martes, junio 10, 2008

LaNueva.com - Discurso

A+ A- | Imprimir | Enviar | PDF

EDITORIAL
Discurso

De todos los discursos que pronunció Cristina Fernández desde su asunción hasta la fecha, el de ayer arrojó una novedad a su favor: evitó la crispación. Si se tiene en cuenta que es una mujer que parece vivir siempre al borde de un ataque de nervios, bienvenido sea el cambio.
Fuera de esta formalidad, la señora de Kirchner mostró --cierto que con tono moderado-- la soberbia que es usual en ella. De creérsele, el campo tendría la culpa de todos los males habidos y por haber. Su gobierno, obviamente, estaría más allá de pecado. De creérsele, a partir de ahora utilizará buena parte de las retenciones en construir escuelas y hospitales. No explicó, claro, por qué habiendo recaudado la administración de su marido en los pasados cuatro años, 40 mil millones de dolares en concepto de impuestos a las exportaciones, esas obras brillan por su ausencia.
El meollo de la cuestión es la confianza que generen sus palabras. Quienes supongan que habla con la verdad se sentirán en el mejor de los mundos. De lo contrario, ayer, una vez más, la presidenta nos tomó el pelo.