jueves, junio 03, 2010

LA FIESTA DE LOS UNITARIOS

LA  FIESTA  DE  LOS  UNITARIOS
                                                                           Hugo Esteva

Corría 1974 y el Dr. Luis Alberto Barnada, lúcido patriota responsable del Nacionalismo de Concordia, a quien la provincia de Entre Ríos fue incapaz de ofrecer, ni en la vida ni en la muerte, el destacado lugar que su inteligencia y su hombría de bien hubieran merecido, me señaló con absoluta justeza: “Los subversivos actuales son el equivalente a los unitarios del siglo diecinueve”.
Sería difícil encontrar definición más precisa, síntesis de una vida desvelada por la patria, conocedora de gentes, estudiosa del Derecho, sabia en materia histórica e iluminada por la verdadera Fe. Y no exagero por razones de honrosa amistad porque desafío a encontrar una pintura más sencilla y más exacta de estos montoneros y erpianos que, transformados en funcionarios del Estado -como los unitarios- gobiernan nuestro desavenido país.
Son ellos quienes, a espaldas del pueblo que festejó con espíritu mucho más limpio, vinieron a cerrar la conmemoración del Bicentenario con un dispendioso festival del resentimiento.
No me voy a detener en la crónica que debería incluir desde el literalmente desmoronado perfil de nuestra retocada Presidente, hasta la impecable soberbia de Mme. Carlotto, pasando por las transgresiones alimentarias de Hebe de Bonafini, quien gusta satisfacer esa y otras necesidades fisiológicas en los templos de nuestra religión (obsérvese en You Tube cómo saborea golosa un cafecito en pleno Te Deum de Luján). Pero lo cierto es que las carrozas que cerraron el desfile resultaron, más allá de algún acierto parcial, un monumento al rencor.
El rencor con que, usando los dineros del pueblo, están escribiendo y dictando en clase una historia oficial falsificada, a la manera de sus mentores del siglo inicial. ¿Qué otra cosa que un nuevo Grosso es Felipe Pigna? Empresarios ricos y superficiales de la historia sobresimplificada y políticamente correcta –como les enseñó el piola de Félix Luna- estos nuevos autoritarios del saber incompleto no hacen otra cosa que reeditar la Historia liberal desde más lejos, pero siempre funcional a similares intereses ajenos a los de la nación. “Globalización Argentina” debería llamarse su colección adaptada a los “Derechos Humanos” que barren fronteras y debilitan las patrias. Porque así como en España, en una aberración no suficientemente difundida (El País, 11/V/10, pág. 11), el propio fiscal de la causa defiende al acusado juez Garzón, aquí también todo proceso judicial que ayude a la izquierda goza de una extraterritorialidad tan arbitraria como anti-soberana. Y el conjunto, con los “crímenes imprescriptibles”, la “lesa humanidad” y todas las sagradas ecologías, va creando los sostenes de un orden que no es otro que el del Mundo Uno, ese que va a intentar venir a gobernar nuestras naciones desarmadas y exhaustas. Muestra acabada es la condena que la Corte de Justicia de Europa ha impuesto a Italia por conservar crucifijos en los lugares públicos.
El gobierno, la “cultura”, las “madres”, las “abuelas”, la gran mayoría de nuestros jueces, todo estos unitarios del siglo XXI son parte de un aparato centralista que ya no sólo quiere concentrar el poder en Buenos Aires para desde allí negociarlo ante el mundo del dinero, como hacían nuestros también políticamente correctos y falsos próceres del XIX, sino que lo encabezan derecho a los centros mundiales porque forman parte directa de ellos. Y, si no, que nos expliquen quién los ha bancado en sus dorados exilios -como el de aquellos viejos unitarios- para que, si nos toca, no nos tengamos que dedicar a pedir limosna aquí enfrente, en Carmelo nomás. Claro que, para eso, tendríamos que poder tolerar la transfusión incompatible de su moral revolucionaria –esa que ignora la verdad- con la que “construyen poder” junto a Néstor.
Estos vivos, ex–reprimidos que no dudan en echar a una sencilla maestra de provincia por ser patriota y destacar a Galtieri como a quien nos llevó a enfrentar al archi-enemigo poder inglés, son los que han aprovechado la euforia del Bicentenario para hacer desaparecer del mapa los Fondos robados en Santa Cruz y negociados por los Kirchner en los centros usurarios del mundo. Y pueden hacerlo porque cuentan con la complicidad de la enorme mayoría de una oposición que, lejos de estar comprometida con la verdad, se aferra sólo a la continuidad de sus ventajas. La falsa oposición que, por eso mismo, a la hora de rendir homenaje a los hombres de Mayo eligió –amontonada con el oficialismo- a Moreno, emblemático protounitario jacobino y anglófilo.
La pelea no es nada fácil. Pero como a todos estos la mentira los hace morderse la cola, la patria y el pueblo que la festejó se los van a llevar puestos. De nuestra parte, es cuestión de no cejar.