jueves, mayo 18, 2017

Cuáles son los tres secretos proféticos de Fátima

Lucía Dos Santos, Francisco Marto y Jacinta Marto, los pastorcitos que protagonizaron las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal
Lucía Dos Santos, Francisco Marto y Jacinta Marto, los pastorcitos que protagonizaron las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal
Las crónicas de los diarios portugueses de la época dieron cuenta del “milagro de Fátima”
Las crónicas de los diarios portugueses de la época dieron cuenta del “milagro de Fátima”
Ambos murieron poco después de las apariciones que conmovieron al país. Francisco, en 1919 y Jacinta, en 1920. La epidemia de gripe terminó con sus vidas. Antes, padecieron las burlas y persecuciones de varios de los habitantes que no creían en sus relatos. Lucía sobrevivió a los males de la época y tomó los hábitos. Ingresó en el Convento Santa Teresa, en Coimbra. Moriría mucho después, en 2005. Fue ella quien escribió "los tres secretos de Fátima" que habían sido transmitidos a los tres, certificados y autorizados por la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano.
Jacinta, sentada junto a su prima, Lucía de Jesús dos Santos. Ambas tienen un rosario en sus manos. Francisco ya había muerto, y poco después sería el turno de la más pequeña de los pastorcitos de Fátima
Jacinta, sentada junto a su prima, Lucía de Jesús dos Santos. Ambas tienen un rosario en sus manos. Francisco ya había muerto, y poco después sería el turno de la más pequeña de los pastorcitos de Fátima
¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la Tierra me han autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves, aquella en la que me manda escribir al Santo Padre. Uno de los puntos que me indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a Dios la oportunidad de un momento más favorable.
Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
– Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
El texto manuscrito de Sor Lucía hecho en 1941 que quedó bajo custodia vaticana. Allí explica los primeros “dos secretos de Fátima”
El texto manuscrito de Sor Lucía hecho en 1941 que quedó bajo custodia vaticana. Allí explica los primeros “dos secretos de Fátima”
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un obispo vestido de blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos ángeles, cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
Juan Pablo II y Sor Lucía dos Santos en un encuentro en 1991 (EFE)
Juan Pablo II y Sor Lucía dos Santos en un encuentro en 1991 (EFE)
"Quien lee con atención el texto del llamado tercer 'secreto' de Fátima, que, tras largo tiempo, por voluntad del Santo Padre, viene publicado aquí en su integridad, tal vez quedará desilusionado o asombrado después de todas las especulaciones que se han hecho. No se revela ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. Vemos a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar. ¿Es esto lo que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del nuevo milenio? O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo? ¿Cómo debemos entender la visión? ¿Qué hay que pensar de ella?", relató el por entonces cardenal Ratzinger, ex refecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
13 de mayo de 1981, Juan Pablo II sufre un atentado en San Pedro. “Una mano materna fue la que guió la trayectoria de la bala”, diría tiempo después
13 de mayo de 1981, Juan Pablo II sufre un atentado en San Pedro. “Una mano materna fue la que guió la trayectoria de la bala”, diría tiempo después
Entre las interpretaciones que se hicieron respecto al "tercer secreto" uno fue discutido entre los emisarios del Papa y la protagonista. El hombre vestido de blanco no es otro que el Sumo Pontífice, quien es víctima de un ataque con arma de fuego. El pasaje de la revelación recordó el atentado que sufriera Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. En aquella oportunidad el papa diría que "una mano materna guió la trayectoria de la bala" salvándole la vida. Años después se conocería que Sor Lucía coincidiría con él.