miércoles, octubre 16, 2013

Un gobierno de facto presidido por un comunista maoísta – Por Cosme Beccar Varela

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Un gobierno de facto presidido por un comunista maoísta – Por Cosme Beccar Varela


El origen de la fortuna de los Kirchner ha quedado demostrado, con increíble acopio de documentos, por el libro de Nicolás Marquez y Agustín Laje titulado “Cuando el relato es una farsa”.
Ahora quedó en evidencia que tenemos un Presidente comunista maoista: Carlos Zannini, Secretario Legal y Técnico de la Presidencia. No tiene el título pero sí el poder. Ahora lo tiene reconocidamente, a causa de la “enfermedad” de la usurpadora Kirchner y la meticulosa anulación del impresentable Boudou, vicepresidente en “ejercicio” de la Presidencia , como titular del Poder Ejercutivo.
Antes tenía el mismo poder de hecho, porque la mencionada usurpadora por más que los diarios y politcólogos nos quieran hacer creer que es la que decide todo como jefa indiscutida de la banda delictiva que nos tiraniza, es obvio que no es así. Ella no es más que un títere, una artista que representa un papel, pero el poder está en otra parte. Y seguirá estando en otra parte si la Sra. Kirchner vuelve al sillón de Rivadavia.
Que el poder presidencial esté en manos de un comunista maoista es algo que ya se sabía, pero ahora, la “biblia” del idiota, o sea el diario ” La Nación “, lo ha dicho con todas las letras. El 9/10/2013 publicó una noticia en la página 9 con el siguiente título: “El despacho de Zannini, nuevo eje de la gestión”. Y en el texto dice que el hombre de las motos, el vivillo Boudou, que debería ser el jefe de la Casa Rosada , ni siquiera tiene allí un despacho sino que usa uno del Banco de la Nación (quiero creer que será uno de los fabulosos despachos del Directorio que diseñó Bustillo, tal vez ni eso).
“Carlos Zannini – dice la noticia – recibió ayer al mediodía en su despacho (N: en la Casa Rosada , por supuesto) al vicepresidente, Amado Boudou, que ejerce interinamente la Presidencia de la Nación , y le dio las directivas…” (loc. cit. primera columna).
“…Zannini, cuyo despacho es ahora el centro de la toma de decisiones”…”tiene una muy mala relación con el vicepresidente, cuyo origen ideológico está en las antípodas del comunismo maoista que profesa el Secretario Legal y Técnico” (Zannini).
Todas las señoras y señorones de la Argentina – de Buenos Aires en especial – , que leen ” La Nación ” quedaron, por lo tanto, notificados de que tenemos un “presidente de facto” comunista maoista, en una forma totalmente inconstitucional, que está atiborrado de malas intenciones, como su ideología lo indica.
No es que yo lo diga, lo dice ” La Nación “.  ¿Cómo reaccionan esas señoras y señorones ante semejante bombazo político? NO REACCIONAN. He esperado dos días para observar el desalentador panorama socio – político y no he percibido ni la más mínima, modesta, tímida, incipiente señal de alarma. Todos lo leyeron, todos lo pasaron por alto, todos se callaron, todos siguen en su rutinaria marcha hacia el abismo.
Zannini es nuestro amo, nuestro jefe, nuestro dictador, el dueño del poder. Y es comunista maoista. Hace diez años que tiene el mismo poder, aunque hasta ahora lo usaba entre bambalinas. Pero los desertores de las clases cultas, en especial de las clases altas argentinas, se abanican con la noticia, se chupan el dedo, siguen con sus miserables y pequeñas vidas dotadas de placeres de pacotilla, por caros que sean.
Zannini sabe lo que quiere, sabe lo que puede. Él y sus cómplices avanzan con pies de plomo, pero dominan. Mientras los “buenos patriotas” retroceden y tal vez ya ni se den cuenta que son traidores a la Patria que podría ser rescatada si ellos se lo propusieran de la manera debida y con los dirigentes que saben lo que hay que hacer. Pero esos histriones de comedia, odian a estos dirigentes, los denigran y sobre todo, odian pensar, actuar y arriesgarse.
Toda esta comedia del misterioso garrotazo que dejó “knock – out” dos meses después (?) a la señora de Kirchner termina en la revelación extraordinaria de que estamos “gobernados” por un comunista maoista.
Al idiota argentino eso parece no hacerle mella. Si se hubiera informado que el tal Zannini se confesaba nazi – fascista ¡otro gallo cantaría! Ya me imagino el arrebato frenético de las señoras y señorones, acicateados por la prensa y la TV , rechazando ese horror (que sin duda lo sería) con los ojos perdidos en el espacio en imitación de un trance místico.
La historieta de que Boudou es inaceptable porque tiene varios procesos por enriquecimiento ilícito es risible. Los escamoteos de Boudou son “moco de pavo” al lado de los miles de millones que juntaron los Kirchner y sus cómplices, sin que a ninguno de los “opositores” se les ocurriera iniciarles un juicio político a ésta ni al otro. En cambio ahora han descubierto una vena de celo por la honradez en sus conciencias acorazadas contra todo remordimiento, y excluyen la mera posibilidad de que la Constitución se cumpla y que el payaso de Boudou sea Presidente en ejercicio.
Pero no dicen nada contra Zannini, un comunista maoista astuto e inescrupuloso.
El origen espurio de la fortuna de los Kirchner ha quedado demostrado, con increíble acopio de documentos, por el libro de Nicolás Marquez y Agustín La je titulado “Cuando el relato es una farsa”. Es tal el cúmulo de citas verificables para probar las deshonestidades de los Kirchner que contiene, que el libro en sí vale como cabeza de proceso contra todos los Fiscales y Jueces en lo Criminal de Buenos Aires por omisión del cumplimiento de sus deberes como funcionarios públicos, porque no han llevado a cabo proceso alguno para investigarlos.
El libro es una descripción de la cloaca política más infecta que haya conocido el país en toda su historia, abundante en robos y malversaciones desde 1810 hasta la fecha. Pero nadie dice nada. Y es tal el silencio que cabe preguntarse si denuncias como ésta y las de La nata en la TV no son parte de un siniestro programa para pervertir al pueblo acostumbrándolo a aceptar la deshonestidad en el gobierno.
Atrás de eso, vienen los Zannini que quieren más, o sea, quieren acabar con todos los derechos e implantar una tiranía comunista como la de Cuba.