jueves, febrero 12, 2015

El «San Juanito», de Miguel Ángel, se expondrá tres meses en el Prado

La única escultura del maestro que se conserva en España fue destruida en muchos fragmentos y quemada a comienzos de la Guerra Civil. Ha sido completamente restaurada en Florencia

 

 

«San Juan Bautista niño», la única escultura de Miguel Ángel que se conserva en España, propiedad de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y procedente de la capilla del Salvador de Úbeda, se exhibirá en el Museo del Prado del 31 de marzo al 28 de junio dentro del programa «La obra invitada», que patrocina la Fundación Amigos del Museo del Prado.
Obra de juventud del artista, fue donada por el duque de Florencia, Cosme I de Medici, a Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V, quien la envió a España. Formó parte de su capilla sepulcral en su ciudad natal, Úbeda. Desde el siglo XVI estuvo expuesta en la capilla del Salvador de Úbeda, pero en 1936, a comienzos de la Guerra Civil, fue destruida.
El 26 de julio hubo un asalto a la Capilla del Salvador de Úbeda (Jaén), reconvertida en garaje. Cuentan que fue obra de la Sección Ferroviaria de Linares de la CNT. Algunas de las joyas que atesoraba en su interior fueron destruidas: es el caso de un retablo de Berruguete (fue arrancado y quemado; sólo se salvó la figura del Salvador, que no lograron tumbar). También se hallaba allí una escultura de 1,3 metros que representaba a San Juan Bautista niño. No tuvieron piedad con ella: la destrozaron. Solo se han conservado 17 fragmentos, entre ellos un trozo de la cabeza, que fue arrojada a una hoguera. El mármol de Carrara del que estaba hecho quedó ennegrecido irreversiblemente.

Diecinueve años en Florencia

En 1994 los 17 fragmentos viajaron hasta Florencia. Los depositó allí la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que preside Ignacio Medina, duque de Segorbe. Su destino: el prestigioso Opificio delle Pietre Dure, única institución capaz de obrar un milagro de tal envergadura. Diecienueve años estuvieron allí los restos. Durante los diecisiete primeros no se tocaron –la restauración sólo se realizó en el último año y medio–: en ese tiempo se llevó a cabo una ardua y exhaustiva labor de investigación y se buscó la metodología de trabajo precisa, que presentaba no pocas complejidades técnicas. Había que crear las piernas de un material moderno que aguantara el peso de los fragmentos originales: solo la cadera (la zona mejor conservada) pesa 50 kilos; a ellos habría que sumar 30 más, los que pesaban los restos del busto y la cabeza. Las partes nuevas no serían de mármol. Era preciso distinguir lo que es original y lo que no.
Ha sido una restitución fiel de la obra de Miguel Ángel, no una reproducción, un falso histórico. A partir de 17 fotografías antiguas, rescatadas de archivos de todo el mundo, se logró tener una vista de la escultura desde casi todos los ángulos, lo cual permitió la reconstrucción volumétrica en 3D de la pieza: se sabía con total exactitud dónde debía ir cada fragmento conservado y dónde las piezas nuevas. Realizadas en plexiglás y resina, en su interior tienen una estructura de acero inoxidable. Incluso se previó que en un futuro pudiera aparecer algún nuevo fragmento: el proceso es reversible, pues el montaje de la escultura se ha hecho con imanes. Finalmente, se limpiaron los fragmentos originales con láser.
En junio de se celebró en Florencia un congreso internacional bajo el título «Il San Giovannino di Úbeda restituito» para presentar las conclusiones de los trabajos de restitución de esta escultura. Tras explicar la metodología aplicada, se expuso la teoría de su atribución a Miguel Ángel. Ya lo hizo en 1930 Manuel Gómez Moreno, pero sin demasiado rigor metodológico. Ese mismo año la escultura de Miguel Ángel se expuso primero en Florencia y después en Venecia. Ahora llega a España. Durante tres meses se verá en el Prado antes de su regreso definitivo a Úbeda.