miércoles, septiembre 22, 2010

TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES

LA REVISTA DEL FORO
                                           SUPLEMENTO ESPECIAL
                                                    
                                  martes, 21 de septiembre de 2010

                  
COLUMNISTA
   
DR. ABELARDO ´PITHOD


TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES                   TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES                   TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES                   TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES                  


TROTSKY Y LA TOMA DE COLEGIOS
EN BUENOS AIRES


Ha habido una toma de colegios en Buenos Aires por parte de sus alumnos. Son, en realidad, un grupo relativamente reducido, pero con capacidad operativa como para interrumpir las clases, tomar los edificios y cortar calles.  Eso sí, contaron con el respaldo público de la Presidenta de la Nación, la que, en otro alarde de irresponsabilidad, les manifestó su apoyo. Entre los chicos un locuaz vocero no se inhibió de proclamar su ideología “trotskista”. Para comprender mejor qué querían decir estos jóvenes debemos hacer un poco de historia.  

León Trotsky, seudónimo de Lev Dravidovich Bronstein, fue un líder comunista ruso, pieza clave de la revolución bolchevique de Octubre de 1917. Hijo de una familia de clase media, tuvo a su cargo la parte militar del movimiento revolucionario y  comandó el ejército rojo en la guerra civil posterior. Un tiempo después Trostky se enemistó con Stalin, sucesor de Lenín, y debió exiliarse para pasar a deambular por el mundo con sus proyectos de “revolución permanente”, siendo al fin asesinado en México por orden del propio Stalin.       

Uno se pregunta qué piensan esos chicos de Buenos Aires que juegan en el 2010 a una revolución de la que no deben tener más que pocas y muy confusas ideas. Las preguntas surgen espontáneamente. La primera es quiénes son sus mentores. Luego, qué saben los chicos de aquel líder comunista que contribuyó a crear un imperio, el imperio soviético, que colapsó 70 años después (1989) y del que hoy no queda ni rastro. Qué saben a ciencia cierta de un sujeto con millones de muertos en su haber, y qué tiene que hacer su fantasma en el Buenos Aires de hoy. Lo más inquietante es cómo pueden remitirse nuestros adolescentes a un recuerdo tan odioso de un pasado que parecía felizmente muerto. Sin embargo, en Mendoza, en varias facultades de la Universidad Nacional de Cuyo, otros estudiantes, esta vez universitarios, se remiten también a este bizarro y extemporáneo patrono, León Trostsky

Quizá  a los jóvenes les haya quedado sonando lo de “revolución permanente”. La revolución permanente, con distintos nombres, ha atraído siempre a los jóvenes, a juzgar por los datos de  la historia. Pero hay un ingrediente propio de la Argentina muy bien señalado  por el periodista Carlos La Rosa en Los Andes del 12/09/2010, cuando compara nuestras conductas públicas a las de los Locos Addams.   En nuestro caso unos chicos toman establecimientos escolares, la Presidenta los apoya, los aspirantes a revolucionarios se remiten a Trotsky y sus ausentes papás no aparecen ni entre bambalinas. Todo de locos, efectivamente.  

Tenía que ser una mujer y desde una silla de ruedas, la dirigente Gabriela Michetti, quien se animara a decirles a los chicos “trotskistas” que se pusieran ellos a reparar sus escuelas, a limpiarlas, las lijaran y pintaran si las querían ver acordes a su autopercepción de estatus. Estos chicos no pagan para ser alumnos, mientras los chicos pobres deben trabajar para recibir alguna educación, o resignarse a no tener ninguna. Recordó la dirigente Michetti que ella, siendo estudiante secundaria, había trabajado reparando su escuela los fines de semana. Pero claro, esos chicos trotskistas, los fines de semana duermen la juerga correspondiente. ¡Es que los tiempos cambian! Por lo demás, no es temerario pensar que esas aulas seguramente están como están por los desmanes de los propios usuarios.

Así estamos los argentinos, reclamando derechos sin sentirnos obligados a cumplir deberes. Una ecuación que no cierra.

Mientras, alrededor nuestro, Chile, Uruguay, Perú, Brasil emprenden con éxito el camino de la sensatez.