viernes, julio 18, 2008

Néstor y Cristina se encerraron dos horas a discutir el futuro

Néstor Kirchner le dijo “Nos vamos”, a Cristina

18/07 - 10:30 - Néstor y Cristina se encerraron dos horas a discutir el futuro. La tentación de la renuncia, a puerta cerrada. Una historia increíble que cuenta Crítica Digital. La desmesura de Kirchner y un nuevo acto de irresponsabilidad. Una crónica que nadie puede perderse. Vea como piensa y actúa el poder.

 

La renuncia de Cristina de Kirchner se vivió ayer, durante siete horas, como una sentencia irrevocable entre los hombres más cercanos al Gobierno nacional. La versión comenzó a circular con fuerza después del mediodía y se disipó recién cuando la Presidenta arribó a la Casa Rosada, pasadas las 17. Por la mañana, Néstor Kirchner y su esposa se encerraron durante dos horas en la residencia de Olivos. En ese lapso, discutieron cuál era la estrategia que debían adoptar para salir del abismo al que cayeron cuando Julio Cobos se pronunció a favor del reclamo agropecuario.
Kirchner fue terminante: sostuvo que era mejor renunciar antes que dar el brazo a torcer. Cristina opinó que era conveniente modificar el rumbo y seguir gobernando con anuncios, como el de la recuperación de Aerolíneas Argentinas.
Durante esas dos horas, los Kirchner desconectaron los teléfonos celulares y no atendieron a nadie. Para evitar, incluso, la influencia de allegados que pudieran gravitar en la decisión final o el ánimo de la pareja gobernante, ordenaron a la custodia residencial que impida el acceso de ministros.
Por la tarde, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, redactó el decreto de la renuncia. Algunos dirigentes imaginaron que era posible poner en marcha un “operativo clamor” y pensaron en una marcha que reclamara la permanencia de Cristina en el cargo. De hecho, hubo intercambio de mensajitos de texto entre la militancia K para concentrarse en Plaza de Mayo.
El matrimonio presidencial había visto el debate por televisión desde la residencia de Olivos acompañado por Zannini, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario de Inteligencia, Héctor Icazuriaga.
Alrededor de las tres de la madrugada, la Presidenta se fue dormir y se despertó dos horas después, cuando Julio Cobos ya había emitido su voto en contra de la resolución 125 y las retenciones móviles. Kirchner, en cambio, no se perdió ni un instante del debate. Se quedó mirando la transmisión junto a Icazuriaga y Zannini. Después de que el vicepresidente justificó su posición, el santacruceño se fue a dormir y anunció que al día siguiente daría una conferencia de prensa a las seis de la tarde. Incluso llamó por teléfono a algunos de sus incondicionales para comunicarles la decisión.
Pero cuando se despertó, alrededor de las nueve de la mañana, había cambiado rotundamente de idea. “Nos vamos. El Gobierno se va. No nos dejan gobernar”. El discurso del golpe se volvía una realidad a costa del Gobierno. Kirchner ya había tenido esa tentación hace un mes, en el fin de semana en el que Alfredo De Angeli fue detenido y los cacerolazos lo asediaron en la residencia de Olivos. Lo reconoció ante los intelectuales de la Biblioteca Nacional. “Si no salía la ley, no teníamos más Presidenta”.
Finalmente, se desistió de la renuncia. Alguien convenció a Kirchner. Si fue la Presidenta o fue la imposibilidad de imaginarse fuera del poder, sólo ellos lo saben.(CD/OPI Santa Cruz)