jueves, septiembre 15, 2011

¿Quién cuida a la Presidente?

La entrevista gestada por el piquetero Pérsico trajo consecuencias que motivaron el enojo presidencial por las fallas en la labor de inteligencia previa

Cristina Fernández - Carola Lombardo
Viernes, 09/09/2011 | 12:02 hs

BUENOS AIRES.- La sociedad argentina seguía con la misma ansiedad de una telenovela las alternativas del caso de Candela Rodríguez, no había otro tema en los medios, de pronto, a alguien se le ocurrió que llevar a la desolada madre a la Casa Rosada podía llegar a ser un buen negocio: no fue así.

En efecto, el piquetero Emilio Pérsico concibió la idea de que una reunión entre la Presidente y Carola Labrador,madre de Candela podría provocar quizás un efecto político saludable de índole solidario, a la vez que se enviaba un metamensaje sobre la preocupación oficial por la seguridad.



Incluso hasta podría haberse pensado en una jugada política para debilitar a Daniel Scioli uno de cuyos flancos más débiles es precisamente, la seguridad.

La realidad es que nada de todo eso pasó sino que momentos después de tal exposición, salían a la luz escabrosos detalles de la vida familiar de los Rodríguez: desde piratas del asfalto hasta supuestas relaciones con el narcotráfico. Para más, el crimen de Candela terminaba siendo un "vuelto" interno.

Vendría el enojo presidencial por haber puesto en riesgo su imagen en medio de la campaña, pero ya era tarde. Menos mal que la población hizo otra lectura.

La cuestión de fondo es cómo puede resultar posible que alguien lleve a una persona con tales antecedentes ante la Primera Magistrada, en la propia Sede del Gobierno y los servicios de inteligencia no hayan sido capaces de advertirlo.

Pareciera que a pesar del paso del tiempo y del supuesto cambio de mentalidad, hay cosas que no cambiaron, como la de utilizar los servicios de inteligencia para hacer espionaje interno; "pinchar" teléfonos de políticos, empresarios y de quien haga falta saber, acumular data de ciudadanos pero no cumplir con la tarea que impone una función tan delicada.

Todo país organizado tiene un sistema de inteligencia que estudia posibles escenarios y sí, cuida también su frente interno; pero en la Argentina, los servicios han sido siempre una herramienta política, cuando no el brazo armado de gobiernos de fuerza.

Por el contrario, esos servicios han sido utilizados para fabricar operaciones políticas o de prensa, siempre respondiendo claro a los intereses de turno, pero ineficaces para resolver cuestiones de seguridad general, por ejemplo. Lo ocurrido con la Embajada de Israel y la Amia son casos testigos de que la labor de inteligencia está ocupándose de otras cosas, o no tiene la eficiencia para lograr datos concretos.

Llegar hasta la Presidente es un hecho que debe tener un análisis previo porque aún la entrevista más sencilla puede convertirse en una cuestión de Estado.

Esta vez, parecen haber bebido de su propia medicina..-