lunes, diciembre 01, 2008

"Un sindicato no es un convento de carmelitas"

Entrevista con Luis Barrionuevo

"Un sindicato no es un convento de carmelitas"

Enfrentado con el kirchnerismo, el dirigente gastronómico se despacha a gusto en un diálogo imperdible: dice que los Kirchner van a ir presos y asegura que logrará desplazar a Hugo Moyano de la conducción de la CGT
Por Ricardo Carpena
Domingo 30 de noviembre de 2008
"Un sindicato no es un convento de carmelitas"
Foto: Julián Bongiovanni

Se advierte a los lectores impresionables que la siguiente nota contiene muchas escenas de barrionuevismo explícito. En este momento termina el horario de protección al lector y la permanencia ante el diario (y ante el dirigente políticamente más incorrecto de la Argentina) queda bajo la absoluta responsabilidad de los lectores.

* * *
Se podría entender que un reportaje a Luis Barrionuevo comience con semejantes prevenciones.
Después de todo, es el que se incineró en las llamas de su confesión de que nadie en la Argentina, empezando por él, había hecho la plata trabajando. O que había que dejar de robar dos años para salir adelante.
El líder del gremio gastronómico que trabajó sólo dos años de mozo. El dueño de la patota sindical. El que se definía como "recontraalcahuete" de Carlos Menem y que durante su gobierno manejaba, desde el ente que regulaba las obras sociales, una caja de 30 millones de dólares mensuales.
Fue, también, el poder detrás de varias intervenciones en el PAMI. El mandamás de Chacarita Juniors y de sus temidos barrabravas. El amigo del Coti Nosiglia y de Bernardo Neustadt. El que quedó asociado con la quema de urnas en las elecciones de Catamarca, en 2003. El que, por esos disturbios, estuvo a punto de perder su banca de senador nacional, pero que finalmente fue salvado por el PJ y una frepasista. El actual diputado nacional y jefe de una fracción disidente del sindicalismo que agrupa a unos cincuenta gremios, la CGT Azul y Blanco, enemiga a muerte de Hugo Moyano.
En la entrevista de una hora y 40 minutos con Enfoques, en su oficina del sindicato gastronómico, en Avenida de Mayo al 900, el polémico Barrionuevo negó sistemáticamente su relación con cualquier hecho violento en que se lo haya involucrado: "Trato de hacerme respetar, pero no soy violento", dijo. No obstante, admitió que "hay violencia hasta en la Ucedé y un sindicato no es un convento de las carmelitas". Además, afirmó que alienta la renovación sindical, pero bromeó con que nunca piensa en irse del gremio porque tendría que "volver a agarrar la bandeja" y advirtió: "Esta es mi vida. Que me ganen las elecciones".
Crítico como nunca, anticipó que "en no mucho tiempo" intentará desplazar a Moyano de la conducción de la CGT y, sobre todo, se mostró implacable en su ataque contra los Kirchner, sobre quienes vaticinó que "van a ir presos" porque, dijo, "no hay presidente que haya delinquido y robado tanto como en este gobierno".
-¿Por qué no le gusta Cristina Kirchner?
-Me defraudó. La veía una mujer vehemente, inteligente, a pesar de que nunca tuvo experiencia en la gestión. Siempre fue una legisladora mediática. A esta altura, llegando al año de gestión, diría que es un fracaso total porque ella no es la Presidenta. Sigue siendo presidente su esposo. Ya en enero dije en Mar del Plata que se venía una inflación del 30 por ciento y que era lamentable que no hubiera asumido con un gabinete nuevo.
-¿Qué pretende Néstor Kirchner?
-(Piensa) El enemigo público número uno que tuvo y que tiene Cristina se llama Néstor Kirchner. Le dejó un gabinete totalmente sospechado de corrupción... Creo que van a ir todos en cana. Después le dejó los conflictos de la corrupción, de la inflación, de la prensa. Le ha dejado una herencia difícil de domesticar. Es que los Kirchner son comos los chicos: no tienen noción del peligro. Por eso están cada vez más solos. Lo que tenemos hoy es un gobierno sin crédito político.
