados, lo hace con soberbia, considera que es objeto de amenazas o por lo menos de provocación y dice: no dialogaré con un revolver en la cabeza”, olvidando su Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, una especie de pistolero gubernamental.

Las pocas personas que tienen el manejo del Estado robustecen su actitud, producen reacciones de la gente de campo y el conflicto se agranda; se generaliza, muchos argentinos hace suya la protesta, no se sabe si por apoyo al campo o por cansancio y molestia que produce por la forma de proceder del Poder Ejecutivo no solo en este asunto con los agrarios; llega a convertirse en algo incontrolable que nos está indicando una profunda división en la sociedad argentina, una fractura provocada por el gobierno, por un gobierno arbitrario, irracional. Es la actitud de un gobierno debil, sin sustento, movido solo por resentimientos que lo alejan de la sensatez y la Justicia.

Todo comienza cuando Néstor Kirchner impulsa y protege la protesta callejera sin limite, sin alguna actitud que busque amojonar la reclamación; el estribillo repetido es:”Protesta sin represión”. Se trata de estructurar un país sin represión, en el que cada grupo puede protestar en la calle molestando a los demás, impidiendo ejercer derechos elementales de todo ciudadano; es lo del pueblo en la calle y toda esa monserga de la izquierda fracasada y que ahora les toca tan de cerca y los molesta tanto. En el comienzo se trato de permitir, de alentar protestas desmedidas, autorizando a cortar puentes, calles, crear desorden, indisciplina, fomentar y alimentar inquinas, reabrir heridas que solo se debieron recordar para ser reparadas con justicia y no con parcialidad ideológica. En el comienzo no se midió la longitud de la puerta que se abría, no se midió que se alentaba resucitar rencores aletargados, no se pensó que podía llegar el espanto.

Cuando llega el espanto el Poder Ejecutivo, con todo el atuendo de los superpoderes que acumuló, no sabe como gobernar la crisis, el reclamo justificado, la petición atendible y sólo atina a provocar, a amenazar, a aplicar violencia. Enfrentamos el estallido social que Patria Argentina pronostico (V ejemplares de septiembre y octubre de 2007). Es el fin del pueblo en la calle reclamando y sin represión, eso era para los amigos, para lo que no molesta, para el problema al que no hay buscar solución porque no existe. Impresiona como quien no se da cuenta que esta dividiendo más al pueblo argentino, en dividir a los argentinos se ha hecho una gran obra en los cuatro años y algunos meses, en que los Kirschner han llegado al Poder Ejecutivo de la Nación, pero sin embargo lo consideran poco, quieren más división, mas enfrentamiento, quieren conflicto social agudo (Ibidem Patria Argentina) Esto tiene tufo, despide muy mal olor, es inconcebible que el gobierno piense que puede ejercer con absoluta arbitrariedad un superpoder, que dañe y perjudique a un grupo creador de riqueza, de riqueza autentica, no de riqueza financiera, y que nada pasa, que los perjudicados, los seriamente perjudicados por la confiscación iban a aceptar mansamente el abuso. El dinero que ha generado el campo en los últimos años fue destinado en su casi totalidad a inversiones que se observan en el renacer de todas las economías del interior. No se destinan a la especulación financiera y esto puede, o mejor, más claro, esto no es del agrado de quien vive de lucrar con el esfuerzo ajeno.

El Estado debe ser fuerte para no ser violento No necesita la violencia para ser obedecido o para imponer orden, porque crea el orden con justicia, con sensatez. Nuestro actual gobierno proclamó la no represión y la estableció para sus manejos y sus amigos, cuando llego el desorden de los reclamos de gente que tiene motivos vitales para protestar, ahí comienza el estremecimiento, se comienzan a aparecer signos, símbolos claros y preocupantes de una fractura social que hay que terminar YA, hoy, no podemos seguir el fatal camino de la sinrazón, el camino de la provocación casi mafiosa. El conflicto entre el Ejecutivo y las organizaciones gremiales de la actividad agropecuaria, comienzan a crecer con la adhesión espontánea y masiva de los que se han dado en llamar “auto convocados”, y el atolladero crea más adhesiones que rechazos de la gente vinculada a la actividad agropecuaria, que es mucha. Cuando más aumenta la adhesión al campo, es mayor y más obstinado e irracional el Poder Ejecutivo Nacional que pretende “derrotar” a los “golpistas” con falsos apegos populares.

Hay que evitar caer en el pozo donde no seamos más argentinos y nos conviertan en un montón de gente viviendo en esta tierra sin el sentido de un destino común.

Repito, el Estado fuerte no es violento, ni manipula revanchismo, ni represión, no necesita de la arbitrariedad, de Justicia coja y tuerta. Su fuerza nace y se alimenta de la sensatez que genera Justicia y construye unidad, prosperidad y paz.