jueves, agosto 20, 2009

LES ROMPE LAS PELOTAS

¿LES ROMPE LAS PELOTAS?
por Horacio R. Palma.

Uno va caminando

pensando en sus cosas. Va caminando entre la gente y sumergido en el ruido del mundo. Y de repente un chasquido. Un chasquido fuerte entre el papel y los dedos. Algo tan simple. tan elemental. Basta ese chasquido para que nosotros salgamos del ensimismamiento y prestemos atención. Levantamos entonces
la
mirada. No se a ustedes, pero a mí, las cosas sencillas me
sorprenden más que los grandes fuegos de artificios. Antes, mucho antes, pero no tanto. cuando uno aludía a la "Familia
Militar", aludía no solo a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad en actividad, sino también a los retirados, a
sus familiares directos, y a gran parte del Personal Civil de las Fuerzas Armadas y de Seguridad que se sentían identificados con esas Instituciones, y que compartían sus mismos objetivos y sus mismas aspiraciones.

Supongo que habrá datos ciertos sobre el número de personas que componen hoy la "Familia militar", pero yo no los tengo. De todos modos, debe ser un
número importante. aunque no exista como "familia".
La política oficial contra el personal militar y de fuerzas de seguridad,
sin distinción de jerarquías y responsabilidades, que
combatió a los terroristas que atacaron a la República Argentina durante los gobiernos constitucionales de: Frondizi, Guido, Illia, Perón e Isabel; ha
llegado a su punto culminante en el presente, con la prisión política y posterior enjuiciamiento ante tribunales especiales y parciales, de quienes eran por entonces jóvenes oficiales, suboficiales y civiles que cumplían las órdenes emanadas de sus Comandantes en Jefe y Presidentes de la República Argentina.
Estoy hablando de los 70, pero también estoy hablando de hoy. La unilateral política, mal llamada "de Derechos Humanos", los mal llamados "crímenes" mal declarados de "Lesa Humanidad", la persecución ideológica, los escraches, la jurisprudencia retroactiva, el juzgamiento de cosas juzgadas, la anulación de las leyes de pacificación nacional, sancionadas por las Instituciones democráticas de la
República Argentina, que se conocieron como de "Obediencia Debida y Punto Final", sacar a los imputados de la jurisdicción de sus jueces naturales, la anulación de los Indultos Presidenciales otorgados por presidentes elegidos democráticamente, la cárcel con prisiones preventivas que exceden los tiempos legales, la pretensión de juzgar una guerra con el Código Penal, la vergonzosa aceptación de testigos falsos, y toda otra impúdica felonía jurídica que les venga a la mente; todos estos hechos han sido atropellos cometidos por un Poder Ejecutivo irracional, un Poder Legislativo complaciente, y por un Poder Judicial obedientemente cobarde. "No es grave cometer un error. Todo el mundo lo comete. Lo grave es persistir en él, agrandarlo y justificarlo", dijo Lenin. exactamente, es tan grande la torpeza de quienes nos gobiernan, y tal su empecinamiento en lograr la destrucción de las instituciones y de la producción. que terminarán por hartar a la sociedad. Las últimas elecciones han sido un claro ejemplo.
Algo digno de destacar, es que, a pesar del persistente hostigamiento político, de las aberraciones judiciales y de la total falta de garantías del gobierno de los Kirchner para con los soldados que combatieron al terrorismo en Argentina, los miembros de La "Familia Militar" (salvo contadas excepciones) ha acatado siempre la ley y se han sometido a derecho siempre. aún sin haberlo recibido nunca.
Los soldados de ayer, hoy son presos políticos esperando un juicio cuyo veredicto está cantado. Han sido deshonrados, han humillado directa e indirectamente a sus familias, y son considerados los únicos responsables de una tragedia de la que debe hacerse cargo la República toda.
Si bien no me caben las generales de la ley, digo, si bien no pertenezco yo a la "familia militar", confieso que al principio, pensaba que en algún momento, los familiares de los presos políticos abandonarían su mudez. Hoy, después de 8 años de espera infructuosa, la esperanza se me ha desvanecido casi por completo.
Tengo la sensación, al hablar con muchos de sus integrantes, que a La "Familia
Militar" le han quebrado la moral. Le han aniquilado su voluntad de lucha.
Un soldado que en los 70 luchó contra ese terrorismo que bañó de sangre a la Argentina, me cita una frase del antiguo estratega chino Sun Tzu: "Tzu dice dos cosas fundamentales: Uno. Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. Dos. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar".Estimado lector, por favor, vuelva a leer los dos conceptos.
Desde el último advenimiento de la democracia, los terroristas argentinos y
sus acólitos han aplicado inteligente y minuciosamente estos dos principios a
rajatabla.
Y una vez en el poder, su ensañamiento ha ido creciendo. Envalentonados con nuestro miedoso silencio, ellos llevan más de 25 años engañando al pueblo sobre la verdad de aquella guerra. Y esa tenacidad ha dado sus frutos: han sometiendo
nuestra voluntad de lucha, y han quebrando casi definitivamente la moral de sus antiguos oponentes.
Hoy, la "Familia Militar", o lo que queda de ella, está desorientada.
Sus líderes naturales no la conducen ni atienden sus necesidades, su accionar es
disperso e individual, por ende, casi inútil. Hoy, la "Familia Militar" parece derrotada moralmente. ¿Porqué las esposas y los hijos de los presos políticos no están en las calles?...se pregunta uno. "Por miedo", justifican algunos. ¿Miedo o
vergüenza?, es la pregunta que me brota rápida.
Y sea cual fuere la respuesta, la verdad es una: Parecen derrotados.
A diferencia de otros sectores de la sociedad a los que los Kirchner intentaron doblegar, la "Familia Militar" anda dispersa en luchas individuales.
Todos hemos sido testigos del golpe feroz que este gobierno de soberbios ha recibido en las últimas elecciones.
Comparemos la estrategia de las entidades del campo en su oposición a las políticas gubernamentales: Sectores rivales históricamente supieron salvar sus
diferencias.