-¿Este gobierno es peronista?
-(Piensa) Para mí, nunca lo fue. Fui el primer peronista al que vino a buscar Kirchner para llevárselo puesto. Me quisieron echar del Senado acusándome de que había quemado las urnas en Catamarca. Nunca se pudo probar...
-Pero usted es autor de algunas frases que parecieron una invitación a quemar las urnas: "Si no se ponen las boletas del justicialismo nos llevamos las urnas a las unidades básicas y votamos allí", por ejemplo.
-Es cierto, son frases que se dicen en la campaña, en la calentura. Lo que pasa es que no es fácil hacer oposición a un gobierno en una provincia como Catamarca, donde hay pobreza total y donde se manejan con muchas prebendas.
-Como peronista ortodoxo, ¿le preocupa que haya algunos montoneros tan cerca del poder?
-Pero algunos son de pacotilla, hay que ver quiénes son montoneros. Algunos mienten. Nunca tuve problemas de raza, de credo. Soy apostólico, cristiano... y peronista. Allá ellos.
-¿Y no hay nada que le guste de este gobierno?
- Antes teníamos un Kirchner que, no lo voy a negar, era un tipo que laburaba. Por supuesto dentro de lo que era su unicato. El error de Kirchner es no haber tenido un gabinete: tuvo empleados. A partir de allí él se equivocó creyendo que era el superministro de todos los ministerios. No conozco ningún gobierno en el que se haya delinquido y se haya robado tanto como en éste. Ningún presidente que haya tenido amigos, entre comillas, en las empresas más importantes que dominan el juego, el agua, el gas, los bancos, la electricidad, las obras públicas...
-Pero usted habla como si no hubiera existido el gobierno de Carlos Menem, envuelto en muchos escándalos de corrupción y con muchos funcionarios procesados...
- Hubo hechos de corrupción y están siendo juzgados...
-¿Ahora hay más?
- Totalmente. Del gobierno de Menem hay un montón de funcionarios procesados y que estuvieron en cana. Y de este Gobierno van a ir unos cuantos. En la cárcel va a haber una "pingüinería". La hipocresía de los Kirchner llevó al hartazgo por esto de que por izquierda defienden los derechos humanos y por derecha malversan fondos.
-¿Y qué piensa de Moyano?
- También me defraudó. No se olviden de que soy el que impulsó la conducción de Moyano al frente de la CGT. Necesitábamos una CGT fuerte porque sabía que los Kirchner iban a venir por nosotros, los sindicalistas. Pero lamentablemente hubo un manejo unipersonal de Moyano, que empieza a adueñarse de afiliados de otras organizaciones sindicales. Un gravísimo error. Como cuando acuerda el tope salarial del 16,5% en 2007 y del 19,5 en 2008, que fue en desmedro del salario de los trabajadores. Hoy vas a pedir que te reabran las paritarias y te dicen: "¡Ni loco!".
-¿Cree que Moyano es más fiel a los Kirchner que a los trabajadores?
- Moyano se está dando cuenta de que él cometió errores que perjudican la lucha por reivindicaciones salariales que él emprendió en su momento. Pero cuando se hace socio de los Kirchner deja de lado eso y lo que hace es ponerse al servicio del Gobierno. Lo que pasa es que ahora él conoció el poder y no lo compartió con la CGT. No tuvo suficiente capacidad e inteligencia para compartir. Eso lo llevó a ser hoy secretario general de la CGT por casualidad. No va a pasar mucho tiempo hasta que barajaremos y demos de nuevo y así tendremos una nueva conducción de la CGT, que no será de Moyano ni de Barrionuevo.
-Me parece que hay un paralelismo entre ambos. Usted fue el Moyano de Menem, defendiendo el modelo a rajatabla, disfrutando el poder...
- No, no, para nada [molesto]... No disfruté de las mieles del poder de Menem. Al año y medio me fui del gobierno y en mi gestión en la Ansal [ N. de la R.: que administraba la plata de las obras sociales] compartí con todo el movimiento obrero. Normalicé todas las obras sociales. Todas. Y sin pedir un mango de coima a ningún sindicato. Por eso camino con la frente alta.
-Pero usted también avaló las privatizaciones, su gremio participó del negocio de las AFJP...
