martes, agosto 20, 2013

Pequeño diccionario papal.
 
“Hagan lío”, “no balconeen la vida”, “sean callejeros de la fe”: en su paso por Brasil, Francisco dejó una estela de expresiones, algunas muy coloquiales, pero siempre llenas de sentido. Un repaso de las más impactantes.

Pequeño diccionario papal
Crédito foto: AFP
"Este Papa parece nacido para Twitter", decía el Washington Post hace unas semanas. Y es verdad que su lenguaje está sembrado de frases simples pero muy efectistas.
Como era de esperar, el viaje a Brasil dejó un nuevo lote de giros papales. Algunos son conceptos ya conocidos pero, según él, “pasados de moda”, como la solidaridad. Otros, expresiones muy coloquiales que llevan la marca de su condición de argentino y porteño.
A continuación, una muestra del “lexicón” papal:

Hagan lío.
Quiero lío en las diócesis; quiero que se salga afuera, que la Iglesia salga a las calles. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!
No balconear la vida.
Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió, no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús.
Callejeros de la fe.
(A los jóvenes hay que) educarlos en la misión, a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe. Así hizo Jesús con sus discípulos: no los mantuvo pegados a él como la gallina con los pollitos. No podemos quedarnos enclaustrados (cuando) tantas personas están esperando el Evangelio. 
Sudar la camiseta.
Cuando se suda la camiseta tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos parte de una familia de hermanos que recorren el mismo camino, somos parte de la Iglesia.
Cristianos almidonados.
Sé que ustedes quieren ser cristianos en serio, no cristianos a medio tiempo, no cristianos “almidonados”, con la nariz así, que parecen cristianos y en el fondo no hacen nada. No cristianos de fachada (sino) cristianos auténticos.
Libertad chirle.
Sé que ustedes no quieren vivir en la ilusión de una libertad chirle que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido a sus vidas.
Contracorriente.
Les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir contracorriente.
Periferias existenciales y discípulos misioneros.
La posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las periferias… (…). Habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.
Pasado de rosca.
Esta civilización mundial se pasó de ‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida (jóvenes y ancianos) que son las promesas de los pueblos..
Cultura del descarte y exclusión.
En este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo, se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una cultura del descarte. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas están reguladas por dos dogmas: eficiencia y pragmatismo.
Corrupción y esperanza.
Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. Nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar.
Exclusión y dignidad.
El porcentaje de jóvenes sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo; o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas (jóvenes y ancianos) que son el futuro nuestro.
Jóvenes y ancianos.
Por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos. Sepan que en este momento ustedes los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro?
Eutanasia cultural.
Hay una especie de eutanasia escondida, es decir, no se cuida a los ancianos, pero también hay una eutanasia cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar.
Abuelos.
En estas Jornadas de la Juventud (…) los jóvenes saludan a los abuelos con mucho cariño y les agradecen el testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente.
La fuerza de Dios.
Llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo.
Diálogo, diálogo, diálogo.
Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la cultura artística y tecnológica, la cultura económica, de la familia y de los medios de comunicación.
Jesús y la oración.
¿Yo hablo con Jesús? ¿Yo le pregunto: qué querés que haga? ¿Qué querés de mi vida? Esto es entrenarse. Pregúntenle a Jesús, hablen con Jesús. Y si cometen un error en la vida, si se pegan un resbalón (…), no tengan miedo. Jesús, mirá lo que hice: ¿qué tengo que hacer ahora? Pero siempre hablen con Jesús, en las buenas y en las malas. (…) ¡No le tengan miedo! Eso es la oración.
Falsos ídolos.
Muchos jóvenes experimentan fascinación por tantos ídolos que se colocan en lugar de Dios y parecen dar esperanza: dinero, poder, éxito, placer. Frecuentemente una sensación de soledad y vacío entra en el corazón de muchos y conduce a la búsqueda de compensación de estos ídolos pasajeros.
Jugar para adelante.
Chicos y chicas, por favor: no se metan en la cola de la historia. Sean protagonistas. Jueguen para adelante. Pateen adelante, construyan un mundo mejor. Un mundo de hermanos, un mundo de justicia, de amor, de paz, de fraternidad, de solidaridad (…) No dejen que otros sean los protagonistas del cambio. Por ustedes entra el futuro en el mundo.
Alegría.
El cristiano es alegre, nunca está triste. Dios nos acompaña. Tenemos una Madre que intercede por nosotros. No a los cristianos con cara de “luto”. (Sintamos) la alegría de que ha dado a su Hijo Jesús por nuestra salvación.
Solidaridad.
El encuentro y la acogida de todos, la solidaridad, es una palabra que la están escondiendo en esta cultura, casi una mala palabra; la solidaridad y la fraternidad, son elementos que hacen nuestra civilización verdaderamente humana.
Amor y misericordia.
La Cruz nos deja la certeza del amor indefectible de Dios. Es un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer, porque ¡Él nunca defrauda a nadie!
Valores inmateriales.
(Los jóvenes) no precisan sólo de cosas, sino sobre todo (de) aquellos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. En este santuario (de Aparecida) que forma parte de la memoria del Brasil podemos casi palparlos: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría. Se trata de valores que encuentran su raíz más profunda en la fe cristiana.
Vayan, sin miedo, para servir.
Vayan, sin miedo, para servir: siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del Evangelio.
Recen por mí.