domingo, septiembre 21, 2008

Prelado vaticano denuncia que obispos obstaculizan la misa en latín

 'En Italia la mayoría de los obispos, con admirables excepciones han puesto obstáculos a la aplicación del motu propio sobre la misa en latín y lo mismo se puede decir de los numerosos superiores generales (de congregaciones) que han prohibido a sus sacerdotes oficiar misa en latín', denunció Perl, según el portal católico italiano Petrus.
 Perl agregó también que en Alemania la Conferencia Episcopal ha publicado unas normas 'tan burocráticas que hacen difícil aplicar el motu propio'.
 Según el prelado, las peticiones para celebrar misas en latín provienen, sobre todo, de Gran Bretaña, Canadá, EEUU y Australia y en parte también de Francia.
Prelado vaticano denuncia que los obispos obstaculizan la misa en latín
El prelado Camille Perl, secretario de la Comisión Pontificia 'Ecclesia Dei', ha denunciado que son muchos los obispos que están obstaculizando la celebración de la misa en latín.
El secretario de la comisión cuyo objetivo es facilitar el retorno a la Iglesia católica de los seguidores del cismático arzobispo francés Marcel Lefebvre hizo estas manifestaciones en un convenio celebrado en el Vaticano sobre el 'motu propio' (documento) 'Summorum Pontificum' de Benedicto XVI que facilita la celebración de la misa en latín, cuando se cumple un año de su entrada en vigor.
 'En Italia la mayoría de los obispos, con admirables excepciones han puesto obstáculos a la aplicación del motu propio sobre la misa en latín y lo mismo se puede decir de los numerosos superiores generales (de congregaciones) que han prohibido a sus sacerdotes oficiar misa en latín', denunció Perl, según el portal católico italiano Petrus.
 Perl agregó también que en Alemania la Conferencia Episcopal ha publicado unas normas 'tan burocráticas que hacen difícil aplicar el motu propio'.
 Según el prelado, las peticiones para celebrar misas en latín provienen, sobre todo, de Gran Bretaña, Canadá, EEUU y Australia y en parte también de Francia.
 El problema, no obstante, según precisó, es la escasez de sacerdotes en todo el mundo que sepan latín.
 Perl subrayó que hay que tener en cuenta que el actual rito, salido del Concilio Vaticano, está en vigor desde hace cuarenta años y son muchos los sacerdotes que no saben celebrar la misa con el viejo rito, 'sin contar que han sido adoctrinados según la visión de que la vieja liturgia está superada'.
 El 'Summorum Pontificum' fue presentado en julio del pasado año y entró en vigor el 14 de septiembre. El documento fue acompañado de una carta en la que Benedicto XVI subrayaba que el Misal salido del Concilio Vaticano II 'es y permanece' como la forma 'normal' de la liturgia y que el tridentino es el 'extraordinario'.
 Benedicto XVI precisó que la misa en latín según el rito tridentino nunca fue jurídicamente suspendida y siempre estuvo permitida y que en estos 40 años muchas personas y movimientos como el del cismático arzobispo Lefebvre permanecían ligadas a la misma, de ahí la necesidad de un reglamento más claro para llegar, además, a 'una reconciliación interna en el seno de la Iglesia'.
 Con esas palabras, el Obispo de Roma tendió la mano al movimiento cismático del fallecido arzobispo francés, férreo defensor de la tradición y la liturgia tridentina, que no reconoce el Concilio Vaticano II.
 Para dar visibilidad a su decisión de facilitar la misa según el rito tridentino, el pasado 13 de enero y por primera vez tras la reforma del Concilio Vaticano II, el Papa ofició una misa dando la espalda a los fieles, como en el ritual preconciliar, aunque la celebración se desarrolló según el Misal posconciliar.
 Fue en la Capilla Sixtina del Vaticano, con motivo de la 'Fiesta del Bautismo de Jesús', cuando el Papa Ratzinger quiso oficiar en el antiguo altar pegado a la pared en la que Miguel Angel pintó el 'Juicio Final' y por tanto dando la espalda a los fieles y con la mirada puesta en el gran Crucifijo existente.
 El pasado día 12, cuando se dirigía en avión a París, Benedicto XVI fue preguntado por los periodistas que le acompañaban que si el motu propio' supone un paso atrás respecto a lo aprobado por el Concilio Vaticano II.
 El Pontífice contestó que se trata de 'un acto de tolerancia para las personas que se formaron en esa vieja liturgia, que la aman, que la conocen y quieren vivir con ella'.
 'Se trata de un pequeño grupo de formación latina y hay que tener tolerancia para que puedan desarrollarla. Dentro de la Iglesia no existe oposición entre la vieja liturgia y la del Vaticano II. Hay cosas diferentes, pero la identidad fundamental no es contradictoria', argumentó.
 Benedicto XVI agregó que 'existe la posibilidad de que los seguidores de la vieja liturgia conozcan la nueva y viceversa, ya que las dos forman parte de la Iglesia universal'.
 El Papa, para que no quedaran dudas, insistió en que la liturgia actual, es decir, la surgida del Vaticano II, 'es la ordinaria de nuestro tiempo'.
Fuente: Terra.