lunes, agosto 22, 2011

Carlos Manuel Acuña.


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Ganó la pastilla de cianuro
 
¿Qué sucederá? ¿Podrá desmentirse este muro de sospechas desperdigadas que recogemos para anudarlas en este apretado informe que ya no es único?
 
Por Carlos Manuel Acuña
 
   
En realidad, el kirchnerismo no obtuvo más del 35 por ciento de los votos. Fuentes seguras e independientes que siguieron detenidamente el desarrollo de los comicios y pudieron consultar donde corresponde, elaboraron un cuadro con los números lentos y pesados y se sentaron a esperar la evolución de los acontecimientos. Pasados los primeros momentos -tal vez demasiado largos- de una sorpresa que aún no concluyó, la presunta oposición comenzó a mirar a su alrededor y a sopesar que sucederá de aquí en adelante. Las versiones iniciales, los comentarios cargados de anécdotas y detalles, los análisis más sugestivos ingresaron con sus inquietudes en el agotado mundillo de la política mientras los más apresurados iniciaron el transitado camino de la resignación. Los más débiles creyeron que todo estaba perdido y los más serenos llegaron más rápido a la realidad: los números imposibles no obligaban a nada, excepto a revisarlos.
 
Esto es lo que se hace en estos momentos con conclusiones imposibles de predeterminar. Si se descubre que los números fueron alterados cibernéticamente como todo parece indicarlo pese al blindaje de la eventual operación, sólo cabe lo más difícil: demostrarla. En el medio se ha instalado un debate cada vez más tenso que acaba de iniciarse; según cómo evolucione incidirá en el futuro cada vez más cercano. ¿Es posible que el oficialismo nacional recupere a expensas del derrotado Rossi el papel alcanzado en Santa Fe? ¿Es viable que en la Capital Federal donde el macrismo dobló en votos al kirchnerismo haya sido superado por la rechazada figura de Cristina Fernández y que en Córdoba el victorioso De la Sota deba aceptar así como así una realidad adversa y bochornosa? ¿Es posible que sólo en San Luis, dominada por los Rodríguez Saá, el cristinismo pueda levantar en otras provincias la bandera de la victoria? Todos, absolutamente todos recuerdan que los asesores de la Presidente le recomendaron que desaparezca de los primeros planos de la propaganda por el rechazo que generaba en la opinión pública, es decir, que hasta en la Casa Rosada se preparaban para una tremenda adversidad, tremenda por sus consecuencias y tremenda por su dimensión.
 
¿Qué sucedió en el conurbano donde los barones de esa inhóspita región habían prometido votarlo a Duhalde quien les recomendó que organizaran en silencio su propia autodefensa por el peligro que afrontarían si ganaba el kirchnerismo? ¿Cuál fue el milagro que hizo que en el distrito de Carilino -el primero en concretar públicamente su adhesión al ex gobernador y ex presidente de la República- cayera como cayó? ¿Cómo se explica con un mínimo de racionalidad que el campo, triunfante cuando la 125, modifique su racionalidad y vote contra sí mismo y se arriesgue a soportar a esta altura del año a un Guillermo Moreno apartado transitoriamente de los primeros planos preelectorales pero dispuesto a aumentar las retenciones para que el Estado llene sus arcas agotadas...? Para nadie es un secreto que después de octubre y con la entusiasta colaboración de los jóvenes rentados de La Cámpora, se preparan medidas para incautarse de la renta o que una devaluación que espera a la vuelta de la esquina producirá efectos económicos imposible de modificar.
 