- El tema privatizaciones no lo avalé. Quienes asumieron esa responsabilidad fueron los propios gremios del Estado...
-Usted no era una voz crítica, acompañó las políticas de Menem...
- ¡Pero cómo no las voy a acompañar si prácticamente yo soy el que hice a Menem! Lo que pasa es que al año y medio tuve problemas y me pelée con algunos funcionarios. Fundamentalmente con Cavallo [Domingo]. Con él nunca compartí nada. Lo mismo que con Kirchner: había un problema de piel y sabía que nos llevaba al hundimiento total.
Varios gremios formamos parte de algunas AFJP, pero nosotros vendimos nuestra parte porque sabíamos que iba al fracaso. Estoy de acuerdo con que se eliminen las AFJP, pero no con que la plata la administre Kirchner. Si tenés superávit, hay que darle la plata al jubilado. A Kirchner no le daría ni una moneda para que me la cuide. Si todavía no trajo al país los fondos de Santa Cruz...
-¿Qué le parece el reciente fallo de la Corte Suprema en contra del monopolio sindical?
- No va a tener ningún efecto práctico. Además, si se aplica es perjudicial para el empleador.
-¿Por el grado de atomización que generará en el sindicalismo?
- Claro, van a aparecer muchos delegados sin ningún tipo de agremiación, inorgánicos. Le pongo un ejemplo: Aerolíneas tiene 10.000 trabajadores y siete gremios. Arreglás el conflicto con seis y no con los pilotos, y no tenés aviones. Lo mismo le pasa a Macri con los docentes. Esto lleva a una anarquía total.
-También puede interpretarse que lleva a una mayor libertad sindical, en contra del aparato tradicional...
- Nooo... Mirá, acá vamos a elecciones cada cuatro años. Cuando aparece alguien con capacidad dentro del gremio, yo lo aliento, lo instruyo, porque uno los tiene que preparar. Tenemos cursos de capacitación de nuestros dirigentes en la Universidad Católica...
-Precisamente, usted declaró alguna vez que capacitaba para que surgieran líderes nuevos, pero que cada vez que había elecciones lo volvían a elegir. Si cree en serio en la renovación, ¿no debería dejar de presentarse como candidato?
- Es que tendría que volver a agarrar la bandeja y ya tengo várices [risas]...
-No quiere ceder nada...
- No, ésta es mi vida, mi prioridad número 1. Ahora, si me ganan las elecciones...
-¿Por qué los sindicalistas no tienen buena imagen? ¿Por qué se enriquecen y tienen un nivel de vida tan distinto del que tienen los trabajadores?
- Cada uno es cada uno y sabrá cómo se las arregla. Mi vida es pública. Camino igual, voy a los mismos lugares... Mi vida es blanca, no es oculta, es transparente, mi familia es transparente. Yo rindo cuentas donde tengo que rendir cuentas, inclusive ante la sociedad. Pero yo llego acá a las diez de la mañana y me voy a las diez de la noche, laburo sábados y domingos también... Si vos no vivís bien... ¿Me entendés?
-¿Qué es vivir bien?
- Que vivas bien, que tengas todo lo que necesitas en cuanto a tu atención, a tu salud, turismo, tus vacaciones... Yo no viajo al exterior. Hace casi 40 años que voy a Mar del Plata y viajo desde hace varios años en febrero a Punta del Este al cumpleaños de Aldo Elías... ¿En qué querés andar si no es en coche? Acá los coches los modernizo cada dos años. Si no, no los valorizo. Si tengo plata para hacerlo... Además, el dirigente hoy tiene que estar tecnológicamente informatizado... Estoy anotado ante la DGI, ante la AFIP, donde quieras... A ver: si yo me peleo con el Presidente tengo que estar dispuesto a que me investiguen...
-¿Y tuvo inspecciones de la AFIP?
-Sí, me la mandó Cavallo. Durante seis años la tuve acá...
-¿Y Kirchner?
-No, pero vienen de vez en cuando.
-Sus críticos dicen que usted nunca trabajó de mozo...
- Que digan lo que quieran [molesto]. Mi vida no fue fácil. Yo trabajé de lavacopas en Catamarca, en una confitería muy tradicional que ya cerró. A los 14 años vine a Buenos Aires. Laburaba de cadete en una ferretería alemana, cerca de la 9 de Julio. También estuve en la construcción, en textiles, en el Mercado del Abasto... Después fui dos años mozo en la confitería San Martín, en San Martín. Y conserje en un hotel alojamiento de Tres de Febrero...