Se unieron en el reclamo entidades que antes no podían compartir una mesa.
Unificaron política y discurso. Todos reclamaron y dijeron lo mismo. En las rutas, en las calles, en las plazas, ante las autoridades o ante los medios de
comunicación. siempre el mismo mensaje. "Estamos hartos.".
Un año después, la dirigencia del campo llenó el Congreso de representantes.
Desde hace mucho tiempo, el gobierno nacional viene trabajando operaciones
psicológicas a fin de tratar de crear un ambiente institucional que permita quebrar la moral de
la Fuerzas Armadas. Es un mecanismo de lucha que les ha permitido entrar en el subconsciente de los integrantes de la "Familia
Militar".
Así, el gobierno ha podido moldear a los nuevos "soldados" con una conciencia donde se politice la acción de la fuerza armada.
¡Ahí está la acción terrorista!, golpear y golpear la moral institucional hasta relajar por humillación a sus integrantes. Y el objetivo, lamentablemente,
parece estar cumplido. Han quebrado a las Fuerzas Armadas, institucional, y
generacionalmente.
Las Fuerzas Armadas y de Seguridad son instituciones piramidales, rígidas, regidas por la disciplina y especialmente por la moral. Y todo eso carcomió el
enemigo.
La "Familia Militar" ha sido derrotada con lamentable facilidad.
Escucho y veo a parte de esa "familia militar". Salvo contadas excepciones que
todos conocemos, la mayoría ha perdido su autoestima. Ha perdido
su honor, y lo que es más trascendente, ha olvidado sus responsabilidades para con la Patria.
El enemigo les ha quebrado la voluntad. Los ha sometido sin luchar.
"Nunca dejamos a nadie abandonado en el campo de batalla." esa frase la he
escuchado decir mil veces a los Infantes de Marina en las películas. Uno la escuchaba y se emocionaba. Ahora, cada vez que la escucho, mi alma viaja al Penal de Marcos Paz, que es emblema de los soldados humillados, pero
también a todos los demás penales y hospitales de la Argentina donde están confinados al olvido los Presos Políticos de Argentina, como abandonados a su suerte. Escucho y leo con atención a toda nuestra "propia tropa". Unos afirman que los presos políticos son las Víctimas del terrorismo de hoy. Otros, piensan que los presos políticos de Argentina son las bajas de la nueva guerra.

Sea como sea, si la película de guerra fuera hecha en Argentina de hoy, aquella frase que escuché mil veces decir a los infantes, debería volver a escribirse. En la película de la guerra argentina debería decir: Perdón Camaradas y Amigos.
los abandonamos. Arréglense como puedan!
Y lloro con bronca. Y lloro desconsoladamente.

Michel Foucault en "Genealogía del Racismo" respecto del papel fundacional de la guerra en la creación de los Estados, invierte la famosa frase de
Carl Von Clausewitz, "la guerra es la continuación de la política
por otros medios", y dice: "la política es la continuación de la guerra por otros medios".
Viendo el espectáculo mediático y político en el tratamiento a nuestros presos
políticos, es obvio que el enemigo ha continuado su guerra en la política.
La "Familia Militar" ha arriado las banderas y se ha entregado mansamente al silencio.
Quedan unos pocos "loquitos" escribiendo. Algunas "impresentables" gritando en
la Plaza. Unos pocos "dinosaurios retirados" haciendo lo imposible para que los soldados presos no se sientan abandonados.
Todo lo que quieran. pero al menos esa gente no ha claudicado ante el enemigo.
Yo prefiero, sinceramente, a los "loquitos, las impresentables, y a los dinosaurios" inclaudicables, antes que ese incomprensible silencio de "sálvese
quien pueda", que escucho por debajo del miedo general de los familiares de
los presos políticos.
Tómense estas palabras, no como un reproche, sino como un respetuoso y personalísimo pedido a la "Familia Militar", o a lo que quede de ella.
¿Hasta cuando seguirán mudos ante esta política de humillación?
¿Les ha servido para algo?
Al principio del silencio, había 30 presos. Hoy, son casi 700.
Si las esposas, los hermanos, los padres, los hijos y los nietos de los soldados presos en las cárceles de los Kirchner creen que soportar en silencio la humillación, es su aporte a la pacificación nacional. aunque no lo comparta, lo acepto.

Pero entonces quiero que lo digan con claridad.
Quiero saber si el silencio es miedo, es estrategia, o es aporte a la pacificación
nacional.
Quiero saber si a los familiares de los presos políticos les rompe la pelotas que haya "loquitos" escribiendo, "impresentables" reclamando libertad en las plazas, o" dinosaurios" empeñados en no olvidar a los presos.
Si el silencio en el reclamo es miedo. Los invito entonces a que lo pierdan,
y se sumen al grito de los que desde hace años gritan el reclamo. Los invito a que se unan a las que, desde hace años gritan en las Plazas y en las calles. Los invito a que ayuden a los que desde hace tiempo, trabajan para que los presos no se sientan abandonados a su suerte.
Digo, así no tendrán que bajar la mirada cada día de visitas, cuando sus familiares, sus camaradas o sus amigos presos le pregunten qué están haciendo por ellos allá afuera.
Y si les rompe soberanamente las pelotas que haya gente gritando por los suyos, como ahora yo, por favor, me mandan un mail y me avisan.


Horacio R. Palma
horaciorpalma@yahoo.com.ar