sábado, agosto 09, 2008

El Caballero de Nuestra Señora

¡ Ave María Purisima !

Querido amigo:
Cuando hace ocho años elegimos el 4 de agosto, como fecha de lanzamiento del primer número, de esta segunda época, de nuestra Revista, lo hicimos pensando en la gran fiesta que la Iglesia celebra ese día, la fiesta de San Juan María Vianney, el Patrono de los párrocos, pero también porque en agosto recordamos especialmente a un gran párroco que ha sido un santo sacerdote, un párroco de Versailles, párroco de la Patria y, como lo llama el Dr. Caponetto, el párroco de la Cristiandad. Me refiero, claro está, al Padre Julio Menvielle que imitando al Santo Cura de Arz fue padre, maestro y guía no solo en Versailles sino también en la Argentina y que iluminó con su sabiduría al mundo entero.
Y elegimos este mes tan especialmente dedicados a los párrocos porque esta obra es fruto de la acción de un gran párroco, que hizo de la querida Visitación una excelsa Parroquia, cuyo recuerdo nos embarga de alegría y sano orgullo de haber pertenecido a aquella querida comunidad, que hoy errante camina anunciando el mensaje recibido.
Por eso volvimos a elegir esta fecha, para hacer público la presencia de la web de “El Caballero de Nuestra Señora”, pidiéndole a Dios por la intersección de San Juan María para que nunca se apague en nosotros el deseo trabajar por las almas, como nunca se apagó en él, que tuvo tanto celo apostólico. Le pedímos, por la intercesión del Padre Menvielle, para que nunca neguemos la Verdad desde nuestras paginas, esa Verdad que amó y que enseñó a tiempo y a destiempo. Pedimos por mediación del Padre Carlos Lojoya que nos enseñó lo Bello y el arte de la siembra para que el Dueño del Sembrado coseche los frutos en las almas de los que a esta página lleguen.
Pedimos, por último pedimos, por medio de Aquella que es Madre y Señora, modelo de acción misionera, para que nunca dejemos la siembra de lo Bueno, lo Bello y lo Verdadero para mayor Gloria de Dios y la Salvación de las almas.
Al tiempo que te damos la bienvenida a nuestra página, rogando que lo que en ella encuentres sea de provecho para tu alma, te encomendamos, como lo hacemos con nosotros a nuestra Madre poniéndonos bajo su protección y amparo:
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
 Amén.
El Caballero de Nuestra Señora
Versailles, junto a la Virgen de la Salud
4 de agosto de 2008
Fiesta de San Juan María Vianney