-¿Qué hace en su tiempo libre?
- Juego al golf dos días por semana. Me lo hizo conocer un vecino de Mar del Plata. Me invitó al acantilado y me volví loco cuando vi semejante cancha. La primera vez que le pegué a la bocha la hice volar y eso me emocionó.
-¿Le gusta leer, escuchar música?
- No, odio leer. Yo leo y a la segunda o tercera hoja ya estoy viéndole el final. Eso me quita el entusiasmo. Con las películas me pasa lo mismo. Música, sí, me gusta el tango y el folklore.
-¿Y le gustan los caballos de carrera? Porque decían que tiene un stud con ocho caballos de carrera.
- No, nunca lo tuve. Sí fui un jugador empedernido. Me gustaba el casino, iba al hipódromo y me quedaba desde la primera hasta la última carrera. Cuando conocí a Menem, allá por 1986, dejé todo.
-¿Cómo es su relación con la violencia? Porque parece estar siempre asociado con hechos violentos. Las urnas quemadas de Catamarca, las patotas sindicales, los barrabravas...
- No, yo trato de hacerme respetar. No soy violento, para nada. Nunca les levanté la mano a mis hijos. En Chacarita fui el único que logró erradicar la violencia. Por eso Grondona [Julio, presidente de la AFA] se portó muy mal. Se prendió en la joda de Alberto Fernández y de Kirchner de querer meterme en cana. Algún día la van a pagar. Metieron en cana a Capriotti [Armando, ex vicepresidente de Chacarita], que es más bueno que el agua. Estuvo sesenta días en Devoto. No me olvido. Así como Bergés [Mariano, ex juez] tuvo que renunciar a la Justicia por las maldades que hizo.
-Vuelvo a decirle: en los sindicatos es bastante común que haya episodios violentos...
- Pero si acá hay violencia hasta en la Ucedé, en todos los partidos políticos... Un sindicato no es un convento de las Carmelitas. De cualquier manera, son hechos muy esporádicos. No es lo mismo que antes. Ustedes acá no vieron guardaespaldas. Antes había 10, 15. Yo no uso. Agarro mi cochecito solo y ando solo...
-¿Sabe manejar armas?
- No, ¿para qué las voy a usar? No quiero que me pase como a Piumato. [Julio, dirigente judicial, que se disparó accidentalmente en un testículo durante una protesta callejera]
-¿Qué representa el poder para usted? ¿Es importante?
- Siempre jugué a lo máximo. Pude haber ostentado poder en el gobierno de Menem. ¡Quién me podía haber discutido algo a mí, si tuve un rol preponderante! Pero no supe aprovechar el poder en esa época.
-Aunque lo tuvo...
- Nunca tuve conciencia de eso... ¿Sabés qué es el poder? Poder es realmente cuando te atienden el teléfono y te resuelven los problemas.
© LA NACION

Mano a mano

Recién al final, molesto con la insistencia sobre por qué hay tan poca renovación sindical, Luis Barrionuevo perdió cierta compostura que había mantenido en la charla y dijo, con su peor cara: "¿Y por qué hay tan poca renovación de los periodistas?". De todas formas, antes había contestado a todo sin perder la amabilidad. A su manera, claro está: a veces negó lo innegable, lo que figura hasta en los manuales de historia. Y fueron reiterados sus intentos de quedar como un discípulo de Gandhi, un inclaudicable defensor de la democracia, un transparente dirigente sindical. ¿Qué debe hacer uno en esos casos? ¿Aceptarlo en silencio? ¿Repreguntar hasta el cansancio, hasta convertirse casi en el protagonista del diálogo? Lo obvio: en muchos casos, lo mejor es dejar hablar. Y que cada uno saque sus propias conclusiones. Luis Barrionuevo sigue siendo el mismo de siempre. Se nota que le duele no haber llegado a la gobernación de Catamarca. Elogia a Duhalde y admite que trabaja para que el PJ, que él dice representar, vuelva al poder en 2011. Y es tan políticamente incorrecto que confiesa lo inconfesable: odia leer. Parece un Mr. Hyde que perdió su Dr. Jeckyll.