Exactamente un minuto después de cerrado el comicio -ni un segundo más, ni un segundo menos- las pantallas televisivas anticiparon que "Cristina ganó" y los más audaces informaron que el porcentaje estaba en vías de alcanzar el ansiado 50 por ciento que después, con prudencia, fue descendido a la espera del momento oportuno para reinstalar esa premisa indispensable para la propaganda que apunta a evitar la peligrosa segunda vuelta después de octubre. Al comienzo, con lógica renuencia, la idea del fraude se asoma con cierta timidez hasta que llega el momento de la reflexión, del análisis sereno que agrupa datos y circunstancias ¿Que las urnas no pudieron revisarse y sólo se mostraron los telegramas con el cierre de las mesas? ¿Que no se dieron los números correspondientes a cada una de ellas? ¿Que faltaron boletas quitadas de los cuartos oscuros? Esto es nada más que un comentario menor frente a la dimensión de las cifras totales. ¿Un millón de votos en blanco en la provincia de Buenos Aires? Si continuamos con este cuestionario, con esta sumatoria de noticias que engrosan un cuestionado proceso que va mucho más allá de las formales protestas que hoy formulará el duhaldismo ante la Justicia, podríamos escribir una verdadera guía cuyos resultados serían, por más pesados que sean, un magro alimento para un debate interminable que se extendería hasta que nos caigan encima los próximos comicios, ya definitivos.
 
Por cierto, la etapa que se abre afectará negativamente al cristinismo que, de golpe, parece haberse convertido en una verdadera fuerza política cuyo emblema, por lo que significa y por lo que dijo la misma Cristina Fernández al cerrar su discurso triunfalista con la referencia a la memoria parcializada retrotrajo, más aún, a la Argentina a los años terribles de los setenta, cuando las dirigencias terroristas cómodamente instaladas en Europa propiciaron a sus seguidores que afrontaran la lucha que habían desatado con una pastilla de cianuro escondida en su boca para el caso de que cayeran prisioneros. ¿Eso es lo que hicieron los electores argentinos este Domingo? Creemos que no; nadie se suicida políticamente y los hoy beneficiados por los subsidios y planes para escaparle al trabajo, pese a la pachorra que despiertan las circunstancias que viven, no pueden dejar de sospechar al menos, que esa situación no es eterna y que algún día no muy lejano, deberá suspenderse como todos evalúan.
 
Es imposible reunir hoy, a cuatro días de cerradas las urnas, todos los componentes de este escenario amenazante, máxime cuando las voces de la llamada oposición permanecen como abotagadas, aunque la resignación no se ha instalado. Los días que se avecinan, las discusiones plagadas de apetencias y de una propaganda oficial que quiere distraer la atención con lo que sucede en otras geografías -por ejemplo los sucesos en España que permiten de paso atacar la figura del Santo Padre para alegría de Hebe de Bonafini- o el incidente que protagonizó el hijo de Carlos Menem herido de un balazo durante un confuso episodio, merecieron una insistente y sobrepasada repetición televisiva, constituyen hechos demostrativos de que el gobierno preparó una defensa anticipada. En las sedes diplomáticas más importantes se hizo un seguimiento pormenorizado del presunto resultado del Domingo y después del asombro producido por la evolución de las informaciones recogidas, levantan sus miradas a la espera de la reacción, de la adopción de medidas para ahora o para después -es decir, cuando llegue la fecha de los comicios presidenciales- y se cuente con un equipo de imparciales técnicos cibernéticos, excepto que antes lo que dejamos dicho siga otro curso político para una adecuada llegada a la opinión pública.
 
¿Qué sucederá? ¿Podrá desmentirse este muro de sospechas desperdigadas que recogemos para anudarlas en este apretado informe que ya no es único? Una vez dijimos que el kirchnerismo haría lo imposible para no entregar el poder. Más aún, convocamos a un exceso de imaginación para dibujar en la retina la escena de Cristina entregando los elementos del mando a un tercero victorioso en una compulsa que le sería insoportable. Bueno, ese momento no llegó todavía pero acaba de tener un ensayo que cayó como un mazazo o si se prefiere, como el instante trágico de decidirse a tragar la pastilla de cianuro, un acto del que no pocos fueron salvados por quienes hoy están presos.
 
 
18-08-2011